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Casado y Puigdemont, dispuestos a bloquear la legislatura de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez y Quim Torra en su reunión en Moncloa.

Irene Castro / Neus Tomàs

Pedro Sánchez sabe que su acción de gobierno depende de un “encaje de bolillos” con una ajustada aritmética parlamentaria que se le ha complicado aún más en las últimas horas con el cambio en la dirección del PDeCAT, uno de los grupos que votó a favor de su moción de censura para llegar a la Moncloa y en el que los socialistas pretendían apoyarse en su día a día parlamentario, ya que daban por perdidas a las “derechas” de PP y Ciudadanos. No obstante, el aterrizaje de Pablo Casado también anticipa una guerra sin cuartel para el Ejecutivo del PSOE.

El nuevo presidente del PP ya ha anticipado que hará una oposición implacable y que no pretende apoyar en nada a Sánchez, más allá de una hipotética intervención de Catalunya a través del 155 para la que sus votos en el Senado serían indispensables.

Es precisamente en la Cámara Alta donde los conservadores están determinados a bloquear, con su mayoría absoluta, la senda del déficit que el Gobierno aprobó este viernes y que quiere llevar al Congreso esta misma semana.

Las apelaciones de los socialistas a la “responsabilidad” del PP han sido constantes. La vicepresidenta, Carmen Calvo, le ha pedido que “haga política de Estado y no de confrontación”. También la presidenta andaluza, Susana Díaz, les ha exigido que no se “eche al monte” tras reunirse en Moncloa con Sánchez.

El Gobierno da por hecho que no sacará adelante la flexibilización de los objetivos de déficit que ha conseguido en Bruselas. Casado ha dejado claro que mantendrá el rechazo que ya expresaron sus comunidades autónomas en el Consejo de Política Fiscal y Financiera ya la semana pasada: “Creo que el Presupuesto ya es suficientemente expansivo y que hay que amortizar deuda”. No obstante, Sánchez prefiere medirse en las urnas con Casado.

“Lo del PDeCAT tiene mala pinta”

En el Gobierno ya daban por hecho que el PP se revolvería tras su salida del poder y ponían el foco la semana pasada en el congreso que celebraba el PDeCAT en Barcelona. En el Consejo de Ministras tenían una esperanza en que se impusiera el sector moderado de Marta Pascal, a quien Sánchez debe en buena parte ser presidente. Si el voto a la moción de censura lo hubiese decidido la nueva dirección del PDeCAT, tal vez Sánchez hoy no lo sería o le hubieran exigido un precio seguramente inasumible para el PSOE.

Pascal tuvo claro desde el primer momento que había que echar a Rajoy como fuera y para ello contaba con la ayuda de los diputados Carles Campuzano y Jordi Xuclà. En cambio, Carles Puigdemont era partidario de abstenerse. Ese fue el último desacuerdo de calado entre la entonces coordinadora del partido y el expresident. Los afines a Puigdemont no plantearon demasiada batalla porque sabían que la tenían perdida. “Nosotros no tenemos grupo en Madrid”, resumía aquellos días uno de los colaboradores de Puigdemont. Pero desde este fin de semana eso ha cambiado y a partir de ahora nada volverá a ser igual en el PDeCAT. Ni en Barcelona ni en Madrid.

En Moncloa, donde habían jugado la baza de la división en el independentismo y confiaban en que la política de distensión permitiera “abrir pasillo” al sector más moderado, son conscientes de que la victoria del posicionamiento de Carles Puigdemont no es una buena noticia para sus intereses.

Lo ha dejado claro la vicepresidenta del partido y diputada en el Congreso Míriam Nogueras: “Sí, Pedro Sánchez lo va a tener más difícil”, ha advertido a modo de primer aviso en declaraciones a Catalunya Ràdio. Afín a Puigdemont, Nogueras es de las que cree que ha faltado coordinación entre el partido y el expresidente. Ella y Lourdes Ciuró se convierten en los referentes del partido en Madrid mientras que Campuzano y Xuclà (el principal apoyo de Pascal) verán mermadas sus reconocidas habilidades negociadoras.

“Hay que hacer valer unos votos cruciales”

La consejera de Presidència, Elsa Artadi, otra de las dirigentes próximas a Puigdemont, recordó este lunes que si Sánchez es presidente es gracias, entre otros, a los votos del PDeCAT y ERC. Artadi reconoció que la estrategia de los independentistas en Madrid es una de las prioridades del PDeCAT: “Son unos votos cruciales y hay que hacerlos valer”, señaló tras la reunión que el president, Quim Torra, mantuvo con la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera.

“No va a ser de boquilla”, auguran fuentes del PSC sobre las advertencias del PDeCAT y creen que el hecho de que haya “tomado las riendas” el sector de Puigdemont es una fuente de “inestabilidad”. “Lo del PDeCAT tiene mala pinta por momentos pero ya veremos”, dice un destacado dirigente del PSOE. En Moncloa temen la “radicalidad”, pero también quieren ver cómo respira la nueva dirección en sus primeros pasos: “Ya veremos”, dicen fuentes gubernamentales.

La primera prueba de fuego para Sánchez será la votación para la designación de Rosa María Mateo como administradora única de RTVE. La primera votación, para la que se requiere el apoyo de dos tercios del Congreso, será este miércoles y 48 horas después se celebraría la segunda, en la que el voto de los ocho diputados del PDeCAT son imprescindibles para que Mateo pueda ser nombrada con mayoría absoluta. Sánchez perdió la renovación del Consejo de Administración de la corporación por dos ausencias y dos votos nulos de dos parlamentarios que introdujeron la papeleta del presidente en el momento en el que tenían que votar a los cuatro consejeros.

El apoyo para RTVE, en el aire

El PSOE anunció el nombre de Mateo como el de “consenso” con las fuerzas que habían respaldado el proceso de renovación de RTVE en la votación del decreto ley. Sin embargo, el PDeCAT se había desmarcado en este caso y mantenía la incógnita a la espera de qué pasara en el congreso de este fin de semana. Por el momento no hay una posición definida.

El siguiente examen será en la votación de los objetivos de déficit que los socialistas dan por hecho el PP bloqueará en el Senado por lo que ven complicado sacar adelante en el Congreso con el apoyo de otros grupos. De hecho, todas las apelaciones de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se dirigieron a los conservadores, pese a que ha comenzado los contactos con los grupos que apoyaron al nuevo Gobierno.

“Hemos hablado mayoritariamente del PP porque saben ustedes que en el Senado tienen mayoría absoluta y, por tanto, aunque el Congreso aprobara la senda, posteriormente se podría rechazar por el Senado. Esto, evidentemente, le da un carácter singular a la posición del Partido Popular”, admitió la ministra, que consideró que Unidos Podemos tendría también que “pronunciarse”: “Les parecía importante que el techo de gasto que presentara el Gobierno estuviera por encima del PIB nominal. Este techo de gasto que presentamos en el día de hoy, está por encima del PIB nominal. Si el techo de gasto cumple ese requisito y, si por otra parte, la senda que proponemos implica menores recortes a la ciudadanía, entiendo que esta formación política debería de apoyar la senda”, zanjó.

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