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Juan Carlos I tuvo que cerrar una cuenta en Ginebra siendo jefe del Estado porque Suiza endureció sus leyes

Juan Carlos I, junto a Corinna Larsen, en un viaje privado a Alemania en febrero de 2006

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El jefe del Estado español en 2012, Juan Carlos I, tenía una cuenta en un banco suizo que debió cerrar en el mes de junio de ese año porque el país transalpino, tradicional destino de las fortunas de origen ilícito de distintas partes del mundo, se vió obligado a endurecer su legislación. Así consta en la comisión rogatoria internacional que la Fiscalía suiza remitió al juez del caso Villarejo, Manuel García-Castellón, el pasado agosto y de cuyo contenido informa este lunes El País.

El fiscal Yves Bertossa informa en su escrito que la cuenta de la Fundación Lucum, cuyo primer beneficiario es Juan Carlos I, cerró “por la nueva legislación fiscal suiza” y añade que el entonces jefe del Estado “firmó una orden de transferir el saldo de la cuenta de Lucum a Corinna Larsen a nombre de la sociedad Solare Investors Corporation en el banco Gonet y Cie en Nassau (Bahamas)”.

De este modo, Corinna Larsen guardó los fondos de la Fundación Lucum, que tiene como segundo beneficiario al actual jefe del Estado español, Felipe VI. El rey de España fue informado hace un año por los abogados de Corinna Larsen de su situación y entonces, según la Casa Real, acudió al notario para renunciar a la herencia de su padre, si bien expertos en Derecho Civil destacan que se trata de un simple gesto porque no se puede renunciar a las herencias en vida del dueño del dinero.

Felipe VI informó al Gobierno de los hechos después de acudir al notario, según reveló eldiario.es este domingo. Los hechos trascendieron a la opinión pública, a través de una nota de Zarzuela, 24 horas después de que The Telegraph los revelara el pasado 14 de marzo.

Otro de los aspectos que permite aclarar la comisión rogatoria de Bertossa es que Corinna Larsen recibió en 2012 el total de la presunta comisión por la obra del AVE a La Meca que Juan Carlos I había recibido cuatro años antes. Se trataba de 100 millones de dólares que al cambio del momento en euros eran casi 65 millones de la moneda europea.

Luego, ella siguió moviendo el dinero y a finales de 2016 y en 2017 se llevó 39 de esos 65 millones de euros a una cuenta en Estados Unidos. Parte del dinero, añade el documento judicial suizo, lo dedicó Larsen a la compra y reforma de dos apartamentos en la exclusiva estación de esquí suiza de Villars-sur-Ollon y a adquirir una mansión de 5 millones de libras (5.4 millones de euros) en el norte de Londres.

El fiscal Bertossa investiga un presunto delito de “blanqueo agravado” de capitales y el supuesto pago de comisiones por la obra del AVE de Medina a la Meca construido por un consorcio de empresas españolas liderado por OHL. Según el fiscal, las adjudicatarias habían otorgado en su oferta una “rebaja del 30 por ciento” por la presunta intercesión del rey, que se habría llevado los 64,8 millones de euros a cambio.

Los abogados de Corinna Larsen alegan que luego el rey se lo regaló a Corinna y que es imposible que fuera una comisión porque se pagó antes de la adjudicación y que no tiene sentido que paguen la comisión los adjudicatarios y no los constructores.

En su solicitación de información a España, el fiscal Bertossa traslada que Larsen -investigada en su caso, como los testaferros Arturo Fassana y Dante Canónica, le explicó que ella es “una persona que pone en contacto a gente que quiere instalar sociedades en el Medio Oriente”.

La comisión rogatoria detalla varias transferencias del rey a Corinna Larsen que ella describe como préstamos para reformar un comprarse una casa en Londres y que todo ello se lo devolvió en 2010. En ese punto del relato cronológico del fiscal suizo aparece otro asunto relevante. Corinna Larsen asegura que pudo devolver al rey el préstamo de casi 5 millones en 2010 porque recibió a su vez 4,6 del Estado de Kuwait.

El fiscal se detiene en este asunto y destaca que esa transferencia del país árabe a Corinna Larse se produce pocos días después de una visita de Juan Carlos I al emir de Kuwait. En la comisión rogatoria también hay una referencia a la otra fundación que tiene como segundo beneficiario a Juan Carlos I, la de su primo Álvaro de Orléans, radicada en Lichenstein y de nombre Zagatka.

El primo de Juan Carlos I aseguró al fiscal suizo que había pagado vuelos privados a Juan Carlos I por valor de 3 millones de euros, que los fondos procedían de él y de su padre y que también desde la cuenta suiza de esta fundación se transfirieron 150.000 euros a una cuenta de Larsen en el HSBC de Mónaco el 6 de julio de 2010.

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