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La moción de censura entierra la relación personal entre Albert Rivera y Pablo Iglesias

Pablo Iglesias y Albert Rivera en el cara a cara organizado por Jordi Évole

Carmen Moraga

El agrio enfrentamiento que protagonizaron Albert Rivera y Pablo Iglesias el miércoles en la segunda jornada del debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy ha dejado patente el creciente distanciamiento que se ha ido fraguando entre el líder de Ciudadanos y el de Unidos Podemos. Y no solo en el plano político. También en el personal.

Tras el debate, algunos dirigentes del partido de Rivera reconocieron que el duelo entre los dos ha enterrado esa sintonía personal inicial que demostraron en la primera campaña electoral, en la que llegaron a reconocer que, pese a sus grandes diferencias programáticas, había una cierta química entre ellos.

Los diputados de Ciudadanos echan la culpa de esa ruptura a Iglesias. Varios de ellos salieron al pasillo nada más finalizar el duelo sin disimular el profundo malestar contra el líder de Unidos Podemos por el trato que dispensó a su presidente. El propio Rivera dijo sentirse sorprendido por la dureza que había empleado en la tribuna el candidato de la moción contra él.

“Se ha visto la verdadera cara de Iglesias, con los únicos que se ha puesto verdaderamente nervioso ha sido con nosotros. Ha mantenido un tono casi de misa laica pero solo con nosotros ha intentado ir a la descalificación personal. Los españoles han visto la cara de Pablo Iglesias. Hoy tiene más cara de Hernández Mancha que de Felipe González”, sentenció el líder de Ciudadanos, comparando a Iglesias con el efímero y poco carismático dirigente de Alianza Popular, que protagonizó una fallida moción de censura contra el gobierno del PSOE de Felipe González.

Un duelo sumamente duro

El duelo fue sumamente duro. Pero los dirigentes de Ciudadanos obviaron que previamente Rivera no había ahorrado duras descalificaciones contra el aspirante a la presidencia del Gobierno en la moción de censura, acusándole de tener ideas “muy antiguas” y de querer únicamente “la demolición de España” con aliados “separatistas” o que amparan “el terrorismo”, en alusión a ERC y Bildu, los únicos grupos que apoyaron, junto a Compromís, la iniciativa.

El líder de Ciudadanos ninguneó también el trabajo que realizan los de Iglesias en el Congreso, destacando los logros que había conseguido su grupo, y atribuyéndose como únicamente suyos algunas propuestas que también ha presentado Unidos Podemos, como el bono social. “Dejen de asaltar el Gobierno y pónganse a trabajar”, le espetó Rivera, mofándose luego del autobús con el que Podemos ha ido por las calles denunciado la “trama” corrupta del PP. “Rajoy tiembla con los marcianitos y con el autobús. Vamos, no duerme”, ironizó.

Además, le acusó de ser el culpable de que el líder del PP gobierne. “Si Podemos no existiera, Rajoy no estaría gobernando”, llego a decir, culpándolo de que su pacto de investidura con Pedro Sánchez no saliera adelante al no apoyarlo, aunque su partido vetó también desde el principio al de Iglesias.

En su réplica, el líder de Ciudadanos insistió en que no había escuchado ningún “proyecto” nuevo al candidato, salvo recetas “populistas”. “Después de esta misa laica, ¿alguna idea?”. El PP llegó a aplaudir su intervención haciendo un flaco favor al líder de Ciudadanos.

La respuesta de Iglesias fue demoledora. Llamó “cínico” y “pedante” a Rivera, “vendedor de productos bancarios”, “bastón del partido más corrupto de España” y “escudero del PP”. “Ustedes no han venido a que cambie España, han venido a que no cambie nada”, resumió.

Con todo, lo que posiblemente más molestó a Rivera fue que Iglesias desempolvara su breve militancia en el PP. “Para afiliarse al PP en 2002 en Cataluña, hay que ser bastante facha”, le espetó.

Los días previos al debate, Rivera había adelantado que su intervención iba a estar dirigida a defender su “proyecto alternativo” y “reformista” tanto frente al de Unidos Podemos como al del PP de Rajoy, a quien, aunque no deja de atacar por la corrupción, mantiene en el poder. Sin embargo, en su discurso, sus alusiones contra el gobierno fueron escasas.

Ciudadanos no propiciará ninguna “mayoría alternativa”

En Ciudadanos reconocen que la moción ha enterrado toda posibilidad de que Ciudadanos ayude a configurar una “mayoría alternativa” para echar a Rajoy de la Moncloa dando apoyo, o bien de una nueva moción de censura promovida por PSOE y Podemos, o, tras unas hipotéticas elecciones, a un Gobierno de izquierdas en el que esté el partido de Iglesias.

El propio Rivera lo dejó claro este jueves, al decir que no iban a participar nunca en un “gobierno Frankenstein” ni a apoyar “un batiburrillo” de siglas para desbancar a Rajoy. “Al PP hay que ganarle en las urnas”, insistió Rivera.

Aunque Rivera ha dejado abierta la puerta a continuar buscando el apoyo del PSOE y de Unidos Podemos en asuntos puntuales –como en la comisión de financiación del PP, la limitación de mandatos o la supresión de los aforamientos–, el escenario que se abre ahora tras el bronco debate de la moción de censura pone difícil esa posibilidad.

De hecho, Rivera dejó caer en su réplica a Iglesias. “Es muy difícil llegar a acuerdos con usted”, cuestionando incluso su liderazgo, algo que ya había insinuado en otras ocasiones alabando a Íñigo Errejón, que perdió el proceso de primarias interno. “No sé si en el futuro habrá cambios en el liderazgo de Podemos, pero desde luego usted lo pone muy difícil”, le dijo.

Rivera también está a la expectativa de comprobar la evolución del PSOE, partido al que ve peligrosamente “podemizado”. Y a su líder, Pedro Sánchez, recién elegido secretario general, instalado en la “radicalidad de izquierdas”. De tal modo que en Ciudadanos creen que de ser así va ser imposible que puedan reeditar el pacto de investidura de 2016.

Si se materializa ese entendimiento entre los socialistas y Unidos Podemos, algo que está por ver, al partido de Rivera tras las próximas elecciones solo le quedaría el PP para poder cerrar un acuerdo de legislatura o quizá para poder gobernar.

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