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“No hablamos solo de pájaros y flores sino de cambiar el modelo con todas sus consecuencias”

Juan López de Uralde, en el Paseo del Prado de Madrid.

Aitor Riveiro

“Nunca el ecologismo político tuvo tanta presencia institucional”. Juan López de Uralde (Donosti, 1963) defiende sus cinco años de gestión al frente de Equo. Uralde se enfrenta a la candidatura de quien le ha acompañado los últimos años como coportavoz nacional, la diputada Rosa Martínez, y del eurodiputado Florent Marcellesi.

El partido ecologista afronta el primer fin de semana de noviembre su III Asamblea federal, en la que se elegirá una nueva dirección y que marcará el rumbo de la organización durante la legislatura de Mariano Rajoy, que vaticina larga ante la profunda crisis que afrontará el PSOE.

Uralde lamenta la reelección del candidato del PP gracias a la abstención de los socialistas. Una decisión que “pone en evidencia dónde ha estado y dónde está” el partido que hoy dirige una gestora y que ha dejado a Unidos Podemos, la coalición por la que es diputado nacional, como “única oposición”.

Este sábado se ha confirmado a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno más de 300 días después. ¿Ha sido un año perdido?Mariano Rajoy como presidente del Gobierno

No creo en absoluto que haya sido un año perdido. Al contrario. Ha sido un año muy clarificador de la realidad política española. En los últimos días se ha confirmado el discurso que algunos hacíamos sobre el bipartidismo, que el PSOE acabaría apoyando al PP y que este régimen está protegido y promovido por los poderes económicos y mediáticos. Es bueno que los españoles vean la realidad porque también estoy convencido de que la mayor parte de los votantes del PSOE no lo hicieron para apoyar un Gobierno de Rajoy. Que suceda pone en evidencia dónde ha estado y dónde está el PSOE. En estos 300 días ese cambio del que nosotros hablamos ha dado un paso más mostrando la verdadera cara del bipartidismo.

¿Cree que esta legislatura será corta o que se agotará?

Es una muy mala noticia que se vaya a investir a Rajoy. Ya lo dijimos en la anterior investidura: es el presidente del partido de la Gürtel, de un partido imputado, del partido de la corrupción, y vuelve a gobernar. Soy de la opinión de que no va a ser una legislatura corta porque el PSOE entra en una crisis profundísima y no está en condiciones de presentarse a unas elecciones en los próximos años.

En las últimas semanas todas las informaciones apuntaban a que el PSOE finalmente iba a propiciar un Gobierno del PP de una u otra manera pero, ¿realmente pensaba que eso iba a ocurrir? 

Desde hace dos años lo veníamos diciendo. Al final ha pasado lo que sospechábamos o temíamos que iba a pasar. Yo le daría la vuelta. Algunos guardábamos la esperanza de que finalmente la dignidad se impusiera y de que el PSOE mantuviera su 'no' a Rajoy. Pero la realidad ha sido contundente y ha puesto de manifiesto hasta qué punto el PSOE es una columna fundamental en el régimen del 78 y que al final han hecho lo que los poderes económicos y mediáticos pedían desde hace un año.

¿Cree que el PSOE podrá volver a una posición hegemónica y a competir de tú a tú con el PP?

Yo creo que no. Lo que ha hecho el PSOE esta semana va a tener consecuencias en el largo plazo para ellos. Es un paso más en su automarginación y distanciamiento de la gente. En su campaña dijeron que en ningún caso apoyarían un Gobierno de Rajoy.

¿Cuál debe ser el papel de Unidos Podemos ante esta legislatura larga? ¿Serán la única oposición o el PSOE logrará marcar una posición propia?

La única oposición creíble en estos momentos es la de Unidos Podemos. Hemos mantenido desde el primer momento la misma posición y nadie ha tenido dudas de que íbamos a votar que no a Rajoy. Los otros partidos no pueden decir lo mismo, incluidos nacionalistas vascos o catalanes. Tenemos una gran responsabilidad como la única oposición que queda en el Parlamento.

¿Dónde se posiciona usted en el debate entre calle e institución que se ha abierto en Unidos Podemos?

Tenemos que estar en el Parlamento y en la calle. Es fundamental el trabajo en el Parlamento porque uno de los déficits que percibimos en las elecciones del 26 de junio. Una de las razones por las que la gente no nos votaba era porque no nos percibían como un partido de gobierno. El trabajo institucional es clave para demostrar que tenemos capacidad y conocimientos para hacer propuestas y políticas en positivo.

Pero la calle también es fundamental. Se complementan las dos. Sin calle no hay cambio social. Nosotros estamos porque mucha gente salió a la calle a pedir ese cambio. Nada justifica que porque estemos en las instituciones dejemos de estar en la calle porque sería como dar la espalda a aquello de donde venimos.

Equo surge como partido un poco antes que el 15M, en ese momento histórico. Cinco años después, ¿cuál es el balance?

Nosotros partimos de la misma reflexión que a mucha gente le llevó al 15M, que la política bipartidista no estaba sirviendo a lo que la ciudadanía reclamaba. Eso es lo que nos llevó a un colectivo de activistas sociales y ecologistas a crear Equo, casi en paralelo con ese 15M que era un poco ese “no somos mercancía en manos de políticos ni banqueros”.

En 2011 tomamos la decisión, creo que valiente, de ir a las elecciones e intentar confrontar con el régimen en solitario, con muy pocos recursos. Conseguimos una representación parcial gracias a nuestro acuerdo con Compromís y tener cierta voz en el Congreso.

Y en septiembre de 2014 tomamos otra decisión que ha sido trascendental para la viabilidad de Equo: participar en el espacio del cambio y que se impregnaran de nuestro mensaje. Y apostamos claramente por las confluencias. Lo hicimos primero a nivel municipal, donde participamos muy activamente en el impulso de Ahora Madrid y ahí está Inés Sabanés [concejal de Medio Ambiente y Movilidad], y en muchísimos otros municipios.

Posteriormente lo hicimos también de cara a las generales con un proceso de confluencia que no fue fácil porque nunca lo son. Pero si me preguntas ahora, podemos afirmar rotundamente que nunca el ecologismo político tuvo tanta presencia institucional: Congreso, Parlamento Europeo, concejales en 15 capitales y parlamentos autonómicos. Tenemos motivos para estar satisfechos del trabajo realizado y de las decisiones tomadas.

¿Esa presencia institucional cree que ha ido acompañada de influencia política?

No podemos estar del todo satisfechos con dónde está el discurso porque queda mucho camino por recorrer. Pero sí hay evidencias que demuestran que realmente empieza a estar en el debate. Un ejemplo es que el primer punto del programa de Podemos en las elecciones generales de diciembre era el Plan de Transición Energética. Es un cambio cualitativo clave que además ha llevado a que en este momento el debate energético en el espacio político español ha cambiado radicalmente. Con la excepción del PP, todos los partidos asumen que el horizonte energético está basado al 100% en las energías renovables.

Y si miramos a Madrid, el papel que está desarrollando Equo a través de Inés Sabanés hace que emerjan discursos nuevos. En Madrid nadie había cuestionado el coche de manera pública y abierta. Y hoy se cuestiona y se dice que el coche tiene que desaparecer del centro de la ciudad. Eso es posible gracias a que estamos ahí.

Equo ha conseguido presencia institucional, ha logrado que su discurso entre en los programas pero no logra relevancia social. ¿A qué lo achacan?

Sí, es verdad. Cuando decides ir en confluencia estás renunciado a que tu marca sea mucho más visible. Yo creo que la decisión es adecuada. Cuando se miraba a la izquierda y había una crítica siempre de que cada uno defendía su pequeña parcela en vez de defender lo común. Nosotros hemos apostado por lo común y eso ha podido tener un coste en el sentido de un menor impacto y un menor reconocimiento. No obstante creo que eso está cambiando. Cada vez somos más visibles y reconocibles. En España la marca verde mediáticamente no ayuda. Hay un sentimiento, no sé si consciente o inconsciente, de que somos los de los pajaritos y que tenemos que hablar de los pajaritos.

Equo celebra entre el 4 y el 6 de noviembre su III Asamblea federal. Usted se presenta a la reelección como coportavoz. ¿Con qué proyecto aspira a recabar el apoyo de los militantes?

Me presento porque considero que hay que poner en valor lo que hemos construido. Me presento con un equipo de gente plural y joven, de hecho muy pocos repiten de cara a la ejecutiva del partido. La candidatura se llama Equo en Acción porque lo más importante es poner las causas que defendemos y las luchas que hacemos por encima de cualquier otra consideración. Equo debe ser un partido activista, ágil y fresco, que atienda a nuestro ideario y a nuestro programa. No debemos mirar hacia dentro, que es una tendencia que a veces ocurre en los partidos y creo que acaba con ellos. Nuestra opción es estar en las luchas, en la calle, y en las instituciones haciendo propuestas. 

En cuanto al contenido, para nosotros es clave y central un partido verde y ecologista entendido en toda su transversalidad. No entendemos el ecologismo como algo parcial. No hay salida de la crisis económica y social si no hay un cambio de modelo y el ecologismo político trabaja por ese cambio de modelo. No estamos hablando solo de pájaros y flores sino de cambiar el modelo, con todas sus consecuencias.

Hablábamos antes del crecimiento político de Equo pero a nivel organizativo no despega, ¿cuáles son los motivos?

Hemos pasado casi dos años muy inmersos en procesos políticos, procesos de confluencia, donde hay muchas discrepancias y discusión, donde es muy difícil hacer un trabajo que sea visible y atractivo para la gente. Entramos en una nueva fase en la que hay que poner la prioridad precisamente en nuestro fortalecimiento, en nuestra expansión territorial, en conseguir que más gente se sienta atraída. La conciencia sobre la crisis ecologista está hoy más asumida y creo que tenemos mucho espacio. Creo además que estamos en el sitio correcto, en Unidos Podemos.

¿Teme que Equo acabe diluido dentro de Unidos Podemos?

Lo que nosotros defendemos es que Equo mantenga una identidad propia dentro de las confluencias. Es importante mantener esa identidad porque el ecologismo político es una ideología diferenciada de otras que están en Unidos Podemos. Convivimos en la diversidad y es muy importante mantener la prioridad por la lucha por el cambio de modelo y contra la crisis ecológica. Solo puede hacerse desde una identidad propia. Hay que ver también cómo evoluciona el espacio, qué ocurre en los próximos años, pero a día de hoy apostamos por mantener la identidad.

Pablo Iglesias dijo en julio que Unidos Podemos había venido “para quedarse”. Alberto Garzón también apuesta porque el espacio político se mantenga. ¿Cómo debe evolucionar?

Que Unidos Podemos ha venido para quedarse está claro. Hemos abierto un espacio para un cambio político y para visibilizar la realidad de la política en España. Eso se ha conseguido gracias a ese esfuerzo que hemos hecho todos por confluir. ¿Cómo se va a consolidar en el futuro? Está por ver. Yo siempre he sido partidario de la confluencia desde la diversidad porque es enriquecedora. No es malo que haya distintas fuerzas que sumen, el mestizaje es positivo.

Usted aspira a su tercer mandato, aunque el primero fue muy corto, ¿sería el último?

Esta será una etapa de cambio para Equo. Hay que dar el relevo a gente más joven que viene con fuerza, que viene empujando con ideas e ilusión. El trabajo en los próximos años va a ser de poner en valor todo eso para ellos sigan liderando el proyecto en el futuro. El paso que doy es para acompañarles.

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