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El Parque Nacional de Guadarrama se arriesga a convertirse en parque temático

Vista del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Raúl Rejón

El Parque Nacional del Guadarrama vive en riesgo de convertirse en un gran parque temático de la naturaleza. Desde su declaración en junio de 2013, los gestores del espacio protegido –especialmente la Comunidad de Madrid, que comparte el parque con Castilla y León– no han perdido oportunidad para utilizarlo como “reclamo para el turismo”, y “fuente de riqueza”, según sus propias palabras.

Tanto es así, que la Consejería de Medio Ambiente de Madrid, al cumplir el parque un año, destacó que “ha tenido 3,5 millones de visitantes”. Nada más obtener el título de parque nacional, la consejería hizo un recuento y en tres meses “se recibieron 600.000 turistas”. Ya es el más visitado de los 15 que hay por España. El Gobierno regional también considera destacable que “la actividad de los alojamientos y restaurantes ha aumentado más de un 10%”. Para comparar, otros parques nacionales de montaña como el de Ordesa (Huesca) recibe una media de 600.000 visitantes anuales, los Picos de Europa (Asturias, Cantabria y León) está en 1,3 millones y Sierra Nevada (Granada) en 611.000.

María Ángeles Nieto, de Ecologista en Acción en Madrid, explica que “todo lo referente al desarrollo socioeconómico va dirigido al visitante y no al habitante”. Y añade que “se centran en las visitas, el turismo, el ocio ¿y qué pasa con un joven que necesita transporte público para ir a estudiar?”, se pregunta. También incide en que actividades económicas tradicionales se ven perjudicadas: “Los ganaderos ven sus pastos llenos de gente que espanta la cabaña”.

“La media de visitante por hectárea es la más baja de España, 103 personas”, dice la Consejería. “Se ha controlado en todo momento que los visitantes no ejerciesen una presión incompatible con el medio natural”, abundan. Cabe reseñar que de las 33.000 hectáreas del parque, una buena porción la componen cumbres de montaña, no muy adecuadas para el turismo.

Que la etiqueta de parque se está usando como seducción económica y turística –a veces más que de preservación– puede atestiguarlo el incremento de pruebas deportivas que quieren meterse por las cumbres protegidas para desarrollar sus competiciones. La propia Memoria del Parque de 2013 (aprobada en mayo de este año) reconoce que “a la vista de la creciente demanda de organización de pruebas deportivas de trail y bicicleta de montaña, se apreció la necesidad de acordar unos criterios para resolver estas solicitudes”. Y proponía establecer “un número máximo de pruebas”. Finalmente ese límite es de una prueba por día, según anunció la Comunidad el mes pasado.

Con todo, el documento remarca que “llama la atención especialmente el incremento de pruebas y de actividades organizadas por empresas de turismo activo”. En 2013 se autorizaron 22 competiciones. La conversión del parque en una especie de multiestadio, muchas veces de pago (las pruebas son organizadas por empresas que cobran una inscripción), no ha aflojado: sólo hasta mayo de 2014 iban por 17. Hasta junio el número ascendió a 33 (22 en Madrid y 11 en Castilla y León), según fuentes del parque.

La memoria también se admite que las empresas organizan entrenamientos por la zona protegida “que, hasta la fecha, no tramitan ningún tipo de solicitud”. Nieto insiste en que se va camino de crear un “gran polideportivo más que una zona de protección para los valores medioambientales”. La propia consejería publicitaba en febrero “el Parque Nacional acogerá su propia prueba de bicicleta de montaña”. El consejero de Medio Ambiente, Borja Sarasola, estuvo en la presentación de la carrera, organizada por una empresa privada.

Ejemplo del deseo por utilizar el entorno como recurso económico fue la lucha por autorizar una carrera de ciclismo enduro –descenso a gran velocidad– en la población de Cercedilla, en plena sierra de Guadarrama. La carrera se celebró el 26 y 27 de julio pasados. Los agentes forestales tuvieron que levantar una denuncia ante Disciplina Ambiental porque la organización se saltó las restricciones en los itinerarios después de ser avisados.

Fuentes de la Guardería Forestal relatan a eldiario.es que sus agentes advirtieron a la empresa que sus recorridos invadían zonas sensibles y que no era posible autorizar la prueba. “Desbalizaron los itinerarios pero, más tarde, los volvieron a habilitar porque contaban con que el Ayuntamiento obtendría la autorización de Medio Ambiente”.

El Consistorio lanzó un comunicado a las 21.00 horas del 25 de julio: “El permiso había sido confirmado de forma verbal al Ayuntamiento, con el compromiso de ratificarlo por escrito a lo largo del día de hoy, documento que a esta hora no se ha recibido”. Llegó, después de un día de frenética negociación telefónica a las 23.45 horas “la autorización del Subdirector General de Medio Ambiente para la celebración de la Big Ride Cercedilla”. El día del descenso, a tumba abierta, por los “itinerarios considerados críticos”, los forestales redactaron su denuncia, según confirma el portavoz de UGT en el cuerpo.

La Comunidad de Madrid contrapone que ha incorporado restricciones a estas pruebas como la mencionada de limitarlas “a una por día”, que arranquen y finalicen “en cascos urbanos fuera del parque”, y que “discurran por pistas y senderos ya existentes”.

Basurero en La Pedriza

La zona quizá más turística de todo el parque nacional es el famoso canchal granítico de La Pedriza (en Manzanares el Real). “Ahí los problemas de masificación vienen de antaño porque en 1997 ya se reconocía en el Plan de Regulación de Usos y Recursos que por allí pasaba un millón de personas al año”, recuerda María Ángeles Nieto.

Alejandro González es biólogo y vecino de Manzanares el Real. Cuenta que “con la premisa del reclamo turístico, la presión humana se hace insoportable”. Cualquier fin de semana de buen tiempo puede atestiguarse la saturación del entorno que es atravesado por el río Manzanares. “El uso de las charcas como piscinas está destruyendo el río”, asegura este biólogo. La acumulación de basura, las presas improvisadas para crear balsas de agua, movilizaron a los habitantes del pueblo a denunciar el deterioro de La Pedriza el verano pasado en una exposición fotográfica.

González analiza que “no se trata de un turismo que deje mucho dinero”. A pesar de esto, el parque nacional ha editado una guía “para dar respuesta a la gran demanda de servicios generada por los numerosos visitantes del Parque Nacional, y con el objetivo de colaborar en la consolidación del entramado empresarial y económico de estos municipios y fomentar la implantación de nuevos negocios por parte de emprendedores”. Nieto remata que, al final, “se trata, sobre todo, de una marca comercial”.

Una última vuelta de tuerca de la conversión de las cumbres del Guadarrama en escaparate ha sido la iniciativa católica 1.300 que pretende poblar las montañas con cruces y figuras marianas. Una primera plantación en La Maliciosa dio publicidad a sus pretensiones y contó con la censura de Medio Ambiente. Sin arredrarse, han convocado una nueva ascensión para el 6 de septiembre, esta vez al emblemático Yelmo de La Pedriza.

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