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Vaciada y desconectada: la España que sigue sin internet de alta velocidad

¿El problema del despoblamiento es sólo en los pueblos o también en las ciudades?

Belén Remacha

A mediados de 2018, el 20% de la población española todavía no disponía de cobertura de internet con velocidad superior a 100 Mbps, según los últimos datos que proporciona la Secretaría de Estado de Avance Digital. Las personas sin conectividad rápida se concentran en la llamada España vaciada, concretamente en la más aislada y rural: a 1 de julio del pasado año, solo el 48% de las localidades de menos de 5.000 habitantes tenían banda ancha de 30 Mbps.

Antes del 1 de enero de 2020, las compañías deberán cubrir con 100 Mbps el 90% de los pueblos de ese tamaño, según una directiva europea de 2011 que se quedó en un cajón y el Gobierno desempolvó a finales de 2018. Forma parte del compromiso de la Agenda Digital Europea que suponía que el 1 de enero de 2020 se llegara al 100% del territorio a esa velocidad.

Las personas que lo sufren y que luchan por que esta situación cambie coinciden en compararlo con otra herramienta que en su día tardó en llegar: la electricidad. “La despoblación es una suma de cosas que van cambiando con los años. Esto, hoy, provoca una limitación”, valora Luis Sáez, investigador de Ceddar (Centro de Estudios sobre la Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales).

“Pero también es importante recordar que hay territorios donde sí llega la banda ancha también en situación crítica”, continúa Sáez. No es una panacea. “Hay que combinar la banda ancha, que es la herramienta, con fomentar las redes comunitarias, el teletrabajo, o la participación, con la creación de portales participativos por ejemplo de alquiler, o que las webs de los pueblos no estén caducadas. Utilizarlo constructivamente”.

La Secretaría de Estado de Avance Digital calcula que, cuando concluyan las convocatorias de concurso ahora en trámite, la cobertura de al menos 100 Mbps se situará en torno al 89% de los españoles y españolas. No solo lo promueve el actual Ejecutivo, sino que es uno de los pocos aspectos en los que los cuatro partidos coinciden tanto en programas como debates como una urgencia a resolver.

Poca rentabilidad

Esa limitación que provoca la falta de internet está en todos los ámbitos, del educativo al comunicativo pasando por el sanitario. Sobre este último, con una población altamente envejecida, Sáez hace hincapié: “La teleasistencia, por ejemplo. Sin internet ni cobertura, cómo la implantas”. Lo mismo destacan desde la Asociacion Agraria de Jóvenes Agricultores de Castilla y León (ASAJA). Ellos llevan “años” reuniéndose con la Junta para solucionar la falta de internet o la baja calidad de éste, que cifran en un millar de localidades en la comunidad.

Lo achacan “ni más ni menos” a la falta de rentabilidad para las compañías telefónicas: “Poner antenas o repetidores para tan escasa población no les ha dado beneficios. Pero también es consecuencia de que no haya habido una ley que les haya obligado. Si todos somos iguales, como dice la Constitución, hace tiempo que tendría que estar resuelto”. Reconocen que, durante este tiempo que lo llevan peleando, sí que ven cómo “poco a poco” internet va llegando, pero “va muy lento y el problema siempre persiste en los pueblos pequeños, periféricos o montañosos”.

Ellos ponen un foco concreto en las dificultades concretas para el empleo: “Lo que en la ciudad es normal y necesario para crear cualquier negocio aquí es imposible. Aquí cualquier pequeño autónomo no puede crear imagen, publicidad, comunicarse con clientes, vender, alquilar, comprar. Y lo sufren las PYMES, las multinacionales se apañan”. También, como Sáez de CEDDAR, apunta al teletrabajo, “que se suele pensar solamente en el sentido de la conciliación en las ciudades. Está muy bien, pero tendría mucho recorrido también pensando en lo territorial”.

Perspectivas y alternativas

Desde Telefónica afirman que sí se va a llegar este año al 100% de la población entre fibra, 4G y la cobertura vía satélite a través de un “ambicioso plan”, soportado parcialmente en las ayudas públicas de la Administración Nacional y autonómica PEBA (Programa de Extensión de la Banda Ancha de Nueva Generación) se prevé alcanzar el 95% de la población con redes NGA –capacidad superior a 100 Mb/s– antes de que llegue 2024. Eso implicaría, según la Secretaría de Estado, que llegaría a 2,2 millones de personas más que en la actualidad. Desde esa institución remarcan otros programas extra en marcha, como las ayudas de red.es o Escuelas Conectadas.

Desde algunas entidades que pelean por esto no ponen en duda esas intenciones, pero le ponen dos problemas. “El primero es que los que se quedan fuera incluso de esos planes son los pueblos pequeños, los más despoblados. El segundo es que ”todas las tarifas que nos dan como solución y que van implantando resuelven parcialmente el problema, porque suelen tener límites“, dice Santiago Lamora, de la cooperativa tecnológica, Ribagüifi.

Ribagüifi es una de las muchas alternativas que han surgido estos años ahí donde ni las administraciones ni las compañías telefónicas han llegado. Nace a partir de güifi.net, una red de telecomunicaciones libre creada en la provincia de Girona en el año 2004. Ribagüifi tiene su sede en Jaca (Huesca) y abastece a unas 200 personas en cinco pueblos. Cada nodo tiene su circunstancia, explican, y funciona de una manera: los hay de fibra óptica, wifi o incluso se ha probado PLC (a través de alumbrado).

Se sostienen por una inversión inicial de los usuarios y luego una cuota de mantenimiento. “Nos han dado alguna subvención desde el gobierno de Aragón pero, normalmente, el problema en este ámbito es que las ayudas que se sacan están pensadas para provincias o comunidades autónomas enteras. No resuelven problemas puntuales sino que solo pueden aspirar a ellas las grandes operadoras”, explica Lamora.

Lamora, ingeniero informático, continúa: “Llevamos años esperando a grandes empresas, y no llegan por falta de rentabilidad. Cuando han llegado, han implantado lo que en la ciudad lleva años: se habla de 100 megas como el objetivo, y en la ciudad la velocidad de descarga es diez veces mayor. Lo que buscamos es no seguir marginados de la evolución del mercado laboral y sus posibilidades. Internet ya hace mucho que no es un lujo sino una necesidad básica. Igual que la luz”.

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