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Feijóo encara la última semana de campaña en Catalunya con el único objetivo de ganar a Vox

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al candidato Alejandro Fernández y la directora de campaña y número 1 a las europeas, Dolors Montserrat

Aitor Riveiro / Carmen Moraga

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En el PP no comentan las encuestas. Desde el fiasco de las elecciones del 23 de julio, los portavoces del partido optan siempre por tirar balones fuera cuando se les pregunta por los sondeos, con micrófono o sin él delante. Pero eso no quiere decir que no sean herramientas habituales que la dirección de Alberto Núñez Feijóo utiliza en el diseño de sus estrategias. Y ante las elecciones catalanas del próximo domingo, todo apunta a que el PP aspira a poco más que a quedar por delante de Vox, que aguanta más de lo que preveían. Y a que el PSOE no pueda volver a gobernar la Generalitat.

Para el PP, ganar a Vox en Catalunya es un objetivo “indiscutible”, según han señalado desde la dirección en los últimos días. Especialmente después del jarro de agua fría que supuso el resultado de las elecciones vascas de abril, en las que el partido de Feijóo no solo no logró salir de la irrelevancia parlamentaria, sino que tuvo que ver cómo su competidor por la derecha retenía su escaño por Álava.

El resultado de Euskadi, y la resistencia de Vox en Catalunya, ha llevado al PP a rebajar sus expectativas, una vez más, y ya nadie habla de 15 diputados, como sí ocurría días atrás. Ahora, la idea a transmitir es que el PP “va a crecer” y que todo lo que sea “crecer” será positivo. 

Pero es que el punto de partida del PP son los tres diputados que logró Alejandro Fernández en 2021, con un 3,85% del voto. El peor resultado del partido en su historia. Quizá por eso Feijóo ha intentado durante dos años deshacerse de él y poner a Dolors Montserrat como cabeza de cartel. La resistencia de Fernández, con la ayuda del ala dura que capitanean Isabel Díaz Ayuso y Cayetana Álvarez de Toledo, y la renuencia de Feijóo al conflicto lo hicieron imposible.

En Génova dan por hecho que el PP crecerá a costa de la desaparición de Ciudadanos, con quien se sondeó un acuerdo inviable: los de Feijóo querían la disolución e integración total en sus listas, mientras desde el partido que en 2017 ganó las catalanas posteriores al 1-O se reclamó una coalición con sus siglas presentes. 

Esas negociaciones las lideró el que fuera secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez. Ante la imposibilidad de cerrar un acuerdo, que hacía imposible replicarlo en las europeas, Vázquez optó por abandonar su partido y alistarse en las listas del PP para el 9 de junio.

Pero en el PP también confiaban en el desfondamiento de Vox. De hecho, lo apuntan desde hace dos años, pero nunca se produce. Ni en las autonómicas y municipales de mayo del 2023, ni en las generales de ese mismo año. Tampoco ocurrirá en las catalanas ni en las venideras europeas.

Abascal pasa al ataque

El PP pugna así no ya por ser el primer partido “constitucionalista”, como le gusta autodescribirse. sino por no ver cómo los de Santiago Abascal aguantan el tipo y logran mantenerse como referencia de la derecha españolista en Catalunya.

Y a una semana de que se abran las urnas, Vox ha pasado al ataque contra el PP, o así lo han percibido en Génova, con una carta pública enviada a Feijóo que, para la dirección del PP, solo buscaba “titulares”.

En su misiva, Abascal acusa a Feijóo de querer acabar con Vox antes que con el PSOE y con Pedro Sánchez, y le ofrece al PP un pacto de unidad de acción política, parlamentaria, social y judicial. La respuesta del PP, por boca de Borja Sémper, fue este lunes la del desprecio. El portavoz de Feijóo ironizó con el “furor epistolar” de las últimas semanas, y sobre Abascal zanjó: “es legítimo y allá ellos”.

En Génova ya temen que los cinco días de retiro para reflexionar que se tomó Pedro Sánchez han conseguido movilizar a sus bases, también en Catalunya, y el PP no tendrá la transferencia de voto que esperaban desde el PSC.

El PP no quiere debatir con Vox, sino fagocitarlo. Y no pueden. Así que los de Feijóo han optado por intentar ignorarlos. “Estamos comprometidos en ensanchar nuestro espacio y nuestra oferta política”, dijo. “Nosotros pactamos y coordinamos la acción política con una mayoría de españoles, no con otra formación política”, apuntó. Y concluyó que “Vox desvía la atención” y da “un balón de oxígeno mediático” a Pedro Sánchez. “Mientras nosotros hacemos oposición a Sánchez, ellos están obsesionados con hacerle oposición al PP”, zanjó.

“Es absurdo y ridículo que quieren acabar con Vox”, le replicó el portavoz, José Antonio Fúster, porque, dijo, no lo va a conseguir: “Hay españoles que votan a Vox que jamás votarán al Partido Popular”.

El PP copia a Vox en inmigración

La formación de extrema derecha está convencida de que su suelo electoral en Catalunya es muy resistente y que lograrán superar los once diputados que tienen actualmente en el Parlament. El hecho de haber retenido el único escaño en el País Vasco, un territorio que consideran mucho más hostil que Catalunya, les ha insuflado ánimos. 

Vox y el PP compiten así por un electorado que comparte prioridades. El ‘procés’ y los peligros del independentismo, obviamente, pero no solo. Ambos partidos están haciendo mucho hincapié en la inmigración, uno de los asuntos donde su discurso se entrelaza con el de Aliança Catalana, una nueva formación ultra e independentista que se presenta por primera vez.

En el PP han asumido uno de los preceptos clave que Vox defiende desde hace años: expulsar del país a los delincuentes extranjeros multirreincidentes. Una idea que Alejandro Fernández intenta hacer suya para estas elecciones pese a que la Generalitat no tiene competencias en dicha materia.

De hecho, el PP fue muy duro con el Gobierno cuando pactaron con Junts ceder competencias en materias de frontera al Govern autonómico.

Ambos partidos plantean también reducir los impuestos, acabar con la inmersión lingüística del catalán o mejorar el abastecimiento de agua, uno de los temas más acuciantes para la sociedad catalana.

Abascal y Feijóo participarán en diversos actos esta última semana de campaña. Y tras las catalanas del domingo 12, comenzará la carrera de las europeas. El 9 de junio, el líder de la oposición se juega cerrar el primer semestre de 2024 con los objetivos que él mismo se puso cumplidos. O no. De momento, ha retenido Galicia y ha mejorado en Euskadi, pero no lo suficiente.

Tanto se juega el PP, que Feijóo presentará oficialmente su lista para las europeas el jueves, a 24 horas del cierre de la campaña. El líder del PP ha pedido a los suyos no solo ganar las europeas de junio, sino arrasar como no lo hizo en julio del 2023. Para ello, necesita de un desfondamiento de Vox que no parece que llegue tampoco en las elecciones catalanas.

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