Una campaña electoral por la aceptación de las transexuales en Pakistán

La transexual paquistaní Nadeem Kashish sabe que no logrará un escaño en las elecciones generales del 25 de julio, pero aún así se presenta como candidata y considera que ya ha ganado al luchar por la aceptación de una comunidad que vive relegada en la conservadora sociedad de Pakistán.

“Ya he ganado las elecciones porque mucha gente viene a hablar conmigo y habla de nosotras. He logrado mi propósito”, dice a Efe esta maquilladora de 43 años en Islamabad.

Kashish se presenta en la misma circunscripción que el último primer ministro paquistaní, Shahid Khaqan Abbasi, de la Liga Musulmana de Pakistán, y que el exjugador de críquet Imran Khan, del Tehreek-i-Insaf, uno de los favoritos para convertirse en el próximo mandatario del país.

Por primera vez en la historia, los candidatos a las elecciones pueden decidir su sexo y así, gracias a una ley aprobada por el Parlamento en mayo pasado, un hombre que se identifica como mujer no tiene que presentarse como varón en los comicios.

La improvisada política hace campaña en su barrio repartiendo panfletos en el norte de la capital, cerca del importante templo sufí Bari Imam, donde pide el voto a los transeúntes.

“Hazme exitosa y yo te haré exitoso a ti”, le dice a un votante.

La transexual decidió presentarse a las elecciones después de que varios políticos acudiesen a la televisión en la que trabaja como maquilladora para participar en programas o ser entrevistados y comprobar que los problemas de su colectivo no forman parte de los programas electorales.

“Así que decidí crear una plataforma para que los transexuales jóvenes no tengan que enfrentarse a las dificultades con las que me encontré yo”, explica.

El país islámico no ofrece oportunidades a la comunidad transexual, abocada a una gran discriminación que comienza con el rechazo familiar y solo les deja la mendicidad, el baile o la prostitución como forma de ganarse un sustento.

Kashish no fue una excepción.

A los 16 años fue expulsada de casa por sus padres porque se comportaba de forma femenina y se refugió en una comunidad de transexuales, donde un gurú ejerce de padre y de madre y otras transexuales de hermanas en una suerte de familia.

Abandonó al gurú porque le obligaba a prostituirse y se fue a otra comunidad en la que se encontró con el mismo problema y que dejó también.

Su obstinación dio resultado y en 2006 logró un trabajo como maquilladora en una televisión de Islamabad y poco después puso en marcha una ONG para ayudar a otras transexuales y dar visibilidad a la comunidad.

Kashish no habla de actos de violencia contra ella, pero los ataques contra este colectivo ocurren con frecuencia en este país.

Aunque en Pakistán no hay datos oficiales sobre la violencia contra este colectivo, la ONG Transaction Alliance, con sede en Khyber Pakhtunkhwa, indicó que solo en esa provincia del norte del país 54 transexuales han sido asesinadas y 400 han sufrido palizas desde 2015.

Para hacer frente a esta situación, el Parlamento aprobó en mayo la primera ley que garantiza los derechos de los transexuales, establece que pueden heredar propiedades y prohíbe su discriminación en instituciones educativas y en el ámbito laboral.

La norma obliga además al Gobierno a ofrecerles préstamos para que puedan poner en marcha negocios y a garantizar oportunidades laborales para ellos.

Para Kashish, la ley es un paso adelante, pero pide más medidas, aunque no especifica cuáles.

Esta legislación se une a una sentencia de 2009 del Tribunal Supremo que reconoció la existencia del “tercer sexo” para los documentos oficiales y a otra sentencia de 2012 del mismo órgano que dictaminó su igualdad de derechos con el resto de ciudadanos.

En un principio se postularon trece transexuales para estas elecciones, pero varias de ellas debieron abandonar porque no pudieron abonar las 30.000 rupias (212 euros) requeridos para registrarse como candidato y sólo cuatro continúan en los comicios.

Kashish sabe que el ex primer ministro Abbasi o el ex jugador de críquet Khan la derrotarán, pero insiste en la victoria de su campaña por la igualdad de derechos.

“Siento que la gente está comenzando a aceptarnos”, afirma la candidata electoral.