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Las condenas de 'Torbe': vídeos con menores, pornografía de bebés y compadreo con futbolistas

La Justicia ha condenado a Torbe por grabar y distribuir vídeos con menores y por tener pornografía infantil

Alberto Pozas

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La sentencia que ha condenado al productor, director y actor de cine porno conocido como Torbe sirve de marcapáginas penal en su trayectoria. Una trayectoria que arrancó hace dos décadas y que, hasta ahora, había mezclado con éxito la pornografía –a veces infantil– con el estrés postraumático de varias menores y, al mismo tiempo, con ser un personaje 'freak' que llegó a abrirse camino en la televisión y el cine comercial. Carpetas con vídeos de violaciones a bebés, compadreo con futbolistas y una joven con estrés postraumático forman parte de la última nómina de acusaciones que esconde su condena a dos años de cárcel que, en cualquier caso, no tendrá por qué cumplir entre rejas.

Ignacio Allende Fernández (Portugalete, 1969) empezó su carrera como dibujante y pasó por los escenarios musicales, donde se ganó el mote de 'Torbellino', que derivó finalmente en Torbe. El nombre con el que poco después entró en la industria de la pornografía hasta convertirse en un personaje poco habitual: grababa sus propias películas porno, manejaba su propia página web con una pátina de humor y no se cerraba las puertas del gran público.

De la mano de Santiago Segura salió, entre otras, en varias películas de la saga Torrente entre 2001 y 2014. También colaboró en todos los programas de las dos temporadas de Sabías a lo que venías, el programa que el propio Segura presentó en los primeros años de La Sexta entre 2007 y 2008.

La 'cara B' de su popular carrera pornográfica viene reflejada en dos sentencias, una firme y la otra no, que aportan otros datos: Torbe ha grabado vídeos con chicas menores de edad y los ha difundido cuando ya sabía que no habían cumplido los 18 años y era, por tanto, ilegal. Ha rebotado algunos de estos documentos a futbolistas de primer nivel mundial. Algunas de sus víctimas han sufrido consecuencias psicológicas. Y en un disco duro encontrado en su oficina tenía una carpeta con vídeos de violaciones a bebés.

Los hechos por los que ha sido condenado ya en dos ocasiones ocurrieron mientras su imagen pública era la de un simpático maestro del porno 'freak' que aparecía sin problemas en la pequeña y la gran pantalla. En 2008 recibió su primera condena por haber grabado vídeos porno con una menor. En 2012 grabó otro de los vídeos que, recientemente, le ha costado su tercera condena de cárcel, la segunda por pornografía infantil.

Una foto en el tablón del colegio

Hace casi dos décadas, una foto pornográfica apareció impresa y clavada en el tablón de anuncios de un instituto de Madrid. La imagen había sido sacada de uno de los vídeos de la página web de Torbe, que llevaba entonces unos pocos años en marcha, y quien aparecía en la foto era una alumna de 16 años de ese centro educativo.

El productor cinematográfico se apresuró a retirar el material de su página, pero la realidad se abrió camino en los juzgados y se tradujo en su primera condena firme de cárcel: él y otro hombre habían grabado un vídeo porno con la menor a pesar de que “conocían” que era ampliamente menor de edad. El resultado: un año de cárcel por corrupción de menores que no le llevó a pisar la prisión.

Para entonces Torbe ya compaginaba su faceta pornográfica con sus apariciones ante el gran público y esta condena por grabar con una menor pasó completamente desapercibida. También fue condenado en firme a otro año más de cárcel por estafar a los espectadores que llamaban al programa La Hora de Oro de Canal 7 derivando sus llamadas a líneas de pago y alargando la comunicación lo máximo posible para aumentar la factura.

Un vídeo viral y dos menores

El segundo caso conocido y sentenciado de Torbe con menores de edad arranca a finales de 2012. Contactó con una joven que afirmó ser mayor de edad, grabaron varios vídeos con uno de sus socios y fue después cuando ella les reveló que tenía menos de 18 años. Allende, sin tener ninguna duda sobre que la chica no había cumplido esa edad en el momento de la grabación, los difundió en su página web.

Tres años más tarde sucedió algo similar con otra joven que manifestó ser mayor de edad sin que Torbe hiciese ninguna comprobación al respecto. Grabaron varios vídeos y fue entonces cuando el productor sacó una camiseta del Athletic, club del que es seguidor, y pidió a la menor que se pusiera la camiseta y enseñara los pechos mientras gritaba “¡Aúpa Athletic!”. Sin su consentimiento, Allende envió este vídeo “a varios jugadores de fútbol”. El vídeo se hizo viral y la joven le dijo que era menor y presentó una denuncia.

La investigación, que no avanzó en esa dirección sin señalar a los jugadores, destapó que la víctima llegó a contar a la Policía que fue obligada por Torbe a participar en encuentros sexuales con jugadores, aunque ese aspecto nunca se tradujo en una investigación y no ha sido objeto de juicio.

La causa judicial estalló en 2016 cuando Torbe pasó varios meses en prisión provisional acusado no solo de grabar porno con menores sino de trata de seres humanos y blanqueo de capitales. En un inicio también fue señalado por participar en la introducción de menores de otros países en España y de obligar a que participaran en vídeos especialmente degradantes. Finalmente fue llevado a juicio por esos vídeos con dos menores y pactó una condena de dos años de cárcel con la Fiscalía, que había llegado a pedir siete años, por distribución de pornografía infantil, revelación de secretos y posesión de pornografía infantil.

La sentencia, que ha sido recurrida por la acusación popular de ANFITEC que denuncia irregularidades en el juicio, refleja hechos que el propio Torbe ha reconocido. Por ejemplo, que si el vídeo de la joven se viralizó es porque en un primer momento él se lo mandó, sin su consentimiento, a varios futbolistas.

También que en su oficina la Policía Nacional encontró un disco duro con pornografía infatil: una carpeta llamada “rapes” (violaciones) con 64 archivos, desde niñas “de corta edad” hasta “bebés” que eran agredidas sexualmente. Esos y otros vídeos porno estaban ahí, declara probado la Justicia, “para satisfacer su ánimo libidinoso y lascivo”. En su casa tenía la camiseta del Athletic que usó en el vídeo de la joven.

Torbe no era el único con antecedentes penales relacionados con la pedofilia. El otro condenado, conocido como “FranBiturbo”, fue condenado unos meses antes de su detención por corrupción de menores. Siete meses de cárcel firmados por un juzgado de lo penal de Huesca, declarados firmes ese mismo día y que no implicaron su entrada en prisión: se le prohibió acercarse a la víctima durante cinco años. El tercer acusado fue el único que no firmó un pacto con la Fiscalía y, finalmente, ha sido absuelto: era empleado de la empresa de Torbe pero, según los jueces, no hay pruebas de que él se los enviara a “FranBiturbo”.

Las víctimas de Torbe

Las sentencias de Torbe explican que las menores de edad con las que grabó vídeos de forma delictiva son punibles porque no habían cumplido 18 años de edad, pero no porque fueran obligadas ya que todas lo hicieron voluntariamente. Pero un vistazo a la documentación de ambos casos refleja cómo, en ocasiones, su consentimiento estaba viciado y cuáles fueron las graves consecuencias para ellas.

En el caso de la menor del caso de 2005, los jueces de los tribunales de Madrid explicaron que la joven “no tenía aptitudes para ejercitar su libertad sexual en tales circunstancia de obscenidad”, que no sabía que tendría que mantener relaciones con dos hombres y tampoco el “alcance” de la difusión del vídeo, en este caso en el tablón de anuncios de su instituto. Su consentimiento, además, estaba “viciado” porque firmó un contrato en inglés y fue obligada por Torbe y su socio a “faltar a la verdad” y decir que tenía 18 años.

En ese caso, Torbe y el otro acusado llegaron a pedir que sus condenas bajaran por “reparación de daños” por haber pagado la fianza antes del juicio. Los jueces dijeron que era una “paradoja” que hablaran de reparar daños a la víctima cuando, directamente, le negaban el carácter de víctima.

Esta joven tuvo que ver la imagen colgada en las paredes de su instituto. Su segunda sentencia condenatoria por este tipo de delitos también relata qué pasó con la joven que aparecía en las imágenes virales con la camiseta del Athletic que, a día de hoy, sigue apareciendo en cualquier rincón de internet.

Sufrió un trastorno de estrés postraumático de intensidad media-alta con “graves síntomas”. Entre ellos, dificultad para dormir, irritabilidad o exceso de alerta. “Todo ello, afectó gravemente a la joven en su esfera personal, familiar y social, debiendo dejar sus estudios al no poder continuar su proceso formativo”.

En este segundo caso, como en el primero, la solución de Torbe fue pagar antes del juicio. Un total de 50.000 euros, a una de las jóvenes y 15.000 más, a la otra. En este caso ha sido condenado por cuatro delitos, pero el acuerdo alcanzado por la Fiscalía incluye tener en cuenta la reparación del año y corta de raíz la posibilidad de entrar en prisión.

Su condena anterior es por hechos similares pero esos antecedentes no son computables, que es el término técnico judicial para explicar que no se acumulan a su nueva condena. La página web de Torbe sigue funcionando a pleno rendimiento.

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