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“Lo han hecho para la lista de los más ricos de Forbes, no para los ciudadanos chinos normales”

Construcción en una urbanización de Benahavís, cerca de Marbella, destino de lujo habitual para turistas rusos. / Google Maps.

Susana Hidalgo

“La primera feria inmobiliaria dirigida sólo a ciudadanos chinos”. Este era el reclamo con el que en mayo de 2010 la feria Inmochina, promocionada por una promotora inmobiliaria, intentaba convencer a la comunidad china de los beneficios de invertir en un piso en España. “Es un colectivo buen pagador”, se podía leer en algunos artículos referentes a la feria, en contraposición al resto de la comunidad inmigrante, supuestamente morosa por doquier y mucho más en tiempos de crisis.

Ahora, el Gobierno retoma esa idea de ofrecer el stock inmobiliario a los inmigrantes ofreciendo a cambio, y de manera casi automática, la obtención del permiso de residencia. La medida está dirigida sobre todo a las comunidades que el Ejecutivo considera más pudientes y que pueden tener un interés en comprar en España una segunda vivienda: la rusa y la china. La primera, junto a la nórdica, ha reactivado en tiempos de crisis la venta de pisos de segunda residencia en las costas españolas. Por ejemplo, en la Costa Blanca, el 80% de los compradores son extranjeros.

Los sindicatos han tachado la medida de “extraña y descabellada”, el Consejo General de la Abogacía ha advertido que puede generar “amiguismo” y el PSOE la considera “mercantilista”. Las asociaciones de inmigrantes consultadas por Eldiario.es tampoco escatiman adjetivos negativos: ridícula, “perla” o discriminatoria.

¿A quién beneficia la medida? ¿Hay en España, en plena crisis económica, un sector de la población inmigrante que pueda disponer de 160.000 euros para comprarse una vivienda en España? “No”, contesta rotundo Gilberto Torres, presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España (Ferine). Las cifran le dan la razón: Los extranjeros no residentes compran un 85% de pisos menos que antes de la crisis, según datos del Ministerio de Fomento. A modo de ejemplo, en el primer semestre de 2012 sólo se vendieron 1.363 viviendas a este sector de la población, en comparación con las 9.497 que se otorgaron en el mismo periodo de 2006.

“Esta nueva perla del Gobierno es excluyente porque está dirigida a los ciudadanos chinos y rusos. Además, es ofensivo que el PP determine este tipo de planes, que sólo benefician a la banca y a los grandes capitales”, señala Torres. Para él, el Ejecutivo pretende atraer a cualquier precio a inversores extranjeros y así promocionar de nuevo “el ladrillazo”. De momento, es una propuesta que están estudiando varios ministerios y que, de producirse, terminaría reformando la Ley de Extranjería.

Pero ni siquiera el plan de conceder la residencia a cambio de invertir en un piso de 160.000 euros o más ha convencido a las asociaciones de chinos y rusos afincados en España. “No lo veo con buenos ojos, abre las puertas a personas que no se han esforzado y que se pueden comprar la residencia por dinero”, se queja Alla Didkoska, de origen ruso y portavoz de la asociación de inmigrantes Cumbres Eslavas. Didkoska, como Torres, se queja además de que la medida generará un proceso de amnistía. “Estoy en paro, antes trabajaba como mediadora social con inmigrantes y conozco perfectamente la situación, no tenemos dinero para comprarnos casas de 160.000 euros”, señala.

Ella cree que, en cambio, esa inversión sí que podrían realizarla muchos de sus compatriotas que pasan temporadas en Baleares y en Marbella. Un 15% de los ciudadanos rusos que pasan sus vacaciones en Mallorca tiene previsto comprar allí una residencia, según datos de la empresa MallorcaRusia, un portal de internet dedicado a unir intereses económicos de ambos mundos. El número de turistas rusos a las islas no hace más que incrementar. En 2010 llegaron 30.000, en 2011 60.000 y este año unos 120.000.

“No es honrado que los ricos puedan comprarse el permiso de residencia como si fuese un bien más; para estos rusos que vienen a España a disfrutar del clima, 160.000 euros no es nada. La propuesta del Gobierno es una burla a los inmigrantes que llevamos años aquí trabajando”, insiste en sus quejas Alla Didkoska. Desde Ferine, Gilberto Torres, describe la situación de la mayoría de los inmigrantes, muy alejados de los yates y el caviar: “La mayoría estamos en situación precaria, hemos perdido los pisos, muchos han tenido que volver a sus países de origen”. “Por eso esta medida es discriminatoria y descabellada”, sentencia.

Desde las asociaciones de la otra comunidad aludida por el Gobierno, la china, también se considera que la propuesta no es eficaz. “Es ridículo que te den la residencia si te compras un piso, parece que lo han hecho para la lista de los más ricos de Forbes, no para los ciudadanos chinos normales”, critica Alfonso Chao, miembro del Comité para la Educación e Integración de los Inmigrantes Chinos en España. Chao ahonda en su reflexión: “Y si está dirigida a los chinos que no viven en España, ¿qué chino va a comprarse aquí una segunda residencia?; es todo un sinsentido”. Chao coincide con sus compañeros en que la propuesta está dirigida a beneficiar a la banca y que es mercantilista.

Pero hay otros que sí que han visto negocio. En el último Salón Inmobiliario Internacional de Madrid (SIMA) hubo un programa específico para los visitantes chinos y hay además una empresa, Infochina Gestión, enfocada a vender pisos construidos en España a chinos.

Como ayer se podía leer en un comentario a la noticia publicada en una web sobre los permisos de residencia: “¿Y por la compra de un coche de 15.000 te dan la tarjeta sanitaria?”.

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