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Las telefónicas encuentran la estrategia ganadora contra los proveedores de contenidos

Mesa redonda con la eurodiputada Pilar del Castillo, José María Álvarez-Pallete (consejero delegado de Telefónica),  Philipp Humm (CEO de Vodafone Europa) y Gervais Pellissier (Deputy CEO ORANGEde Orange)

Juan Jesús Velasco

Estos días se ha celebrado en Santander el 29 Encuentro de Telecomunicaciones y Economía Digital, un evento que organiza AMETIC y que reúne a las figuras clave del sector de las telecomunicaciones en España. En este foro, como es habitual, los operadores de telecomunicaciones tienen su espacio para presentar novedades, expresar sus preocupaciones y sus demandas a los reguladores y para hablar de temas que suelen ser controvertidos como la neutralidad de la red.

El año pasado el mensaje de los operadores se caracterizó por la visión de consolidación del mercado (algo que se ha empezado a materializar), por la petición de un nuevo marco regulatorio a Bruselas y por la beligerancia en todo lo que se refería a la neutralidad de la Red. Este año los operadores han cambiado de táctica y, si bien siguen manteniendo una guerra abierta contra los llamados OTTs (Over-the-top content, es decir, los operadores de contenidos como Facebook, Google y WhatsApp) han reencauzado sus argumentos hacia la protección de datos y la privacidad.

Los OTTs como señores del “Internet Feudal”

Tradicionalmente, los operadores han cargado contra los OTTs por monopolizar el tráfico de sus redes y convertirlos en “simples tuberías de datos” sin pagar un peaje. El año pasado, César Alierta, presidente de Telefónica, cargó duramente contra la neutralidad de la red y a favor del establecimiento de niveles de servicio y la discriminación de tráfico. Este año ha habido pocos comentarios en este sentido. Orange, por ejemplo, apuntó a que el 80% del tráfico de datos cursado a través de sus redes procede de 4 proveedores de servicios que están ubicados en Estados Unidos pero sin decir cuáles son. El mantra del “caníbal de datos” parece estar diluyéndose.

De hecho, ahora los operadores dicen estar a favor de la neutralidad de la red y que el problema es la “igualdad de trato”. El consejero delegado de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, lo ilustró comparando las llamadas telefónicas de WhatsApp (que son llamadas de VoIP) que no siguen ningún tipo de regulación y la regulación que existe sobre llamadas telefónicas y que deben cumplir los operadores tradicionales. Philipp Humm, CEO de Vodafone para Europa, habló de cómo el SMS está regulado y la mensajería instantánea (WhatsApp, Telegram) no lo está.

Los operadores piden que las reglas del juego sean paritarias tanto para operadores y plataformas. Que servicios iguales paguen los mismos impuestos y obedezcan los mismos criterios de seguridad de la información, interoperabilidad, etc. Este estado de doble rasero legal es lo que el consejero delegado de Telefónica llama el Internet Feudal, donde la falta de regulación hace que los usuarios están cautivos en plataformas concretas que no son interoperables y donde sus datos no siguen las normas europeas sobre privacidad.

Los operadores exigen que se normalice la regulación. Esto es, que se regule el tráfico de “extremo a extremo” o que no se regule para nadie. Lo primero serviría para garantizar la seguridad de los datos de los usuarios y evitar los abusos en el tratamiento de los mismos. Hoy en día, un operador no puede usar los datos de geolocalización de los usuarios pero, por ejemplo, Google sí que los explota en Google Now o en el historial de localizaciones.

¿Regular a todos los jugadores o eliminar la regulación?

Para Telefónica, el concepto de neutralidad de la red ha evolucionado a neutralidad digital, un mapa que incluye los puntos de acceso (terminales, Internet de las cosas) que son heterogéneos y además no son interoperables. Como recuerda Álvarez-Pallete, un operador debe tramitar en 24 horas la portabilidad de un usuario de un operador a otro. Sin embargo, no existe la portabilidad de datos, aplicaciones o compras desde una plataforma a otra (no es posible llevarse la música adquirida en Google Music al iTunes de Apple). Naturalmente, el escenario que plantean es extremadamente complejo de implementar y regular, por no decir imposible. Aún así, piden a los reguladores un posicionamiento en favor del uso de estándares abiertos que permitan migrar “la vida digital del usuario” y hacerlo independiente de plataformas y servicios.

Dicho de otra forma, la tradicional pataleta del operador con el uso masivo de las redes de datos ha evolucionado hacia el operador como garante de la privacidad de los usuarios, un posicionamiento mucho más carismático que ofrece argumentos solventes cara a los reguladores europeos. Los OTTs siguen siendo “el eje del mal” pero no por monopolizar las redes sino por expoliar los datos personales de los usuarios y almacenarlos en Estados Unidos, fuera del control de las autoridades europeas. Contra todo pronóstico, los operadores se quieren posicionar como un “puerto seguro” de la privacidad y los datos personales de los usuarios frente a “los abusos” de Google, Facebook y compañía.

El contexto, sin duda, es el más adecuado si atendemos a las condiciones de uso de servicios como WhatsApp o Facebook, los casos de datos que han quedado expuestos (como en el sonado caso Ashley Madison) o las posibles vulnerabilidades que puedan tener productos y servicios como, por ejemplo, las SmartTVs con reconocimiento de voz, escenarios típicos de “cliente convertido en producto. ¿Son los operadores los garantes de la privacidad de los usuarios? Seguramente no, pero el usuario necesita que Europa ponga su foco en la privacidad. Con este nuevo argumentario, la guerra contra los OTTs entra en una nueva fase con muchas más opciones en Europa.

La regulación está en la mesa de la Comisión Europea pero el regulador español, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ya ha advertido que los OTTs (y su conflicto con los operadores) van a dar mucho que hablar próximamente. La CNMC está facultada para resolver los conflictos que puedan surgir entre los OTTs y los operadores de comunicaciones electrónicas y, hasta ahora, no han tenido que intervenir en ningún conflicto (más allá de la adquisición de Canal+ por parte de Telefónica). Ahora que los operadores han dado con el mensaje oportuno, esta tendencia podría cambiar.

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