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Alemania y Holanda se disputan el apoyo clave de España sobre cuánto deberán reducir los camiones sus emisiones de CO2

Hilera de camiones en una protesta.

Raúl Rejón

Los camiones en Europa han tenido barra libre para emitir todo el CO que produjeran sus potentes motores diésel. No existe en Europa un límite legal como el de los coches o las furgonetas. Ahora que la UE prepara la primera regulación que les obligue a reducir los gases de efecto invernadero que lanzan a la atmósfera, el voto de España se ha revelado decisivo entre la postura más permisiva con los fabricantes, representada por Alemania (primer productor) y la más ambiciosa de los Países Bajos. Este lunes, se reúnen los estados en Bruselas para aclarar la posición del Consejo.

La Comisión Europea lanzó su propuesta en mayo pasado: que los vehículos pesados reduzcan un 15% sus emisiones de CO en 2025 y un 30% en 2030 para ahorrar 54 millones de toneladas. El Gobierno alemán no quiere oír hablar de dar un paso más. Remitió por escrito el 20 de noviembre pasado su postura: “No debería ir más allá”, escribe en el documento de trabajo que ha podido leer eldiario.es. “Alemania apoya básicamente la propuesta de la Comisión y, en particular, los objetivos de reducción propuestos para 2025 y 2030 en comparación con el año base de 2019”, arranca su texto. Alemania es el primer fabricante de camiones de la UE con un 32% de la producción, según la Asociación Europea de Frabricantes, ACEA.

Sin embargo, el segundo en la lista de fabricantes, Países Bajos, ha pedido oficialmente mayor ambición: que el primer objetivo obligatorio sea un 20% y que “una reducción mayor del 30% para 2030 sea objeto de revisión en el año 2022”, según la comunicación oficial del Ejecutivo neerlandés a la que ha tenido acceso eldiario.es. Se trata, dicen, de “llevar el nivel de ambición en la línea de los objetivos de reducción de CO para el sector del transporte y según el Acuerdo de París”, se explica en el documento. En resumen: empezar con una reducción más grande de partida y buscar unos recortes de emisiones más profundos.

Así las cosas, la posición del Gobierno español puede decantar la futura norma. La industria del camión en España es el 7% de la producción europea. “Sin España es muy difícil que Países Bajos pueda sacar adelante su propuesta”, cuenta una fuente conocedora de las conversaciones técnicas dentro de la Unión Europea. Este lunes se celebra una reunión de trabajo para preparar el Consejo de Ministros responsables de finales de diciembre. Muchos ojos están puestos en la posición que adopte el Ejecutivo de Pedro Sánchez en general y la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en particular: si dará carrete al cambio de tendencia en cuanto a los objetivos climáticos que ha ido marcando en la penetración de fuentes renovables o emisiones de los vehículos ligeros.

Fabricándose en Países Bajos el 20% de los camiones del mercado europeo, la postura ambiciosa de su Gobierno ha sorprendido. Pero su carta no deja lugar a dudas ya que insiste en que “se precisa una reducción de emisiones de CO del 40% en 2030 para alcanzar los compromisos de París en 2050”. Un reciente estudio del Centro Holandés de Geodesia y Geoinformática arroja luz sobre las razones que pueden justificar la postura: el país se hunde a un ritmo más acelerado del previsto. Y el cambio climático está detrás, según las conclusiones del informe presentado esta semana.

“El cambio climático ha agravado el problema con veranos cada vez más calurosos y sequías”, ha descrito uno de los responsables del estudio, Ramón Hanssen. “También ha influido la extracción de gas natural”, abunda. Algunas partes del país ya están padeciendo este hundimiento acelerado (en términos geológicos). El centro de la ciudad de Gouda desciende tres milímetros al año. La zona cercana a Rotterdam está más de seis metros por debajo del nivel del mar. Además, el documento señala que subsanar las consecuencias de este fenómeno puede costar a las arcas públicas unos 22.000 millones de euros para el año 2050. Frenar las emisiones causantes del calentamiento global se ha hecho ahora una necesidad más acuciante.

El transporte no cumple y emite más

El sector transporte no ha contribuido como otros a la reducción global de emisiones de GEI en Europa. A pesar de lanzar un cuarto de todos los gases y ser el principal foco de contaminación en las ciudades, solo comenzó a rebajar sus emisiones en 2007. Sin embargo, en 2013 cambió esa tendencia y ha empalmado cuatro años seguidos de incremento. La barra libre de los camiones ha hecho que sus emisiones hayan crecido un 25% desde 1990 (el año que se toma de referencia en la UE).

Se ha debido “básicamente como consecuencia del incremento del transporte de mercancías por carretera”, según explica el Parlamento Europeo en su documento de posición. En la Unión circulan unos siete millones de camiones. Las matriculaciones anuales han subido un 45% desde 2010 hasta colocarse en unas 380.000 unidades al año. Es un segmento muy complejo por la variedad de vehículos pesados. Se estima que la fabricación, mantenimiento y venta ocupa a 3,5 millones de europeos, más otros tres millones en la cadena de producción.

“¿Será España tan ambiciosa con los camiones como fue con los coches?”. Se pregunta a modo de resumen el encargado del sector de camiones de la ONG Transport & Enviroment, Stef Cornelis. “¿O sucumbirá a los alemanes?”

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