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The Guardian en español

El gesto OK, el último símbolo aparentemente inofensivo utilizado por la extrema derecha para promover el odio

Brendon Tarrant, el autor de la masacre en Nueva Zelanda, realizó el gesto de OK durante su comparecencia ante el juez

Poppy Noor

Otro día, otro símbolo aparentemente inofensivo que ya no puedes usar sin parecer que estás promoviendo el odio. La conquista más reciente de la extrema derecha es el gesto de OK con la mano, que el pasado fin de semana fue reconocido oficialmente como un símbolo de odio por la Liga Antidifamación. El pasado martes, se supo que un empleado del Universal Resort en Orlando fue despedido después de que los padres de un niño de 6 años –mestizo y con autismo– se preocuparan tras encontrar una foto del hombre haciendo el gesto OK en el hombro de su hijo.

El gesto OK se suma a una inesperada lista de símbolos de los que la extrema derecha se ha apropiado, como el emoji de la lechePepe la rana e incluso, en un momento dado, Taylor Swift.

A veces, los símbolos elegidos por los trolls son descabellados e inofensivos. Por ejemplo, se apropiaron del emoji de la leche por la supuesta mayor capacidad de las personas blancas para consumir leche –la mayoría de la población mundial tiene una capacidad reducida para digerir la lactosa después de la infancia–. Pero la transformación de símbolos prosaicos en algo temible forma parte de una estrategia mayor para llamar la atención de los medios de comunicación y sentirse superiores a quienes creen que les están tomando el pelo.

“Los periodistas no siempre comprenden que [los trolls] buscan llamar la atención de los medios de comunicación. Cuando ven que algo llega a los medios, lo capitalizan”, afirma la doctora Joan Donovan, directora del Proyecto de Investigación sobre Tecnología y Cambio Social de Harvard.

Donovan, experta en manipulación de medios de comunicación, explica cómo los manipuladores perciben una oportunidad –por ejemplo, cuando algo se viraliza o se hace popular– y lo escogen para meterse en el debate. Por ejemplo, en el caso de las ilustraciones de las conocidas como “Trash Doves” de Facebook, los usuarios de 4chan notaron que estos memes se viralizaron y lanzaron la propuesta: “¡Convirtamos este meme viral en un símbolo nazi!”.

Así, hacen una demostración de fuerza y prueban que lo que provee Dios, lo puede quitar la extrema derecha. Y además lo hacen mediante un proceso elaborado: los usuarios de 4chan comenzaron a poner esvásticas con Photoshop a las “Trash Doves”. A veces son incluso más sofisticados y crean tarjetas de contenido falso, como una de la Liga Anti-Difamación. Hacen que el contenido circule por las redes sociales, dejándolo como cebo para periodistas desprevenidos que perpetúan el chiste al escribir sobre ello como si fuera una amenaza de odio auténtica.

“Ese es el truco: esperan a que los periodistas vean el gesto OK y escriban que representa a la extrema derecha. Los trolls se divierten tomando el pelo a los periodistas”, asegura Donovan.

“Estos símbolos se convierten en promotores de odio básicamente gracias a la cobertura periodística”, explica Wendy Phillips, autora del estudio Por esto no podemos tener cosas bonitas: un mapa de la relación entre los trolls y la cultura hegemónica.

En definitiva, se trata de un juego de poder: si los trolls de extrema derecha pueden hacer que los supuestos medios progresistas parezcan crédulos, logran deslegitimarlos, reforzando la idea de que los periodistas son hipersensibles y se ofenden fácilmente. En poco tiempo, las noticias comienzan a parecerse a un sitio web de parodias.

“Lo que hacen los memes es crear grupos de pertenencia. Los que están dentro del grupo saben que el significado es satírico, mientras que los que están fuera piensan que es algo que temer”, señala Donovan.

Parte del efecto es hacer pensar a la gente que los racistas blancos pueden estar en cualquier sitio, escondidos a simple vista. Si alguien tan importante como el presidente puede ser uno de ellos –a Trump le gusta hacer el gesto OK mientras habla – ¿quién más puede serlo? Vaya, quizá tú mismo eres racista porque la última vez que enviaste el emoji de OK sin querer estabas demostrando tu creencia en la superioridad de la raza blanca.

En algún momento, la broma se convierte en realidad y lo que era una troleo para los medios de comunicación adquiere peligrosas connotaciones radicales. Esto sucedió cuando un australiano asesinó a 51 personas en mezquitas de Nueva Zelanda y luego realizó el gesto OK en los tribunales tras ser arrestado.

Phillips afirma que incluso si los artículos que se escriben sobre estos memes son escépticos o burlones, pueden serles útiles a la extrema derecha, ya que lo único que buscan estos grupos es la atención de los medios de comunicación. “Muchos de nosotros nos sentimos fascinados por los chicos malos, lo cual es comprensible, pero ellos son la parte más pequeña de la historia”, explica.

¿Qué significa esto para los periodistas? Phillips argumenta que los medios de comunicación no pueden jamás desligarse de su papel en la amplificación de la extrema derecha si tienen que escribir sobre ella.

Sin embargo, sí pueden cambiar el eje de atención al enfocarse en las víctimas reales. Esto se traduce en observar el impacto de la extrema derecha en comunidades minoritarias en sitios como Texas, o en la gente que vive en los pequeños pueblos en los que se reúnen los neonazis. Se trata de remarcar el resentimiento tóxico hacia las mujeres que genera la ideología patriarcal del nacionalismo blanco y qué siente una madre cuando los racistas le arrebatan una hija.

En definitiva, se trata de informar los mismos hechos desde una perspectiva diferente, dice Phillips: “No digo que los medios de comunicación no tengan que decir la verdad, sino contar una versión más amplia de la verdad: en lugar de simplemente informar sobre la génesis de los hechos, abordar el impacto que tienen estos comportamientos”.

Traducido por Lucía Balducci.

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