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Becas trampa: los estudiantes “Séneca” se quedan sin la ayuda de residencia

María Alcázar, estudiante de último curso de Periodismo

Laura Olías

“Acepté la plaza en otra universidad porque contaba con la beca de residencia”, dice María Alcázar, estudiante de Periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche, que cursa su último año de carrera en Bilbao gracias al programa de movilidad Sicue. Fue una de esos universitarios con pocos recursos que, tras hacer cuentas, decidieron vivir la experiencia de estudiar en otra ciudad a pesar de la retirada de las becas Séneca. Sin embargo, el Ministerio le ha negado la beca general de residencia, según su universidad, porque “no existe necesidad de desplazamiento”.

“No tiene ningún sentido”, se queja Alcázar, que cumple con los requisitos exigidos en el real decreto 609/2013, de 2 de agosto, por el que se establecieron las pautas para el nuevo sistema de becas. Antes, las becas Séneca eran incompatibles con otras subvenciones “de la misma finalidad y naturaleza, incluidas las becas generales, salvo la matrícula y la ayuda de material”, apunta la información del Ministerio del curso pasado.

Sin embargo, como el Ministerio dirigido por José Ignacio Wert ha retirado el presupuesto para las becas Séneca, Alcázar no encuentra ningún motivo para esta denegación. “Y lo peor es que, si existía esa incompatibilidad, el Ministerio debería haber informado de ella”, denuncia.

En el perfil de Alcázar de la plataforma de becas de la Universidad Miguel Hernández, que ha podido consultar eldiario.es, aparece la siguiente respuesta: “Según instrucciones del MECD, para los alumnos Sicue, se considerará como centro de estudios durante el curso la UMH a efecto de la beca”. Francisco Javier Moreno, vicerrector de Estudiantes y Deportes de la universidad, corrobora esta información: “Hablamos con el Ministerio de Educación y nos dijeron que a los alumnos del programa Sicue no les correspondía la cuantía de residencia porque la movilidad no era por necesidad”.

Sin embargo, la confusión aumenta cuando otros alumnos sí han recibido la prestación. Marina Mariscal, compañera de Alcázar gracias al programa Sicue, cursa el último curso de Periodismo en Bilbao aunque su centro de referencia es la Universidad de Sevilla. “Recibí los 1.500 de residencia, pero claro, a la vista de las denegaciones de otros compañeros no sabemos si es un error. Dicen que a lo mejor lo tenemos que devolver. Por si acaso, no tocaré nada del dinero que reciba de la parte variable”, cuenta por teléfono. Si tuviese que devolver el dinero, los 1.500 euros se sumarían a los 2.000 euros menos que ha percibido este curso respecto al anterior, a pesar de un 8,6 de media.

Según fuentes del Ministerio de Educación, la beca general es compatible con el programa Sicue, pero “a estos alumnos se les concede o no cuantía fija ligada a la residencia considerando su domicilio familiar y el de la universidad de origen”. Desde el gabinete de José Ignacio Wert, se amparan en el artículo 53.2 de la convocatoria de las becas generales, donde se recoge la compatibilidad con “las becas ERASMUS, TEMPUS y otras de análoga naturaleza” en las que “se tendrán en cuenta las circunstancias que concurren en función de la universidad en la que se encuentran matriculados”. Los alumnos, a pesar de que estudian en una universidad de otra Comunidad Autónoma, están matriculados en su centro de referencia.

Sin embargo, el Ministerio incluye el programa Sicue en un artículo que habla de otras 'becas', cuando el sistema de intercambio dejó de serlo tras la supresión de la ayuda Séneca.

Menos oportunidades para los estudiantes sin recursos

La denegación de la parte fija fue un obstáculo más para María Alcázar. Desde febrero, solo ha recibido los 1.500 euros de la beca ligada a la renta, que contrastan con los más de 6.000 euros que recibió el año pasado. Sus ingresos familiares están encuadrados en el umbral de renta más bajo fijado en la convocatoria del Ministerio y siempre había recibido la beca de movilidad porque, aunque estudia en Elche, es de Murcia.

“A mi familia y a mí nos costó mucho, pero al final conseguí llegar al final del curso”, afirma, aunque se planteó la idea de dejarlo a medias. “Aún así, ¿qué pasa con aquellos que no hayan podido?”, plantea.

Ana Francos, estudiante de Magisterio de la Universidad Complutense de Madrid, vio como personas interesadas en el programa de movilidad se echaban para atrás ante la retirada del apoyo de la Administración. Este curso ha sido el primero, tras 12 años de apoyo del Estado, en el que los estudiantes no han podido beneficiarse de las denominadas becas Séneca.

Durante el curso pasado se repartieron 2.129 ayudas, que constaban de 500 euros al mes para colaborar con los gastos de residencia y una ayuda de viaje única a cada beneficiario de entre 120 y 200 euros, dependiendo de su desplazamiento.

“Yo decidí continuar porque, por mi nivel de renta, tenía derecho a la beca general del Ministerio”, relata Francos, que ha cursado este año en la Universidad de Deusto, en el País Vasco. En Madrid, vive con su abuelo y juntos no superan el umbral 1 de renta, el más bajo. Sin embargo, sus cábalas sufrieron un duro golpe: el Ministerio también ha rechazado la parte fija ligada a la residencia.

Para llegar a fin de mes ha tenido que reducir gastos: “Si antes cogía el metro, ahora me voy andando y en la compra, por ejemplo, me he quitado también artículos. Elijo solo lo más necesario”. Además, ante el retraso del pago de las becas de educación, ha tenido que recurrir a trabajos a media jornada para pagar el alquiler. “No le podía pedir más esfuerzos a mi abuelo”, explica.

El año pasado, el ministro de Educación afirmó en el Congreso que la eliminación de las becas Séneca no tenía “nada que ver” con la igualdad de oportunidades. En ese momento, la Red Universitaria de Asuntos Estudiantiles (RUNAE) y la Comisión de Internacionalización y Cooperación de las Universidades Españolas (CICUE) ya lamentaron la medida del Ejecutivo. Y ahora, tras la resolución de las ayudas generales, Ana Francos critica la postura del Ministerio: “Es una pena. Están negando la posibilidad de ampliar las fronteras a los estudiantes con menos recursos”.

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