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Pedro Sánchez se enfrenta a sus cuartas elecciones con el riesgo de que todo siga igual

Pedro Sánchez, durante la apertura de campaña del PSOE en Sevilla.

Irene Castro

Sevilla —

Gobierno fuerte, ahora sí. Es el leitmotiv de Pedro Sánchez en las últimas semanas en las que ha llamado a la movilización progresista en torno al PSOE para que, esta vez, se forme un Gobierno que pueda durar. El candidato socialista se enfrenta a sus cuartas elecciones generales con el riesgo de que nada cambie, de que los números sean similares a los de hace seis meses y que, por tanto, ese objetivo se le vuelva a atragantar en su cuarto intento por ser presidente tras pasar por las urnas.

En Moncloa tuvieron el convencimiento hace unos meses de que Sánchez saldría reforzado de una repetición electoral. De que serían otros, fundamentalmente Unidas Podemos y las derechas los que pagarían la cuenta del bloqueo. Sin embargo, en el PSOE temen que la incapacidad para alcanzar un acuerdo con Unidas Podemos desmovilice al electorado progresista y que les pase factura. En el entorno del presidente en funciones son más optimistas.

“Yo no aspiro a tener mayoría absoluta, pero sí a tener cierta estabilidad”, ha expresado Sánchez en sus últimas entrevistas. Sin embargo, la mayoría de sondeos, a excepción del CIS, dibujan un escenario postelectoral bastante similar al del 28 de abril con algunas tendencias: la subida del PP, la caída de Ciudadanos, un aumento de Vox mientras que a PSOE y Unidas Podemos les otorgan resultados similares a los que tuvieron así como la irrupción de Más País con un puñado de escaños.

La aritmética volvería a ser, por tanto, endiablada para que Sánchez lograra ser investido, y además la relación con los partidos independentistas que facilitaron con su voto en la moción de censura su acceso a La Moncloa es ahora mucho más tensa. En la cúpula socialista confían ahora en que el PP debería abstenerse tras las elecciones del 10 de noviembre para desbloquear la situación.

El líder del PSOE aspira a gobernar gracias al apoyo de las fuerzas progresistas: “Somos un partido que siempre mirará a la izquierda”, afirmó en una entrevista en eldiario.es. No obstante, la gobernabilidad se antojaría igualmente compleja a la hora de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado que ha prometido para el primer trimestre de 2020 y, de nuevo, la dependencia de los independentistas es muy probable, pese a que el PSOE sostiene que no quiere apoyarse en ellos para gobernar. Sánchez ve, además, inviable una coalición con Unidas Podemos.

Expectativas menguadas

A pesar de que en las filas socialistas nadie reprocha su negativa a llegar a un acuerdo para un Gobierno conjunto con los de Iglesias, en las federaciones del PSOE sí ven difícil mejorar los resultados del 28A e incluso temen que se pierdan algunos. De hecho, algunas direcciones regionales descartan la subida en escaños que pronostica el CIS, como en Baleares, Asturias o Aragón. Además, algunos dirigentes sostienen que la repetición electoral no penalizará a Iglesias como inicialmente creyeron en Moncloa y que eso les dificultará negarse a la pretensión de Unidas Podemos de formar parte del Gobierno.

Consciente de que algunos sondeos, pese a situarle en primera posición, pronostican una bajada para el PSOE, Sánchez ha reiterado este jueves en Sevilla que las elecciones “no se ganan con encuestas, se ganan con votos”. “Cada voto cuenta y los únicos que cuentan para desbloquear son los del PSOE”, ha dicho en el arranque oficial de competición.

En los dos meses previos a la convocatoria en las urnas, Sánchez ha pateado ya prácticamente todas las circunscripciones y visitará un total de trece provincias en la semana que queda de campaña oficial. Para este periodo el PSOE ha priorizado, entre otras, Andalucía, que reparte 61 escaños. El arranque ha sido en Sevilla, donde el presidente en funciones volverá la semana que viene, cuando visitará también Málaga y Córdoba.

Se trata de circunscripciones grandes en las que el PSOE se centra en la recta final porque reparten muchos escaños. En las dos primeras, además, la irrupción de Más País tiene un resultado incierto pero los socialistas aspiran a aguantar e incluso a ampliar a seis sus representantes en Sevilla. También priorizarán por ese mismo motivo Valencia, a donde Sánchez viajará dos veces en los próximos días, y Zaragoza, donde el tercer escaño del PSOE se logró por un puñado de votos.

Sevilla “talismán” socialista frente al “modelo andaluz”

Andalucía también es un símbolo ahora para los socialistas porque fue el primer lugar en el que PP, Ciudadanos y Vox alcanzaron un entendimiento para desbancar a Susana Díaz del poder. El “modelo andaluz” ha estado muy presente en el acto de este jueves también por la campaña de intoxicación por la que los socialistas apuntan directamente al PP.

“Lo viví en mis carnes (...). No tuvieron pudor, utilizaron la mentira y la calumnia, falsearon la verdad. Intentaron que los hombres y mujeres no usaran la fuerza de su voto”, ha dicho Susana Díaz sobre la desmovilización que buscaron el 2D. Sánchez ha interpelado directamente al líder del PP: “Vamos a hacer un ejercicio para que nos escuche Pablo Casado allí donde esté: ¿Vamos a ir a votar sí o no?”, ha dicho ante un público que ha gritado “sí”. “Claro que vamos a votar, vamos a votar progresista, por un Gobierno fuerte, vamos a votar por el PSOE”, ha exclamado el candidato socialista, que ha pedido que “no se quede en casa ni un voto y que no se pierda en otras formaciones”. A un partido que teme la desmovilización de su electorado, Sánchez le ha dicho: “Tenemos que votar en masa”.

La irrupción de Iñigo Errejón también inquietó inicialmente a los socialistas, que pasaron de darle la bienvenida al panorama nacional a reclamar a los progresistas que no dividieran el voto. A pocos kilómetros de donde el líder de Más País daba el pistoletazo de salida a su competición, Sánchez se ha referido a los cientos de miles de indecisos: “Para desbloquear la situación política, para garantizar que hay un Gobierno fuerte y que no nos vuelvan a llamar a las urnas en los próximo cuatro años, hay que votar al PSOE”.

Además del llamamiento a la movilización de la izquierda, el PSOE ha trabajado en las últimas semanas por hacerse con el potencial electorado de Ciudadanos. Sánchez ha explotado su perfil institucional sin quitarse el traje de presidente en ningún momento. Muchos de los anuncios del Gobierno en las últimas fechas lo has hecho en mítines. Los socialistas confían en poder beneficiarse de la bajada de Albert Rivera que pronostican todas las encuestas.

Catalunya: de oportunidad a riesgo

Esa es una de las razones por las que Catalunya se ha convertido en el principal objetivo de la campaña de los socialistas que han endurecido sustancialmente el tono contra el independentismo intentando acorralarlo judicialmente a través del Tribunal Constitucional. Sánchez se ha mostrado implacable hasta el último momento: en el Consejo de Ministros celebrado horas antes del inicio oficial de la campaña ha aprobado un decreto ley para “poner punto y final” a la “república digital” catalana.

Moncloa fió buena parte del crecimiento del PSOE frente a la demoscopia a la respuesta del Gobierno a la reacción a la sentencia del procés. Sin embargo, las imágenes de disturbios retransmitidas en directo durante casi una semana dispararon las alarmas en las filas socialistas. Tras el acto sin incidentes en Viladecans este miércoles, en Ferraz respiraron con cierto alivio y el temor ahora es la visita de los reyes la próxima semana y el acto de cierre que Sánchez protagonizará en Barcelona. Esa decisión es todo un símbolo de la importancia que quieren darle al conflicto territorial. “Es un mensaje muy nítido y claro de que queremos una Catalunya dentro de España y de Europa. Es una imagen de refuerzo a la convivencia en Catalunya”, aseguró el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa, al anunciarlo.

Sin embargo, Catalunya es siempre un problema para los socialistas. De hecho, en esta campaña el PSOE ha tenido que rectificar su programa electoral en el que había obviado la apuesta por la reforma constitucional y el impulso del autogobierno como receta para el conflicto catalán. La queja de Miquel Iceta obligó a Ferraz a incluir una alusión a las declaraciones de Granada y Barcelona, los textos consensuados por los socialistas en materia territorial.

Un día después de esa rectificación y apenas unas horas más tarde de que el Consejo de Ministros tomara las últimas decisiones encaminadas a acorralar al independentismo, Díaz ha alabado la gestión del conflicto catalán que está haciendo Sánchez en el Gobierno mientras que el presidente en funciones ha optado por dejarlo fuera de su intervención.

En el PSOE ha dado algo más de aliento el otro revulsivo con el que contaban para hacer frente al estancamiento: la exhumación de Franco. La salida de los restos del dictador del mausoleo del Valle de los Caídos sí se percibe como un espaldarazo en las filas del PSOE. No obstante, frente al entusiasmo que emana de la cúpula socialista respecto a un crecimiento el 10N, dirigentes socialistas creen que el resultado será similar al de hace seis meses o que, dependiendo de factores como el porcentaje de participación y de la fuerza de los demás actores, tendrán que conformarse como máximo en un puñado de escaños más e incluso quedarse como están.

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