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Conexión con los embriones para reducir ansiedad en la fecundación in vitro

Conexión con los embriones para reducir ansiedad en la fecundación in vitro

EFE

Madrid —

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Cuando una pareja llega a un proceso de reproducción asistida ha recorrido ya un largo camino para intentar tener un hijo y este tratamiento supone una de las últimas oportunidades para conseguir ser padres. La ansiedad, en muchos casos, se dispara y las esperas se hacen eternas.

A lo largo de un proceso de fecundación in vitro son varios los momentos de espera a los que se someten los futuros padres. El primero de ellos tiene lugar durante la fecundación del óvulo en el laboratorio.

Son cinco días los que los óvulos permanecen en la incubadora antes de realizar la transferencia de embriones a la madre. Durante ese tiempo, los padres no pueden sino aguardar la llamada del médico que les informa de cuántos óvulos han resultado fecundados y de su calidad para ser o no implantados.

Para hacer esta espera más tranquila y reducir la ansiedad de los pacientes, el Instituto Marqués de Barcelona, experto en reproducción asistida, ha creado el “Embriomóvil”, una aplicación que permite a los padres ver la evolución de sus embriones en tiempo real.

“Los padres entienden el proceso, ven cómo se dividen las células, que éstas son del mismo tamaño y reconocen los embriones que se están desarrollando mejor”, explica a Efe la doctora Marisa López-Teijón, directora del Instituto Marqués, que asegura que poder hacer este seguimiento reduce la ansiedad de los pacientes.

Esta ginecóloga relata cómo los padres llaman a la clínica cuando ven un cambio en el embrión que les preocupa y, en el caso de que el proceso no tenga éxito, comprenden mucho mejor por qué ha fallado ya que, en algunos casos, ellos mismos han podido ver que la evolución no era la adecuada.

Sí hay algunos pacientes que prefieren no ver todo este proceso. “No son ni un 1 por ciento” y el motivo principal es el miedo a que algo vaya mal, señala López-Teijón.

Esta ginecóloga lleva varios años aplicando la música en las distintas etapas de la gestación. “La aplicamos desde el origen de la vida en diferentes momentos y estamos teniendo mucha suerte”, indica.

“En nuestro afán por intentar que todas las mujeres que acuden a nuestra clínica se queden embarazadas hemos empezado a estudiar cómo puede ayudar la música en la fecundación de los óvulos en los laboratorios”, comenta.

El laboratorio de fecundación in vitro “tiene que ser como un útero gigante” y, para ello se simulan las mismas condiciones: los biólogos están a oscuras, la temperatura es la misma, las superficies están calefactadas y son hidráulicas para amortiguar los impactos.

Pero en el útero también hay movimiento, un movimiento que no existe en el laboratorio porque los óvulos se encuentran en una placa estática. “Dijimos: vamos a ponerle vibración. Y conseguimos un 5 por ciento más de fecundación y de evolución de los embriones”.

“Conseguimos que fuera mejor la fecundación, vemos que el desarrollo embrionario es mejor, pero la tasa de embarazo es la misma”, lamenta.

El próximo estudio en el que trabaja intenta comprobar si las vibraciones musicales tienen efectos en el endometrio que mejoren la implantación del embrión. Espera tener resultados antes de que finalice este año.

Una vez transferido el embrión, recomiendan a las mujeres el uso de un dispositivo sonoro que se introduce vía vaginal y que emite música u otros ruidos. “No conocemos los resultados finales de este estudio, pero vamos bien, la tendencia es buena”, apunta.

Y de nuevo la ansiedad de las parejas se reduce. Más del 80 por ciento de las parejas así lo reconocen.

“Desde que les implantamos el embrión tienen que esperar entre 10 y 12 días hasta la prueba de embarazo y las mujeres se sienten solas y la ansiedad aumenta según se acerca el día de la prueba de embarazo.

En esos días, todas las pacientes preguntan qué pueden hacer para favorecer el embarazo y, gracias a este ejercicio, se sienten más útiles y reducen su ansiedad.

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