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Iglesias refuerza a Echenique para poner en orden los territorios de Podemos y vigilar el pacto con el PSOE

Pablo Iglesias y Pablo Echenique, en un Consejo Ciudadano Estatal el pasado mes de junio.

Aitor Riveiro

Dos años y medio después de aceptar el encargo de Pablo Iglesias de asumir la Secretaría de Organización de Podemos para apagar uno de los primeros grandes incendios internos del partido, Pablo Echenique acumula más presencia que nunca. Al menos nominalmente. A la delicada tarea de controlar la interna de un partido habituado a vivir al borde de la implosión y de liderar su diseño programático general, Echenique ha añadido esta semana una nueva dedicación: será el negociador en jefe de Podemos y el encargado de vigilar el cumplimiento de los acuerdos, como el de los Presupuestos Generales, así como uno de los coordinadores de la campaña electoral.

La grave crisis desatada en Podemos en la medianoche del domingo con la renuncia de seis concejales a acudir a las primarias para elegir la candidatura de Podemos al Ayuntamiento de Madrid, que le ha valido la expulsión de facto a una de las fundadoras del partido, Rita Maestre, tapó una decisión que tomó la ejecutiva del partido, pero que se venía fraguando desde hacía bastante más tiempo.

Echenique es desde el lunes, además de secretario de Organización y de Programa, responsable de Acción de Gobierno. Una nueva Secretaría que tendrá dos misiones fundamentales, según explicó la coportavoz del Consejo de Coordinación, Noelia Vera: coordinará y encabezará las negociaciones en los próximos meses y el seguimiento del cumplimiento del acuerdo presupuestario de octubre.

El nombramiento, según Vera, venía a premiar “los buenos resultados de las negociaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez”. Echenique ha sido quien ha liderado las conversaciones mantenidas con el Ministerio de Hacienda que dirige María Jesús Montero.

Unas negociaciones que remataron Sánchez e Iglesias, pero que no habría llegado a buen puerto sin la participación del que fuera uno de los principales rivales orgánicos del secretario general de Podemos en sus inicios. Fue Echenique el que salió el pasado 8 de octubre en rueda de prensa a asegurar que, en ese momento, se decantaban por el no a los Presupuestos.

“No están a la altura de lo que espera la ciudadanía de este país”, apuntó aquél lunes. Ese jueves, el presidente del Gobierno y el de Unidos Podemos sellaban un acuerdo que recogía la mayoría de las demandas del grupo confederal, aunque ahora su aplicación esté en riesgo.

De Vistalegre 2 a la negociación: protagonismo creciente

El ascenso nominal de Echenique viene precedido de un aumento considerable de su presencia mediática. El número dos orgánico de Podemos comparece todos los lunes ante los medios. Participa en actos como el de este viernes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid junto al candidato a la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, para explicar precisamente el acuerdo con el PSOE. Da varias entrevista semanales a radios y televisiones. Y tiene tiempo para tuitear, con una pulsión en ciertas ocasiones compulsiva.

Echenique asumió este protagonismo ascendente en las semanas previas a Vistalegre 2. Entonces diseñó un sistema electoral muy contestado en algunos sectores de Podemos. No solo los seguidores de Íñigo Errejón criticaron la “falta de proporcionalidad” del DesBorda. La que fuera su aliada en el partido, Teresa Rodríguez, tampoco lo apoyó.

La relación con la líder andaluza se fue deteriorando desde entonces hasta un enfrentamiento casi irreconciliable este mismo verano a cuenta de la fórmula con la que Podemos e IU se presentan a las elecciones andaluzas de este 2 de diciembre. Unas diferencias que persisten, según él mismo explicitó en un tuit de apoyo a la candidatura de Adelante Andalucía.

En febrero de 2017 se convirtió en la segunda persona más votada en la II Asamblea Ciudadana de Podemos, solo superado por Pablo Iglesias. Ganó incluso a Irene Montero.

La portavoz parlamentaria, ausente desde este verano por una baja de maternidad que ya toca a su fin, hubiera sido la persona llamada a liderar la negociación con el Gobierno. A su regreso, la coordinación entre Montero y Echenique tendrá que ser absoluta y el reparto de papeles, muy claro. La buena relación personal entre ambos ayudará, pero en política los recelos pueden socavar amistades mucho más antiguas. Y en Podemos ya ha ocurrido varias veces.

Desde la secretaría de Organización de Podemos aseguran a eldiario.es que Echenique asume “tareas que ya estaba desempeñando de facto en los últimos meses”. La meta, aseguran, es “preparar la entrada en el Gobierno de Podemos, que seguramente tendrá lugar después de las próximas elecciones generales si las mayorías parlamentarias lo permiten”.

Fran Casamayor: un apoyo en Organización

La contraparte del protagonismo creciente de Echenique ha sido una desatención de los problemas internos del partido. Especialmente en algunos territorios.

Los más evidentes son Andalucía y Catalunya, pero en ambos había problemas políticos previos y, en el caso catalán, ajenos casi al partido. Teresa Rodríguez ha convertido su liderazgo en el principal contrapeso a la dirección estatal, a la que ha vuelto a ganar el pulso. Catalunya ha sido un quebradero de cabeza desde 2014. Y, otra vez, la dirección autonómica es de una cuerda distinta a la de Iglesias.

Los problemas de Navarra, La Rioja o Cantabria son únicamente achacables a las dinámicas internas de Podemos. El miedo que se desató en la dirección cuando Carolina Bescansa anunció su intención de liderar el partido en Galicia demostró un cierto descontrol territorial. Un desconocimiento de por dónde respiraban las bases de la organización.

Eso no ocurre en Madrid. Pese a la gravísima crisis desatada con la expulsión de Rita Maestre y los otros cinco concejales de Podemos en la capital, y el riesgo continuo que vive la futura candidatura de Manuela Carmena ya desde 2015, el partido está controlado. 

Desde la dirección estatal señalan como responsable a Fran Casamayor. El secretario de Organización autonómico es desde el lunes adjunto a Pablo Echenique en la dirección estatal. Casamayor, que seguirá al lado de Ramón Espinar, asumirá unas funciones que hasta ahora han venido desarrollando otras personas con menos proyección y sin un nombramiento concreto.

Su nombramiento “tiene que ver con el buen trabajo llevado a cabo en la Comunidad de Madrid”, explican a eldiario.es fuentes de la dirección. “Madrid es uno de los territorios en los que los círculos de Podemos han aguantado mejor el tirón y donde es más fuerte la militancia de Podemos. Es consecuencia de su buen hacer y su buen trabajo”, añaden.

La dirección ha coniderado “sensato reforzar la Secretaría de Organización” con Casamayor, con quien Echenique colabora de forma habitual desde hace tiempo. “Existe una relación de confianza en lo político que va de la mano de la eficacia. Su incorporación va a funcionar muy bien”, concluyen.

Casamayor es un hombre fiel a la dirección de Pablo Iglesias, especialmente a Irene Montero y Juan Manuel del Olmo.

Los tres, junto a Echenique, liderarán el comité de campaña recién constituido. Otro trabajo más para el físico teórico del CSIC, en excedencia.

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