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La NASA encuentra la mayor reserva de agua conocida y su tamaño multiplica por 140.000 millones la de la Tierra

La observación muestra cómo ciertas moléculas, como el agua, ya existían cuando el universo tenía 1.600 millones de años

Héctor Farrés

3 de julio de 2025 13:30 h

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Detectar la presencia de agua en Marte se ha convertido en uno de los objetivos prioritarios de las misiones espaciales en las últimas décadas. La posibilidad de hallar vestigios, depósitos o trazas de este elemento permite no solo estudiar el pasado geológico del planeta, sino también abrir la puerta a futuras bases humanas fuera de la Tierra. Las agencias espaciales centran sus esfuerzos en zonas donde hay indicios de actividad fluvial pasada o estructuras subterráneas compatibles con hielo. La búsqueda incluye el análisis de imágenes, la observación de minerales hidratados y la interpretación de señales químicas que podrían estar asociadas a humedad residual.

En medio de este interés por identificar agua utilizable en Marte, un equipo de astrónomos localizó el mayor depósito de vapor de agua jamás registrado, aunque no precisamente en el planeta rojo.

La nube detectada no tiene nada que ver con mares u océanos

El hallazgo se remonta a 2011 y no procede de nuestro sistema solar, sino de una observación realizada a más de 12.000 millones de años luz de distancia. Los investigadores identificaron una gigantesca nube de vapor de agua envolviendo el cuásar APM 08279+5255, una fuente energética alimentada por un agujero negro supermasivo.

La magnitud del descubrimiento fue tal que los cálculos estimaron un volumen de agua equivalente a 140.000 millones de veces el contenido de todos los océanos terrestres, según datos recogidos por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.

A pesar de las dimensiones, la estructura no se asemeja en absoluto a un océano. La detección corresponde a una inmensa concentración de vapor dispersa a lo largo de cientos de años luz, con temperaturas por debajo de los -50 grados Celsius.

Este entorno, extremadamente denso y caliente en comparación con la media galáctica, resulta incompatible con la vida, como subraya el medio Astronomy al analizar las características físicas del fenómeno.

Los cuásares podrían tener un papel más activo en la evolución cósmica

La distancia del cuásar respecto a la Tierra implica que lo observado se remonta a un momento muy temprano en la historia del universo. En concreto, se calcula que el reservorio de agua existía cuando el cosmos apenas tenía 1.600 millones de años, lo que sitúa el hallazgo en una etapa primitiva del desarrollo galáctico. Este dato supone un argumento central para repensar cómo se distribuyeron ciertos compuestos esenciales en las fases iniciales de la formación del universo.

Detectar vapor de agua en torno a un agujero negro supermasivo obliga a replantear teorías sobre la formación galáctica

El entorno en el que se produjo este descubrimiento también ha generado debate entre la comunidad científica, especialmente en lo referente al papel que podrían desempeñar los cuásares en la generación y retención de ciertos elementos.

Según recoge NASA Space News, la existencia de vapor de agua en cantidades tan elevadas en torno a un agujero negro supermasivo obliga a revisar algunas teorías sobre la formación de estructuras cósmicas y la evolución de las galaxias.

Sin embargo, no hay consenso total respecto a las implicaciones a largo plazo. Algunos medios científicos apuntan que uno de los efectos indirectos de esta masa de vapor podría ser el aumento progresivo de la masa del agujero negro central, aunque esta afirmación solo ha sido respaldada por una fuente y no ha sido replicada por otros organismos. Lo que sí queda claro, en palabras de los responsables de la NASA, es que “el hallazgo amplía nuestra comprensión sobre la distribución de moléculas en el universo primitivo”.

Comprender el pasado del agua ayuda a imaginar el futuro de la vida

Lejos de cualquier uso práctico o aplicación directa para futuras misiones, el valor de esta observación se encuentra en el plano teórico. No ofrece información útil sobre los océanos terrestres ni revela nada concreto sobre la aparición de agua en nuestro planeta.

A pesar de su magnitud, la concentración de vapor detectada rodeaba el cuásar de forma difusa, en temperaturas extremadamente frías y con una densidad incompatible con cualquier forma de vida

Lo que sí plantea es la posibilidad de que ciertas moléculas, como el H₂O, estuvieran presentes mucho antes de lo que se pensaba, incluso antes de que la Vía Láctea adoptara su forma actual.

Este tipo de descubrimientos, aunque alejados del objetivo inmediato de encontrar agua utilizable en Marte, refuerzan la idea de que la materia necesaria para la vida ha estado circulando por el universo desde sus primeras fases. Comprender cuándo y dónde surgieron estas condiciones puede ofrecer pistas sobre cómo evolucionaron los planetas y cómo se formaron los entornos habitables que hoy conocemos y que, en un futuro, se podrían llegar a conocer.

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