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España reduce a la mitad el tiempo en el que detecta los casos de coronavirus, pero el 50% aún tarda en identificarse “más de lo adecuado”

España reduce a la mitad el tiempo en el que detecta los casos de coronavirus, pero el 50% aún tarda en identificarse "más de lo adecuado"

Marta Borraz / Raúl Sánchez

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48 horas para identificar los casos. Fue el objetivo “ambicioso” marcado por Sanidad al inicio de la desescalada para atajar los rebrotes de coronavirus. La detección precoz para cortar las cadenas de transmisión está en la base de la estrategia de control de la pandemia, junto al rastreo y al aislamiento, pero las comunidades autónomas aún no han llegado al escenario ideal. Según revela el último informe del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), fechado el 23 de julio, la mediana de días que pasan desde que se inician los síntomas hasta que hay un diagnóstico vía PCR está en tres. Una marca “mejorable”, según las voces expertas contactadas por elDiario.es, pero que se ha reducido considerablemente en los últimos meses: antes del 10 de mayo, la mediana era el doble, de seis días.



El uso de la mediana, que es el valor central de una serie, evita distorsiones por la existencia de algún valor muy extremo, pero la horquilla va de un día a los cinco -antes, de tres a once-. Esto implica que el 25% de los casos tardan menos de 24 horas en detectarse y otro 25% entre uno y tres días, pero la mitad tardan más de tres –e incluso uno de cada cuatro, más de cinco–. Las comunidades se mueven en medianas de dos, tres o cuatro días, con Castilla-La Mancha, Murcia y Melilla a la cola y Asturias, Catalunya, Galicia y País Vasco a la cabeza. Pero en todas hay casos de infectados que tardan en diagnosticarse hasta cinco, seis o incluso siete días. En Castilla-La Mancha o Murcia pasan más de cuatro días hasta que el 50% de los casos que presentan síntomas compatibles son confirmados como contagios nuevos.

Para Andrea Burón, vicepresidenta de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) y portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), la mediana de tres días a nivel nacional “no es globalmente mala”, pero eso significa que hay un gran número de positivos “que tardan en diagnosticarse más” y eso “tiene que mejorar porque estamos perdiendo un tiempo importante”. La epidemióloga explica que a partir de la confirmación del caso es cuando se empieza a hacer el rastreo amplio de contactos desde Salud Pública, “la herramienta básica que tenemos para reducir la transmisión”. Por lo que cuanto más estrecho sea el margen hasta el diagnóstico, antes podrán detectarse otros casos asociados y evitar que contagien el virus.

Según el plan aprobado por Sanidad, la mera sospecha debe hacer identificar de forma inmediata a los convivientes, pero el resto de contactos con los que haya estado más de 15 minutos y a menos de dos metros de distancia puede esperar a tener la confirmación del test. Por eso, el exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Daniel López-Acuña, considera que “adelantarlo y hacer una detección temprana tendrá efectos muy positivos” a la hora de frenar los nuevos casos, y apunta a que aunque los tres días “no estén mal”, más allá, “sí que ya no es adecuado”.

Retraso en la primera consulta

Burón señala que para reducir este tiempo “hay puntos que dependen del sistema”, es decir, de la agilidad con la que Atención Primaria atiende a los sospechosos, ordena la PCR y se obtiene resultado, “y otros de la propia ciudadanía”. Según revela el análisis del Instituto de Salud Carlos III, uno de los grandes cuellos de botella está en el tiempo que pasa entre el inicio de síntomas y la primera consulta, que es normalmente el paso previo para la realización de la prueba, y que está también en una mediana de tres días. En este punto, los expertos llaman a la reacción ágil de la población una vez notan sintomatología: “Es clave sensibilizar a la gente de que nada más que empiecen a sentir síntomas, aunque sean leves, contacten. Todo lo que se pueda hacer en este sentido es importante”, dice López-Acuña.

Para Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), lo “ideal” sería que el mismo día que una persona desarrolla síntomas consulte al médico y unas 24 horas después tenga el resultado. El retraso en acudir, apunta, podría deberse a que mucha gente “tiene síntomas muy leves y hasta que no empeora un poco no va” o también a que “haya servicios de Atención Primaria que estén saturados”. De hecho, en varios puntos de España los centros de salud han afrontado la crisis sanitaria lastrados por años de recortes y sin apenas refuerzos, según relataron sanitarios de Barcelona, Madrid, Valencia, Castilla y León o Murcia a elDiario.es. Milagros García Barbero, exdirectiva de salud de la OMS, coincide en que muchos “están colapsados” y eso “puede ser el problema”. Lo importante, añade, es “reforzar el mensaje de que nada más ver un síntoma hay que llamar y también fortalecer el sistema”.



Barbero también considera que los tres días pueden reducirse; “y la muestra está en que hay comunidades que lo hacen en menos”. En algunos territorios ocurre que tienen tiempos cortos (de un día) hasta la consulta, pero luego llegan a los tres a la hora de diagnosticar. Es el caso de Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla y León, la Comunidad Valenciana o La Rioja. Otras, como Asturias, Galicia o País Vasco, tienen medianas también de un día hasta la primera atención sanitaria, pero reducen la detección a los dos. La situación de Catalunya, por su parte, es particular porque tarda más en la consulta que en el diagnóstico. Según explican desde el ISCIII, lo habitual es que la fecha de consulta sea anterior a la de detección, pero con la entrada en vigor de la estrategia de vigilancia a mediados de mayo “y la búsqueda activa de casos y contactos, es probable que algunos que consultan por primera vez a Atención Primaria hayan sido diagnosticados antes en hospitales o en centros privados”.

“El tiempo es oro”

Según afirmó este jueves Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias (CCAES), el tiempo de detección está ahora mismo entre 24 y 48 horas, pero hay que tener en cuenta que el informe del ISCIII analiza los casos notificados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) a partir del 11 de mayo, es decir, los relativos a más de dos meses. Fue entonces cuando cambió la forma en que las comunidades comunican los casos a Sanidad y tuvieron que empezar a hacer una notificación invidualizada: a cada positivo se le asocian varios detalles, entre ellos, el tiempo que pasa entre que inicia síntomas y diferentes eventos. Por eso, para este indicador, y a pesar de que cada vez se detectan más asintomáticos, la muestra son los casos con síntomas, casi la mitad del total.

“El tiempo es oro en este tema. Mientras menos días pasen, antes podemos intervenir y cortar la transmisión”, reitera López-Acuña, que apunta a que “todo lo que podamos hacer para reducir este indicador es fundamental”. Burón coincide y recuerda también que otra pata esencial de la estrategia de control de la pandemia es el aislamiento de los positivos. “Además de avisar al sistema sanitario, hay que autoconfinarse, y no sé si es algo que se ha transmitido lo suficiente”, añade. En general, la mayoría, tanto de confirmados como de contactos estrechos, cumple las cuarentenas, pero es algo que preocupa a los equipos de rastreo, que han detectado un incremento de sospechosos que no lo hacen.

Con todo, el informe del ISCIII desvela que desde el inicio de síntomas hasta el aislamiento pasa una media de un día, con una horquilla que va desde 0 hasta cuatro. “En términos epidemiológicos –prosigue Burón– esto es muy importante porque implica no seguir contagiando en el caso de que al final resulte positivo. Hay mucha parte que los ciudadanos podemos hacer en esto”.

El engranaje completo de control del coronavirus una vez que se ha ido activando la vida social y económica pasa por cortar de raíz la transmisión para que no se extienda, como ha acabado ocurriendo en Catalunya y Aragón. Para ello, las comunidades deben implementar la detección cuanto más precoz mejor y el rastreo de los casos, que ha mostrado debilidades en algunos territorios. Una “receta”, en palabras de López-Acuña, que “aún debe fortalecerse más” ante los rebrotes y de cara a otoño, cuando se espera que la COVID-19 conviva con otros virus respiratorios, como el de la gripe, que incrementarán la carga sanitaria, tanto en Atención Primaria, como a la hora de hacer pruebas. “El verdadero reto es mantener esa mediana de tres días hasta el diagnóstico dentro de unos meses”, concluye Gullón.

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