De Azaña a Primo de Rivera o Clara Campoamor: diez figuras políticas que libraron la 'batalla de las ideas' durante la República
El 14 de abril de 1931 vive la instauración de la Segunda República. Se trata del mayor intento reformista en la historia de España hasta ese momento. Una época de cambio desde pilares como el trabajo, la educación y los derechos de la mujer, que encuentran la oposición radical de las fuerzas reaccionarias del país. Pero, ¿quién libra esa batalla de las ideas? ¿Qué personajes actúan a uno y otro lado del tablero político?
Ahí están nombres como Manuel Azaña y Largo Caballero, desde una izquierda transformadora (y republicana). O Gil-Robles y Primo de Rivera, exponentes de una derecha reaccionaria (y golpista). Y, con acento femenino, una etapa marcada por mujeres como Clara Campoamor o María Zambrano. Un perfil de un periodo clave a través de figuras comentadas, para elDiario.es, por el hispanista Paul Preston y la investigadora y profesora Pura Sánchez.
Izquierda reformista (y republicana)
Manuel Azaña (Alcalá de Henares, 1880 - Montauban, Francia, 1940)
Presidente del Gobierno y de la II República. Es uno de los grandes impulsores del Frente Popular y representa, como político, el republicanismo ilustrado y burgués. Escritor –recibe el Premio Nacional de Literatura en 1926– y periodista, sus memorias son un reflejo de la época.
"Azaña fue un hombre inteligentísimo, como muestran sus diarios"
El reconocimiento de Estado llega ocho décadas después de su muerte en el exilio: desde el Congreso de los Diputados al rey Felipe VI. Con una parada, ante la tumba de Azaña, del jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, junto al presidente francés, Emmanuel Macron, que homenajea a los republicanos: “No olvidaremos a los españoles que nos permitieron ser libres”.
“Azaña fue un hombre inteligentísimo, como muestran sus diarios”, elogia Paul Preston. ¿Contribuyó al fracaso de la República? “Se podría argumentar que intentó ir demasiado lejos demasiado rápidamente desafiando a la Iglesia y al estamento militar a la vez”, sostiene el hispanista. “Le falló –en la primavera del 36 y otra vez en 1939, dice– la aplicación más firme de medidas exigidas por una situación peligrosa”.
Indalecio Prieto (Oviedo, 1883 - Ciudad de México, 1962)
Socialista. Ocupa varias carteras ministeriales. Trata de ‘republicanizar’ la “cuestión vasca”. Participa en la huelga revolucionaria de octubre del 34. Vuelca su vocación periodística en el diario El Liberal.
"Posiblemente es el político republicano más astuto estratégicamente hablando"
Historiadores desmienten que como presidente del PSOE imponga una “deriva revolucionaria y radical” y niega su “complicidad” en el asesinato de Calvo Sotelo. La ultraderecha quiere borrar su rastro en las calles de Madrid y ataca su estatua con la pintada de “asesino”.
“Posiblemente es el político republicano más astuto estratégicamente hablando” desde el 14 de abril del 31, señala Preston. Con un pero: “cuando tuvo la posibilidad de ser presidente del Consejo de Ministros –mayo del 36–, le faltó la determinación necesaria”. Con “un sentido de realismo que faltaba a Largo Caballero”, que impone su “táctica obcecada”, la República “perdió la posibilidad de un liderazgo fuerte en los meses en que la conspiración militar cobraba fuerzas”.
Francisco Largo Caballero (Madrid, 1869 - París, 1946)
"El hombre que contribuyó masivamente al fracaso de la República, cometiendo los dos mayores errores tácticos por exceso de ilusiones revolucionarias"
Histórico dirigente de PSOE y UGT. Ministro y presidente del Gobierno en plena guerra civil. Detenido por la policía francesa, pena en campos de concentración nazis, donde es liberado en 1945 por las tropas rusas. Los ataques a su Memoria, como en Madrid, están basados en “clichés franquistas”, según los expertos.
“El hombre que contribuyó masivamente al fracaso de la República, cometiendo los dos mayores errores tácticos por exceso de ilusiones revolucionarias”, describe Paul Preston. Otoño del 33: impide que continúe la coalición republicano-socialista y “así garantiza el triunfo de la derecha en las elecciones”. Y, tras la victoria del Frente Popular, comete el “error” de frenar un Gobierno unido y “condena a la República a tener un gobierno débil en contra del golpismo militar”.
Mujer y (naciente) feminismo
Clara Campoamor (Madrid, 1888 - Lausana, 1972).
Escritora, política y abogada. Luchadora por los derechos de la mujer e impulsora del sufragio universal: las mujeres votan por primera vez en España en 1933. Queda para la historia su mítico enfrentamiento con Victoria Kent. Una “personalidad relevante” cuya “conocida lucha en favor del voto femenino” lleva al “ostracismo político”, resume Pura Sánchez.
Palabra de Campoamor: “Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos”. O: “La libertad se aprende ejerciéndola”. Y más: “El feminismo es una protesta valerosa de todo un sexo contra la positiva disminución de su personalidad”.
María Zambrano (Vélez-Málaga, Málaga, 1904 – Madrid, 1991)
Filósofa, escritora y poeta. Pertenece a Las Sinsombrero, las artistas borradas de la Generación del 27. La guerra la obliga a un largo exilio: París, Nueva York, La Habana… Trabaja en universidades de México y Puerto Rico. España reconoce su figura literaria al final de su vida: Premio Príncipe de Asturias en 1981 y Premio Cervantes en 1988.
“Se hace política siempre que se piensa en dirigir la vida”, responde Zambrano cuando “se le preguntó por qué no hacía política adscribiéndose a algún partido”, recuerda la profesora Sánchez. Porque “es posible llegar a destruir un orden y establecer otro, con la consiguiente aureola revolucionaria, en nombre de una tendencia conservadora”, dice. Deja, en su madurez, esta reflexión: “Ser mujer significa renunciar y no poder ser lo que se quiere ser”.
Pilar Primo de Rivera (Madrid, 1907 - Madrid, 1991).
Política fascista. Fundadora de la Sección Femenina de Falange Española que manda desde su aparato propagandístico, la revista Consigna: “El niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar”. Aunque durante la República está en segundo plano, su creciente protagonismo escala con el adoctrinamiento de la mujer en la dictadura de Franco y colabora con la Alemania nazi.
Hija del dictador Miguel Primo de Rivera y hermana del líder falangista José Antonio Primo de Rivera. Con la Transición “se consideró traicionada” por el rey (ahora emérito) Juan Carlos y por el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez. Condesa del Castillo de la Mota desde 1960.
Derecha reaccionaria (y golpista)
José María Gil Robles (Salamanca, 1898 - Madrid, 1980)
Político y abogado. Líder de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Diputado en las Cortes republicanas y Ministro de la Guerra en 1935. Antes, colabora en la dictadura de Primo de Rivera. Asiste a los congresos de Núremberg y estudia la propaganda nazi. En la campaña electoral de 1933 apela a fundar “una Nación nueva, dejar la Patria depurada de masones, de judaizantes”, con los “deberes y sacrificios” necesarios: “¡Qué importa que nos cueste hasta derramar sangre!”, exclama.
“Un político astuto” que desarrolla “la idea inteligente de que una derecha que pareciese más moderada tendría más éxito que los grupos abiertamente golpistas”, explica Paul Preston. Y lleva esta premisa –como “discípulo de Ángel Herrera” – a la práctica: “primero dedicándose a obstaculizar el programa reformista de la República”. Ya en el poder, en el bienio negro de los años 34 y 35, “hizo lo posible para fortalecer a los militares antirrepublicanos” y en la primavera del 36 para “justificar la conspiración militar en las Cortes”.
José Calvo Sotelo (Tuy, Pontevedra, 1893 - Madrid, 1936)
Político y jurisconsulto. Ministro de Hacienda en la dictadura primorriverista, evita juicio en la República con su exilio en Portugal, hasta la amnistía del Gobierno derechista del 34. Desde el partido Renovación Española busca instaurar una monarquía autoritaria.
Un grupo de pistoleros (falangistas, según Preston; requetés carlistas, dice Ian Gibson) mata a tiros el 12 de julio del 36 a José Castillo, teniente de la Guardia de Asalto y militante socialista. El terrorismo de extrema derecha suma homicidios y un grupo de policías pide autorización para detener a fascistas todavía en la clandestinidad.
En la batida, y tras intentar apresar entre otros a Gil-Robles, cae Calvo Sotelo a manos de La Motorizada, una suerte de milicia socialista madrileña. Durante el traslado a la Dirección General de Seguridad queda consumado el crimen. Los rebeldes esgrimen el mito de su asesinato como causa del golpe de Estado. La falsa amenaza de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, a Calvo Sotelo sigue en el imaginario de la ultraderecha y de las 'fake news' del franquismo sociológico.
José Antonio Primo de Rivera (Madrid, 1903 - Alicante, 1936)
Abogado, político y primogénito del dictador Miguel Primo de Rivera. Como fundador de Falange Española, aspira a convertirse en líder del fascismo patrio. Juzgado por conspiración y rebelión militar contra el Gobierno de España, su condena a muerte es ejecutada por fusilamiento el 20N del 36.
Tras la guerra civil, el régimen franquista exhuma los restos, que traslada a El Escorial y luego al Valle de los Caídos, donde sigue enterrado. Considerado una especie de mártir de los golpistas, su nombre queda inscrito desde entonces en iglesias, Cruces de los Caídos, calles, monumentos y hasta colegios o esquelas en periódicos. Un descendiente sigue siendo Duque de Primo de Rivera, que concede Franco entre otros títulos nobiliarios.
La ‘bola extra’ del ciudadano Lerroux
Alejandro Lerroux (La Rambla, Córdoba, 1864 - Madrid, 1949). Político, periodista y publicista. Jefe del Gobierno en la II República durante varias etapas. Fundador del Partido Republicano Radical. Ejerce de muleta del poder, enfrentado a Azaña, acaba girando a la derecha y está envuelto en diversos escándalos de corrupción. Durante la guerra de España se exilia en Portugal y muestra su apoyo a Francisco Franco.
“Un hombre listo y muy corrupto más interesado en el poder y sus propias posibilidades económicas que en la suerte de la República”, define Paul Preston. “Dentro de un sistema electoral que favorecía las coaliciones, su salida de la coalición republicano-socialista significó una pérdida inmensa, que fortaleció masivamente a la derecha”, explica. Ya en 1934, “con tal de quedarse en el poder”, permite “a la CEDA desmantelar las reformas del primer bienio y así aumentó las tremendas divisiones sociales”, cuenta el hispanista.
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