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Así forzó Rajoy la dimisión de Cifuentes: “La quiero fuera antes de las 12 de la mañana”

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su escaño del Congreso. / EFE

Gonzalo Cortizo

Mariano Rajoy forzó la caída de Cifuentes con una orden clara a María Dolores de Cospedal: “La quiero fuera antes de las 12”. Fuentes de Moncloa confirman a eldiario.es el contenido del mensaje que incluía el ultimátum. Tras semanas de inacción, al presidente del Gobierno le entraron las prisas tras ver el vídeo en el que Cifuentes era retenida por agentes de seguridad por un supuesto hurto en un supermercado madrileño.

A la hora límite marcada por Rajoy el Congreso iniciaba el debate de presupuestos. Y Cospedal cumplió su parte. Dos minutos después de la hora señalada, el presidente se acercaba a los micrófonos de los periodistas que cubren la actividad parlamentaria y deslizaba su sentencia: “Ha hecho lo que tenía que hacer, su dimisión era obligada”.

Cospedal consiguió cumplir las órdenes de Rajoy, pero sin cerrar todos los aspectos que preocupan en el PP. La 'número dos' de la formación conservadora se desplazó personalmente hasta la sede de la Comunidad de Madrid para exigirle a Cifuentes que dimitiese. Consiguió convencerla solo en parte, ya que Cifuentes se ha atrincherado al frente del partido en Madrid.

En su comparecencia ante los medios de comunicación, Rajoy aseguró que “El Partido Popular abre una nueva etapa en Madrid”. Esas palabras dieron a entender que la dimisión de la presidenta madrileña acompasaba una dimisión de todos sus cargos relacionados con el PP. No ha sido así. En el mensaje enviado por Cifuentes a sus cargos de confianza y a los diputados del Grupo Popular en la Asamblea se incluye la frase que denota su intención de no irse del todo: “Quiero daros las gracias por el apoyo que siempre me habéis prestado como presidenta de la Comunidad de Madrid y estoy segura que de que seguiré teniendo como presidenta del partido en Madrid”.

La dirección del PP se afana ahora por intentar resolver los flecos pendientes y apartar a Cifuentes del todo. Es un trabajo que se está haciendo “con cuidado”, según aseguran fuentes de Génova. En la formación conservadora son conscientes de que Cifuentes se aferra a los cargos con la intención de mantener su acta como diputada. De conseguirlo, Cifuentes mantendría su aforamiento ante los problemas legales que le puedan llegar por su papel en la licitación de la cafetería de la Asamblea de Madrid que investiga la Audiencia Nacional en relación con el Caso Púnica.

El coordinador general del PP, Fernándo Martínez Maillo, no es capaz de precisar si Cifuentes seguirá o no al frente de sus cargos orgánicos en la formación política. “Hay que esperar. Es el momento de la reflexión”, ha asegurado Maillo ante los periodistas. En los pasillos del Congreso, un colaborador de la dirección resumía la situación de manera más coloquial: “Se está poniendo un poco tonta”.

Para cerrar la crisis abierta en Madrid, el PP debe elegir un nuevo perfil a quien encargar el gobierno de la comunidad. Cifuentes quiere imponer a su número dos, Ángel Garrido, mientras que en el entorno de Rajoy aseguran que esa decisión no está tomada. Sobre ese punto se centra otro de las zonas de roce en el pulso que Cifuentes mantiene ante las exigencias de Génova por convertirla en pasado y quitarle el poder con la mirada puesta en unas elecciones que llegarán en un año.

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