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El policía asesor de Cospedal admitió ante el juez que pagó con fondos reservados al chófer de Bárcenas

María Dolores de Cospedal y Andrés Gómez Gordo

Marcos Pinheiro / Pedro Águeda / Elena Herrera

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El comisario Andrés Gómez Gordo admitió ante el juez del caso Kitchen que pagó con fondos reservados a Sergio Ríos Esqueva, el chófer de Bárcenas al que la policía política captó para el espionaje al extesorero. Eso sí, insistió en que siempre pensó que era todo leal y que solo hizo lo que le ordenaron sus superiores.

En los audios de su declaración ante el juez, a los que ha accedido elDiario.es, el que fuera jefe de escolta de María Dolores de Cospedal y el hombre para todo de la entonces presidenta de Castilla-La Mancha insiste en que no conocía el carácter ilegal de la operación Kitchen, porque de haberlo sabido no hubiese participado, dice, y alude a que llevaba 27 años en la Policía y que no iba a comprometer su carrera si “hubiera pensando que estaba relacionado con Bárcenas”.

A preguntas del fiscal, Gómez Gordo admite que a partir de cierto momento, él pasó a encargarse de las entregas de dinero en efectivo al chófer de Bárcenas, porque así se lo pidió el director adjunto operativo de la Policía Nacional, Eugenio Pino.

De esas entregas se había encargado hasta entonces el comisario Villarejo, quien trataba habitualmente con Ríos Esgueva, pero tras varios encontronazos con otros miembros de la policía política -“Tenía una lucha con la DAO, salía todo en la prensa”, dice Gómez Gordo-, el policía ahora en prisión dejó de encargarse de los pagos con fondos reservados.

Gómez Gordo relata al juez que él le pagaba con billetes de 100 y “alguna vez de 500”. Eso sí, el que fuera asesor de Cospedal asegura que su participación no pasó de ahí. Nunca recibió del chófer de Bárcenas “ningún documento”, aseguró en su declaración.

En un momento del interrogatorio, el fiscal le pregunta por unos recibís que constan en el sumario en los que Ríos Esgueva firmaba para dejar claro que había recibido los 2.000 euros. Pero como solo hay algunos de esos recibís en la causa, el fiscal le pregunta cómo se justificaba internamente en la Policía ese gasto. No se hacía, responde Gómez Gordo.

El comisario deja claro que los fondos reservados se movían sin ningún control pero se apresura a desprenderse de cualquier sospecha: “Yo no he pillado un duro de nadie en mi vida”. Afirma en un momento dado que “los fondos reservados no se pueden justificar” y que “no hay ninguna legislación” para su control. Cuando el fiscal le pregunta si conoce la legislación que les afecta y por eso hace esa afirmación, dice que no: “No la conozco, es lo que siempre han dicho allí, no he tratado nunca con fondos reservados, yo hice lo que me ordenaron”.

Gómez Gordo admite que ahora se ha dado cuenta de que “alguien puede pensar que eso no esta justificado”. “No volvería a hacer eso así, sin testigos, y sin luz y taquígrafos, porque no me he visto en otra igual en la vida, después de 27 años en la policía”, afirma. Añade que se le dejó de pagar cuando ingresó en la academia de Policía, otra de las gratificaciones que recibió por su trabajo de espionaje.

Un informe de la UDEF reveló los pagos

Un informe de la UDEF aportado al sumario del caso Bárcenas apunta que, junto al comisario Villarejo, ahora en prisión, Gómez Gordo “abonó” al chófer de la familia Bárcenas “un montante de 53.266,22 euros” con “origen en fondos reservados”. Los recibos de esos pagos figuran en el sumario, al que ha tenido acceso elDiario.es y se pueden consultar aquí.

Ríos Esgueva es uno de los protagonistas del “operativo parapolicial” investigado en la Operación Kitchen, un compendio de maniobras extrapoliciales para tratar de evitar que el tesorero del PP pusiera contra las cuerdas con sus revelaciones al partido en el Gobierno. Fue el topo que la brigada política, un grupo de agentes que trabajaban al margen del cuerpo y sin mandato policial siguiendo encargos para debilitar a los rivales políticos del PP o defender al partido de su corrupción, infiltró en el domicilio de los Bárcenas para robar documentos y facilitar información sobre los movimientos de la familia. 

A cambio recibió los citados 53.266,22 euros entre julio de 2013 y septiembre de 2015. Tras recibir durante casi dos años pagos mensuales de 2.000 euros, una cantidad desmesurada para un confidente, ingresó en la Policía con 42 años, al finalizar la misión, también como parte del pago por haber actuado como topo.

Gómez Gordo trabajó durante años fuera de la Policía siempre al servicio del PP y, especialmente, de María Dolores de Cospedal mientras ésta era presidenta de Castilla-La Mancha. Tenía un despacho a unos pocos metros de la entonces presidenta castellano-manchega que lo situó como alto cargo de la administración regional: director general de documentación y análisis del Gobierno de Castilla-La Mancha.

Regresó a la Policía para gestionar la relación con el chófer de Bárcenas, al que conocía por haber trabajado junto a él para el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, -el dirigente que da nombre a la operación Púnica, otro gran sumario de corrupción- y a los seis meses de volver fue condecorado con una medalla pensionada. 

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