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Cuatro salidas para Pedro Sánchez y el PSOE tras el 26J

El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, durante un mitin

Irene Castro

Pedro Sánchez se juega el 26J su futuro en política. Un puñado de votos puede colocar a Sánchez en Moncloa o, por el contrario, complicar su continuidad al frente del PSOE. En las filas socialistas llevan sonando las alarmas desde que comenzó el “bombardeo” demoscópico, como lo califican fuentes del Comité Electoral. La consolidada idea del sorpasso en todas las encuestas ha alertado incluso a los más críticos con Sánchez, que ven peligrar, por primera vez, la hegemonía del PSOE en la izquierda. “A ver quién levanta esto después”, reflexionaba un dirigente sobre el posible líder que se hiciera cargo del partido tras el 26J nada más publicarse el primer sondeo que pronosticaba el adelantamiento de Unidos Podemos.

El PSOE ha asumido que no será la lista más votada, pese a las advertencias de Susana Díaz de que Sánchez tenía que salir a ganar. Los barones más críticos avisan de que el PSOE no puede conformarse con ser la segunda fuerza, pero fuentes socialistas admiten que Sánchez podrá salir de las urnas como un “cadáver político o como futuro presidente” tan solo con un puñado de votos de diferencia y casi con el mismo número de escaños. Dependerá también del resultado de los demás. El Comité Electoral calcula que la segunda posición se dirimirá por 400.000 ó 500.000 papeletas en favor del PSOE o de Unidos Podemos. Estos son cuatro escenarios que pueden dejar las urnas este domingo y que marcarán el futuro de los socialistas y de su secretario general. 

El PSOE mantiene el tipo y Sánchez aguanta

No lo pronostica ninguna encuesta pero es una opción por la que pelea la dirección socialista: mantenerse en segunda posición tanto en votos como en escaños. El Comité Electoral ha lanzado una operación de movilización en la recta final de la campaña en la que pretende activar a una parte importante de su electorado -“desmovilizado”, como reconoció el propio Sánchez-. En Ferraz están convencidos de que esa estrategia -medio millón de llamadas y una campaña puerta a puerta en zonas electorales clave de todas las provincias- “funciona”. 

Seguir siendo la primera fuerza de la izquierda daría un respiro a Sánchez que, si suma con Unidos Podemos -y el apoyo de PNV-, podría intentar llegar a la Moncloa de nuevo. Los sectores más críticos con el secretario general tendrían complicado forzar su salida y dirigentes próximos a Susana Díaz dudan de que dé la batalla. Además, Sánchez ya ha advertido de que someterá cualquier posible pacto a la militancia, que respaldaría mayoritariamente esa opción. “Si los resultados son buenos, no pasará nada”, aventura un dirigente de la Ejecutiva para quien buenos resultados es mantener el tipo con respecto al 20D. 

Sánchez pretenderá ganar la Liga con suspicacias en el PSOE

La hipótesis a la que dan más credibilidad los socialistas es al sorpasso en votos, pero no en escaños. En el PSOE confían en obtener más diputados gracias a su fortaleza frente a Unidos Podemos en algunas comunidades, como Extremadura, Andalucía y en pequeñas circunscripciones, como Soria o Teruel, donde el PSOE aspira a conseguir una cierta ventaja. 

Sánchez ya ha allanado el terreno ante esta posibilidad: “Estamos en un sistema parlamentario. Quien gana la Liga no es quien gana más partidos, sino quien consigue más puntos”, expresó el candidato socialista. El equipo de Sánchez sostiene que debe gobernar la fuerza que logre aglutinar un mayor apoyo en número de escaños. La lógica que siguen es que la suma de PSOE y Ciudadanos superará tanto al PP como a Podemos, como sucedió en esta corta legislatura.  

Pero la opción que defiende el candidato socialista no está clara en algunos sectores del PSOE. “No nos podemos conformar”, advertía recientemente un presidente autonómico. Susana Díaz ya se lo avisó tras el 20D: los ciudadanos les habían colocado en la oposición. Los barones críticos con Sánchez empezaron a preparar su sucesión, pero no remataron la jugada. Ahora, en un pretendido cierre de filas, nadie disipa las dudas, pero barones socialistas emplazan, en cualquier caso, a Sánchez a una reflexión tras los comicios. No obstante, fuentes socialistas admiten que ni siquiera los críticos “saben muy bien qué hacer” ante ese escenario. 

“Si los resultados son intermedios, espero que reine la cordura. Hay pocos precedentes de que el PSOE sea decisivo y vaya descabezado. Sería un despropósito”, consideraba esta semana un miembro de la Ejecutiva socialista. 

La debacle será el fin de Sánchez

“Si hay un descalabro, que yo no lo creo, será lo más probable”, respondía ese mismo dirigente a la pregunta de si se tomarán “decisiones drásticas” este domingo en el caso de que los socialistas queden relegados a la tercera posición en votos y escaños. Si el sorpasso se produce, la salida de Sánchez de Ferraz se da por hecho en las filas socialistas. “Tendrá la dignidad de irse pero la herida se queda”, reflexiona un exdirigente.

En ese marco, la marcha de Sánchez puede producirse de dos formas: motu proprio con su dimisión o forzada por los dirigentes de su partido -la mitad más uno de la dirección-. A partir de ahí, sería una Gestora la que tomaría las riendas del partido y que tendría que tomar una de las decisiones más difíciles de la historia reciente del PSOE: permitir un Gobierno del PP, favorecer que Pablo Iglesias sea presidente o abocar a España a unas terceras elecciones. 

El PSOE ya ha avisado de que no colocará a Iglesias en Moncloa. “Conozco a mis clásicos”, señala un destacado dirigente, que da por hecho que, en ese caso, la opción sería dejar gobernar al PP. También Sánchez ha advertido a los suyos: pretende intentar revalidar su puesto al frente del PSOE pase lo que pase el 26J. Los más alejados del secretario general creen que intentará quedarse en Ferraz. No obstante, el PSOE tiene que celebrar próximamente el Congreso ordinario en el que se dirimirá el futuro liderazgo del partido tras el retraso de la fecha, que estatutariamente estaba fijada para el mes de febrero. 

Alivio si PP y Ciudadanos suman

Otro escenario -improbable según las encuestas- que podría darse más allá de los escaños del PSOE y Unidos Podemos es que PP y Ciudadanos sumen para formar Gobierno. Es una opción relevante porque es la preferida de un importante sector crítico del PSOE que piensa que el partido no está en condiciones de asumir un Gobierno en minoría, que da por imposible apoyar a Iglesias y que teme que la gobernabilidad tenga que pasar por su abstención para permitir que gobierne el PP. Por eso hay dirigentes que confiesan que esa sería su mejor salida: un Gobierno conservador y un PSOE que trate de reforzarse con una dura oposición.

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