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Qué se dijo en el IGF 2014 sobre la neutralidad de la red

Foro de la Gobernanza de Internet 2014

Marilín Gonzalo

Madrid —

La novena edición del Foro de Gobernanza de Internet (Internet Governance Forum o IGF), organizado por Naciones Unidas, se celebró en Estambul la semana pasada, rodeado de controversia. Las principales críticas fueron contra la censura del gobierno de Turquía, que este año ha bloqueado plataformas como Youtube, Vimeo o Twitter, después de que los ciudadanos turcos las usaran para expresar sus opiniones en contra de Erdogan, muy cuestionado por prácticas corruptas.

¿Siempre se dice lo mismo en estos foros? Este marcó algunas diferencias con respecto a los anteriores. Por un lado, es el primero que se celebra después de NETMundial, donde Brasil aprobó el Marco Civil de Internet que garantiza la neutralidad de la red, el que sin duda fue uno de los temas clave en los debates. Especialmente tras el cambio puesto de manifiesto este año por la FCC (Federal Communications Commissions, la Comisión Federal de Comunicaciones en Estados Unidos), que abre la puerta a que las operadoras puedan establecer vías rápidas (fast lanes), algo que de primeras, se enfrenta al concepto de la neutralidad de la red tal como la conocíamos.

Vint Cerf pone orden

Durante el congreso apareció Vint Cerf, (padre de internet y vice presidente de Google), reconociendo que hay debates sobre la neutralidad de la red y dijo que “no todos los paquetes debían ser tratados iguales”, ya que hay servicios que necesitan mayor capacidad.

“El punto es que si un servicio necesita una de esas capacidades, cualquier servicio debería tener igual oportunidad de acceder a ese tipo de servicio, lo que es diferente a que el proveedor de banda ancha sea quien elija y decida qué proveedor de servicio obtendrá más capacidad o menor latencia”, explicó.

El riesgo de que sólo unos sean escuchados

Pablo Bello, representante de la Asociación de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones de América Latina (AHCIET) estuvo en el IGF moderando un panel sobre los aspectos económicos de la neutralidad de la red.

Comenta que se está alcanzando una madurez en la forma de abordar los desafíos de internet y que “si bien la agenda ha sido lo bastante amplia para abordar todos los asuntos de interés, el riesgo que enfrentamos es que los gobiernos reclaman más injerencia y una condición de primus interpares, las empresas quieren hacerse oír con más fuerza indicando que de ellas dependen las inversiones futuras, y algunos actores de la sociedad civil exigen hacerse escuchar y rechazan en definitiva el diálogo multistakeholder”.

Prueba de esto para él es el evento paralelo denominado “Internet Ungovernance Forum”, al que califica de “grave error” y que expresamente rechaza la participación de gobiernos y empresas en el debate sobre el futuro de Internet. “Creo que da cuenta de las tensiones de un proceso ambicioso como este. En el caso de ciertos actores de la sociedad civil, descalificar a gobiernos y empresas como interlocutores de relevancia en el debate sobre Internet no solamente es equivocado desde el punto de vista táctico sino que es un error conceptual y profundamente antidemocrático”.

Buscando una definición de la neutralidad de la red

Bello observó este año avances en el debate de la neutralidad. “Las posiciones más extremas se han ido dejando de lado, tanto por quienes sostenían que ”todos los paquetes de datos deben ser tratados de la misma forma“ como por los que planteaban que este es un conflicto de intereses económicos entre proveedores de acceso y proveedores de servicios sobre Internet.”

Y también ha sido evidente que no todos los países tienen las mismas prioridades: para aquellos en los que el acceso a internet es una carencia, la sensibilidad por la neutralidad de la red es algo secundario.

“Lo interesante de IGF ha sido el reconocimiento que los dogmas sobre neutralidad no contribuyen a avanzar, como aquello de que todos los paquetes de datos son iguales (el propio Vint Cerf señaló que no) o que el bloqueo de datos es per se negativo (todos aceptamos como positivo que se bloquee el spam, por ejemplo)”.

Regular sí, pero inteligentemente

En tu opinión, ¿hasta qué punto se puede regular internet sin poner en riesgo la neutralidad de la red? Tras 20 años de internet, ¿crees que necesitamos más o menos regulación?

PB - “Internet es lo que es gracias a la libertad con la que se ha desarrollado. Más que regulaciones ”sobre Internet“, creo que se debe analizar caso a caso, en cada uno de los países, cuáles son los potenciales problemas de competencia o de información y desprotección de los consumidores. Lo cierto es que Internet funciona en términos generales muy bien con un ecosistema digital vibrante, en el que se invierten miles de millones de dólares al año en más y mejor conectividad, se avanza en el cierre de la brecha digital y surgen todos los días nuevos servicios y aplicaciones. La flexibilidad regulatoria es una condición esencial para continuar con el dinamismo de Internet.

De igual forma es evidente que hay una superposición de ámbitos de jurisdicción entre lo nacional y lo global. Internet no se puede regular como compartimientos estancos en cada país, lo plantea un problema de viabilidad de la regulación o el riesgo de una fragmentación del cyber espacio. Ello también tiene que ver con debates más de fondo sobre las libertades, los Derechos Humanos y la facultad que le asiste a cada país, o no, a definir lo que los ciudadanos pueden hacer en Internet.

Yo diría que no se requiere más regulación, sino que una regulación inteligente, que se sustente más en principios que en dictados absolutos, y que considere todo el ecosistema digital en su conjunto. Porque decimos, “no se debe bloquear ningún paquete de datos...” pero agradecemos luego que nuestro ISP bloquee los puertos desde los que se envía spam, decimos “no analicen nuestro tráfico” pero muchos padres valoramos que nos ofrezcan mecanismos de control parental o que derechamente se bloquee contenidos de carácter ilegal asociados a la pedofilia u otros similares.

Nos gustaría que Internet fuera “full” e ilimitado, pero luego parece razonable que quienes no pueden pagar por esa conexión, especialmente en países en vías de desarrollo, puedan tener acceso a ciertos servicios sobre Internet, aunque sean limitados. En definitiva creo que los principios están muy bien y los comparto, pero no creo que necesariamente deban traducirse en leyes o regulaciones ex-ante.

Muchas acciones de los ISP o de los proveedores de contenidos y servicios sobre Internet tienen que ver con las circunstancias y los contextos, y ello es algo que la regulación suele no internalizar. Creo más en fortalecer los mecanismos de la competencia y la supervigilancia de la competencia que el regular ex ante ciertas situaciones. Lo relevante es que ni las telco ni los Google o Facebooks de este mundo puedan “elegir ganadores”, afectar la competencia o distorsionar el mercado. Por ello se debe entender el alcance de las acciones en el ámbito que corresponde y en el contexto en el que se dan, lo que supone comprender las bases económicas del ecosistema digital, algo en lo que hemos avanzado poco.“

Comunicaciones interoperables, pero espacios cerrados

A lo largo de los últimos años hemos visto cómo ciertas plataformas y empresas nacidas en internet han ido logrando una posición cada vez más dominante. Bello recuerda que esto tiene mucho que ver con cómo entendemos el ecosistema digital en su conjunto. “Se arrastra desde los tiempos de los monopolios en telecomunicaciones la creencia que no hay competencia en los servicios de acceso a Internet y que si hay competencia e innovación en los servicios de Internet, y que todo el mercado es desafiable desde un garage en Silicon Valley”.

Pablo Bello explica: “En los últimos 15 años se han producido grandes cambios en el mundo de las telecomunicaciones, con una competencia muy intensa en redes y servicios que se refleja en grandes inversiones y una carreta tecnológica muy acelerada. Ello ha cambiado radicalmente la realidad de los mercados de telecomunicaciones. Al mismo tiempo, en el ámbito de Internet hemos visto el crecimiento de grandes corporaciones que basadas en las economías de red han tomado posiciones de dominancia a nivel global, muy dificilmente desafiables, constituyéndose en monopolios en si mismos.

Y es que mientras las telecomunicaciones son por naturaleza interoperables (uno se puede comunicar con cualquier teléfono del mundo, independientemente del proveedor del servicio) y portables (uno se puede cambiar de compañía sin perder valor), el desarrollo de los servicios de Internet en general han ido en el sentido opuesto, creando espacios de interacción cerrados, de naturaleza monopólica (sólo Facebook es Facebook, no tiene sustitutos).

¿Qué sucede en el ámbito de los sistemas operativos móviles? Allí, según Bello, encontramos lo mismo, “una tendencia a la concentración que prácticamente deja sin espacios a potenciales desafiantes. Hoy por hoy es más fácil cambiarse de compañía telefónica que dejar de usar los servicios de Google, por ejemplo. Este es un asunto emergente en el debate global, que ha estado presente en IGF, bajo conceptos como la ”neutralidad de plataformas“ o la neutralidad end-to-end”.

Colonizados por Estados Unidos

Desde América Latina, y también desde Europa, hay una preocupación adicional: más del 80% de la economía digital está basada en Estados Unidos, es decir, estamos transfiriendo riqueza desde nuestros países a las corporaciones norteamericanas.

“Tenemos que mejorar nuestras políticas para incentivar el desarrollo del ecosistema digital en otras partes del mundo. Pero de nuevo, no se trata de regular a las grandes empresas de Internet, aunque en algunos casos sea necesario, sino que de construir una visión equilibrada respecto de cómo funciona el ecosistema digital identificando sus pilares económicos y evitar regulaciones que limiten su desarrollo”, explica Bello.

Cómo abordar la neutralidad en estos tiempos

Según Bello, “Hay desafíos que debemos abordar sin caer en descalificaciones mutuas. Por ejemplo, si Netflix y Youtube representan la mitad de tráfico de descarga de Internet en el mundo y el crecimiento de dichos tráficos es exponencial, es evidente que algo pasa sobre las redes que deben soportar esos tráficos, y debemos abordar el cómo se financian las inversiones para expandirlas”.

¿Cómo enfrentarse a las nuevas inversiones? Bello analiza el escenario y las opciones a futuro: “No sirve la respuesta de ”el usuario ya pagó“ porque los diseños de red y lo que ya hemos pagado no puede dar cuenta de fenómenos como este. Las opciones son: deterioro de la calidad de servicio para todos, que es un poco lo que ha pasado en algunos mercados; incrementar el precio del acceso a Internet, lo que perjudica al objetivo del cierre de la brecha digital y que es injusto para los no usuarios de Netflix o Youtube; o buscar mecanismos para que esos tráficos que tienen evidente naturaleza comercial contribuyan a financiar las inversiones requeridas. A pesar de lo que digan algunos, la respuesta correcta no es evidente”.

Pablo cree que “mientras no se distorsione la competencia y cualquiera pueda acceder a servicios especializados, mientras no se fuerce de forma premeditada a Netflix o Youtube a usar canales alternativos, y en definitiva sea el proveedor del servicio quien elija, no veo problemas en aquello que llaman el ”fast lane“ de Internet, que por lo demás ya existe con CDNs y otras soluciones. En definitiva, la neutralidad de la red no se trata de blancos o negros, o de dogmas de fe escritos en la Biblia o el Corán. Y es por ello que debemos seguir conversando y debatiendo, estresando argumentos técnicos y económicos. Es allí donde radica el valor del IGF”.

Foto: ICANN

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