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Sánchez entra en el cuerpo a cuerpo con Iglesias a las puertas del debate electoral

Pedro Sánchez en el acto de inicio de campaña.

Irene Castro / Aitor Riveiro

Habían pasado tan solo doce horas del arranque oficial de la campaña electoral cuando Pedro Sánchez ha modificado el guión escrito hasta entonces y ha pasado al cuerpo a cuerpo con Pablo Iglesias. A las puertas del debate electoral que supondrá uno de los puntos de inflexión definitivos de la contienda, el candidato socialista ha pasado al contraataque con una interpelación directa a Pablo Iglesias sobre su posición en la futura investidura.

Hace seis días, el líder de Unidas Podemos había retado al presidente en funciones a desvelar sus intenciones sobre un hipotético entendimiento con el PP tras el 10N. “Comprométase en campaña electoral, públicamente, si su partido es el más votado, a no hacer un acuerdo de legislatura y de investidura con el PP”.

Sánchez se limitó a calificar las acusaciones de Iglesias de “trampantojo”. “Escucho al señor Iglesias decir que hay un plan, que es el plan de Sánchez de pactar con el PP y me lo dice a mí, que renuncié a mi acta para no investir a Rajoy como presidente del Gobierno. Es más, si uno echa la vista atrás en 40 años, el PSOE nunca ha gobernado con el Partido Popular”, contestó en una entrevista en eldiario.es.

Hasta este viernes. El candidato del PSOE ha optado por rechazar con claridad una “gran coalición” y por trasladar la pelota al tejado de Iglesias. “Yo respondo claramente a su pregunta: no habrá gran coalición con el PP. Responda usted a mi pregunta: ¿va a volver a bloquear la formación de un Gobierno liderado por el PSOE por quinta vez o no? Los votantes progresistas de este país se merecen tener una respuesta clara por parte del líder de Unidas Podemos”, ha inquirido.

Sánchez insistirá en ese mensaje porque considera que Iglesias no contesta a esa cuestión. “Que responda claro. Los votantes progresistas tienen que saber qué se va a hacer con su voto; si vamos a traicionarles y votar con la derecha. Ya les hemos dicho que no, ahora lo importante es que Iglesias responda con un sí o uno”, ha reiterado en Navarra, durante el tercer acto de la jornada. 

Los estrategas del PSOE buscan desarmar a Iglesias en su principal baza contra Sánchez: el fantasma de que pactará con el PP. Creen que de esta manera desmontan la “mentira” del líder de Unidas Podemos y tratan de zanjar cualquier duda sobre las intenciones de Sánchez a poco más de una semana para las elecciones en la que se centrará en movilizar al electorado y convencer a los indecisos. Además, pretenden acorralar a Iglesias con una de las cuestiones que los socialistas creen que más factura le pasó en el pasado: impedir un Ejecutivo progresista. 

Para Unidas Podemos esa declaración del candidato socialista es insuficiente. Iglesias pidió claridad sobre su posible intención de “hacer un acuerdo de legislatura y de investidura” con el PP en un momento en el que el PSOE ven en la abstención de los de Pablo Casado la fórmula para lograr sacar adelante una investidura que eche a andar la legislatura en la que trataría de sacar adelante las medidas con las fuerzas progresistas. 

Sin embargo, esa carambola es arriesgada. Por un lado, Casado ha dejado claro este mismo viernes que su partido no se abstendrá al tiempo que ha acusado a Sánchez de decantarse por un “Gobierno Frankenstein” en referencia a los socios de la moción de censura, que incluyeron a los independentistas y cuyo apoyo rechaza verbalmente el candidato socialista, aunque lo dio por hecho en la investidura fallida de julio. 

Otra complicación es que Iglesias no se moverá de la exigencia de una coalición. “A esos millones [de votantes] les digo: nosotros no vamos a regalar su voto, su voto es un mandato sagrado para estar en el Gobierno cambiando las cosas en este país”, ha expresado Iglesias en un mitin en Palma de Mallorca en el que ha mostrado su desconfianza en la promesa de Sánchez además de denunciar que “hay un plan” para que Unidas Podemos no esté en el Gobierno. 

La exigencia de una coalición por parte del grupo confederal es un temor en algunos sectores del PSOE, donde creen que si Sánchez se mantiene igual que el 28A o incluso pierde fuerza frente al aguante de Unidas Podemos, rechazar el Gobierno conjunto será más complejo. También por la limitada irrupción que se pronostica de Iñigo Errejón, en quien el PSOE ve un perfil más posibilista y llegó a pensar que si entraba con fuerza en el Congreso arrebatando espacio a Iglesias allanaría el camino de un acuerdo programático. Entre tanto, el presidente en funciones va cargándose de razones para descartar una coalición que ve inviable, fundamentalmente por las discrepancias de ambas formaciones respecto a Catalunya. 

Sánchez e Iglesias, cuya relación ha pasado por altibajos pero ha sido compleja desde el inicio, llegan al debate electoral con el tono elevado y preparados para retomar el reparto de culpas del fracaso de la izquierda tras el 28A. “Este hombre que tiene cuatro años de vida y cuatro veces votando en contra del PSOE”, ha afeado el socialista, que pretenderá el lunes demostrar que todos los demás van contra él causando el bloqueo político. El líder de Podemos, que fía buena parte del éxito de su campaña a ese enfrentamiento a cinco, ha dejado claro que no confía del presidente en funciones. La desconfianza es mutua desde hace años.

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