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Pablo Iglesias pacifica Madrid para garantizar las opciones de Podemos en unas elecciones cruciales

Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Ramón Espinar, antes de anunciar su acuerdo para las primarias.

Aitor Riveiro

Pablo Iglesias tenía dos opciones después de la tormenta que se desató en Podemos a cuenta del plan de Carolina Bescansa para lograr el control político y orgánico del partido. Escuchar a parte de las bases y de sus cuadros, que le pedían dar por liquidado su acuerdo con Íñigo Errejón y lanzar a Ramón Espinar a unas primarias de resultado imprevisible, o pacificar su organización en Madrid y propiciar un pacto entre el candidatable y el secretario general autonómico que salvara el partido y permita devolver el foco mediático al caso Cifuentes.

En contra del mito construido, ha optado por garantizar para su partido opciones en unas elecciones fundamentales para el futuro de Podemos. En 2019, los españoles repartirán todo el poder municipal y buena parte del autonómico de España, además de afrontarse la renovación del Parlamento Europeo. Unos comicios que Iglesias quiere usar como palanca en 2020 y que tendrán en Madrid, con el intento de renovar el Ayuntamiento de la mano de Manuela Carmena y las opciones de arrebatar el Gobierno regional al PP, uno de sus principales focos de atención.

La publicación “por error” en su canal de Telegram de un borrador de la propuesta de pacto de Bescansa a Errejón desató el enfado en muchos espacios del partido, reabrió heridas mal cicatrizadas y llevó a Podemos a mirar de nuevo al abismo al que se asomó en las semanas previas a Vistalegre 2.

Si hace un mes todos secundaban en el partido que Errejón era el mejor candidato para pelear por la Comunidad de Madrid, una administración con un presupuesto cercano a los 20.000 millones, durante 24 horas la opción de que Espinar pudiera competir por encabezar la lista, y no solo por controlar la candidatura, fue real. Y con opciones de ganar. La duda que recorría Podemos era: ¿A qué coste?

Tras la publicación del documento de Bescansa la dirección estatal se limitó a calificar la situación como de “extrema gravedad”. Y se apagó la radio. Podemos, un partido entrenado en la comunicación, optaba por el silencio. Ninguna comparecencia en medios prevista para este jueves. Ausencia total de mensajes en redes sociales. Una novedad en la organización, que ha debatido en público demasiadas cuestiones, como han reconocido sus propios dirigentes.

El silencio se rompió poco después de las cinco de la tarde, con la convocatoria a los periodistas a una rueda de prensa en la sede de la calle Princesa de Madrid.

Un acuerdo para “cuidar Podemos”

Iglesias, acompañado de Errejón y Espinar, anunciaba en una sala de prensa repleta un acuerdo para cumplir con el mandato que los inscritos dieron en Vistalegre 2: “Me encargaron cuidar Podemos y es un honor hacerlo”.

El secretario general anteponía en su breve comparecencia sin preguntas los intereses del partido y la militancia a los problemas personales. Y ratificaba su confianza en el futuro candidato: “He escuchado a Íñigo y confío en él para ser el próximo presidente de la Comunidad de Madrid”. También el secretario general autonómico señalaba expresamente su “confianza” en Errejón.

Una confianza que se ha convertido en uno de los principales problemas en las largas negociaciones que, como reconocía Errejón, se precipitaron hacia el acuerdo tras el fugaz desliz de Bescansa.

“Mi obligación era tratar de encontrar una solución. Gracias a Ramón e Íñigo traemos una propuesta de unidad desde la diversidad”, apuntaba Iglesias. Errejón recogía el guante y agradecía “la confianza y el encargo a Pablo y al conjunto de Podemos”.

La letra pequeña del acuerdo todavía está por desgranar en su totalidad. Pero, tal y como adelantó eldiario. es, Errejón mantiene la mayoría en los primeros 25 puestos de la lista. Alrededor del 60% de los puestos de salida. Eso sí, de forma más ajustada de lo que se estaba negociando antes del affaire Bescansa.

Ramón Espinar será el segundo hombre en la lista, lo que le lleva al número 3. Podemos se obliga por estatutos a listas cremallera o, si así lo determinan las primarias, a que las mujeres ocupen puestos consecutivos. Pero solo las mujeres.

El número dos está reservado así para una mujer. Si Anticapitalistas aceptara la oferta de Espinar y Errejón y revirtieran su decisión de no concurrir a las primarias quizá podría ser para Lorena Ruiz-Huerta, actual portavoz del partido en la Asamblea. Pero el tercer sector en tamaño de Podemos en Madrid ha rechazado de nuevo la oferta, que considera un “reparto de sillones”, y esperará al proceso de confluencia con IU y Equo para insistir en su petición de unas primarias abiertas y proporcionales.

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