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La crisis del coronavirus prolonga la parálisis del Congreso: casi un año sin apenas actividad

El Congreso se prepara para un Pleno especial al que sólo asistirá una veintena de diputados

Carmen Moraga

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El Congreso y el Senado nunca habían vivido una ralentización tan prolongada de la actividad parlamentaria como la actual. Antes de que estallara la crisis del coronavirus COVID-19, las dos elecciones generales que tuvieron lugar en 2019 –la del 28 de abril y la del 10 de noviembre–, dejaron el trabajo de los diputados y senadores reducido a niveles casi testimoniales.

El Gobierno de Pedro Sánchez, que estuvo en funciones durante casi todo ese año, no pudo impulsar ni aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado (PGE) y desde que triunfó la moción de censura contra Mariano Rajoy se ha visto obligado a prorrogar las cuentas de 2018 elaboradas por el anterior gobierno del PP.

Ahora, cuando las rutinas parlamentarias comenzaban a normalizarse tras la formación del primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia, persisten las dificultades tanto para que el líder del PSOE logre sacar adelante sus primeros Presupuestos, como para que la XIV legislatura pueda echar a andar sin más sobresaltos. La pandemia va a frenar los planes del Ejecutivo, que pretendía impulsar este primer año hasta 92 proyectos de ley, aproximadamente la mitad de ellos en el primer semestre. Los órganos parlamentarios que más se han visto afectados por todas estas circunstancias han sido las comisiones legislativas, no legislativas y mixtas de las cámaras, que en situaciones normales funcionan a pleno rendimiento.

2019 fue muy accidentado. Desde la primavera, el Gobierno de Sánchez se mantuvo en funciones y legisló prácticamente a base de decretos. La mayoría de los diputados electos en los comicios del 28 de abril no tuvieron oportunidad de estrenarse en los plenos. Tampoco en otros órganos de las cámaras, salvo aquellos que pertenecían a la Diputación Permanente, órgano que sustituye a los plenos en periodos no hábiles.

Tras aquellas generales del 28A, en julio se constituyeron las 24 comisiones permanentes del Congreso, que son fundamentales para la tramitación de proyectos o proposiciones de ley. Se conformaron, además, las otras cuatro comisiones mixtas (las que comparten el Congreso y el Senado). Las primeras pasaron entonces de tener 37 miembros a estar compuestas por 43 diputados.

Pero el fracaso de las negociaciones entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para formar Gobierno precipitó la convocatoria de nuevas elecciones generales, abortando con ello la posibilidad de que dichos órganos comenzaran a funcionar. Las Cortes se disolvieron de nuevo a finales de septiembre y se convocó a los ciudadanos a las urnas el 10 de noviembre.

Uno de los grupos al que más ha afectado la convulsión política ha sido Ciudadanos. El 28 de abril obtuvo 57 diputados pero la gran mayoría perdieron el 10 de noviembre sus actas sin haber subido ni una sola vez a la tribuna de oradores. Otra de las consecuencias del parón parlamentario es que el debate de Estado de la Nación lleve sin celebrarse varios años. El último tuvo lugar en 2015 cuando gobernaba Rajoy.

Durante todos estos meses Las Cortes sí han tenido que abonar los salarios de todo el personal y las nóminas de los 350 diputados y de los 265 senadores, así como las correspondientes subvenciones a las que tienen derecho los grupos parlamentarios en base a sus resultados electorales.

Todos los parlamentarios perciben un sueldo base común de 2.981,86 euros, más un complemento para gastos derivados de su actividad consistente en 917,03 euros si son electos por Madrid, o de 1.921,20 si son por otras circunscripciones. Estas partidas extras, libres de impuestos, suelen destinarse a pagar alojamiento y comidas.

Haya o no actividad en las cámaras, los diputados y senadores también cobran los extras por ser portavoces, portavoces adjuntos, o estar ocupando algún cargo en las mesas de las citadas comisiones. Se trata de “complementos por razón del cargo”: “gastos de representación” y de “libre disposición”, que en la menor de las cuantías suponen otros 700 euros –en el caso concreto de los portavoces adjuntos– a sumar a su sueldo.

La nueva legislatura, interrumpida por el coronavirus

Las elecciones del 10 de noviembre dieron paso a la actual legislatura, la XIV, y a un nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, encabezado por el presidente, Pedro Sánchez. Tanto el Congreso como el Senado quedaron constituidos el pasado 3 de diciembre.

La formación del Ejecutivo posibilitó que los primeros días de febrero se configuraran de nuevo las 24 comisiones de carácter legislativo permanente. Días después, para adaptarse a la nueva estructura del ampliado Gabinete, se aprobó la creación de una segunda tanda de ocho comisiones y también las mixtas. Todo parecía ya encarrilado. Pero el estallido de la crisis del coronavirus ha vuelto a dar al traste con el normal desarrollo de las cámaras.

Desde que se abrió la XIV Legislatura solo se han celebrado unos pocos plenos. El primero tras la formación del Gobierno tuvo lugar el 4 de febrero para convalidar los decretos sobre la revalorización y mantenimiento de las pensiones, y subida de los sueldos para los funcionarios.

También ha dado tiempo a que comparezcan en cada comisión los ministros del área para explicar sus proyectos. El día 10 de marzo se celebró en el Senado la primera Comisión Mixta de RTVE en la que compareció Rosa María Mateo. La administradora única del ente público acudió presencialmente a la Cámara Alta, al igual que los portavoces de los grupos de dicho órgano, cuando la pandemia ya había empezado a hacer estragos en nuestro país. Mateo incluso ironizó asegurando a una diputada del PP que ella iba a continuar en el cargo: “Mientras no me pase algo. Como soy una persona de riesgo me puedo morir con el coronavirus”. La broma no gustó nada a los portavoces que la escuchaban.

Esa misma tarde se suspendió el Pleno tras conocerse que diputado de Vox, Javier Ortega Smith, había dado positivo en coronavirus [posteriormente se fueron concediendo más casos]. Dos días después, el jueves 12, la Mesa del Congreso suspendió toda la actividad en la Cámara. Entre otros compromisos, se suspendió la convocatoria de la Comisión de Sanidad donde estaba prevista la comparecencia del ministro del ramo, Salvador Illa, que ha ido dando cuenta de la evolución de la crisis por televisión.

Salvo alguna reunión preferentemente telemática de los órganos de gobierno del Congreso –mesa y Junta de Portavoces–, o la celebración del Pleno de este miércoles para que el presidente explique las medidas de choque sobre la crisis, la actividad parlamentaria se ha visto paralizada de forma brusca ante el agravamiento de la epidemia en España.

Este martes, el Senado también ha vivido probablemente su sesión más atípica desde su fundación. Casi vació, con mascarillas entre alguno de sus miembros, pero manteniendo las formas, la Cámara Alta se ha reunido de forma extraordinaria para tomar conocimiento de la adhesión de Macedonia a la OTAN, un procedimiento protocolario, pero imprescindible, cuyo plazo vencía precisamente este mismo 17 de marzo. Nadie sabe ahora cuándo volverá la normalidad a ambas cámaras.

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