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Sobre este blog

En este blog se agrupan intelectuales, académic@s, científic@s, polític@s y activistas de base, que están convencid@s de que la crisis de régimen que vivimos no podrá superarse si al mismo tiempo no se supera la crisis ecológica.

Queremos que la sociedad, y especialmente los partidos de izquierda y los nuevos proyectos que hoy se están presentando en nuestro país, asuman alternativas socioeconómicas que armonicen el bienestar de la población con los límites ecológicos del crecimiento.

Coordinan este blog José Luis Fdez. Casadevante Kois, Yayo Herrero, Jorge Riechmann, María Eugenia Rodríguez Palop, Samuel Martín Sosa, Angel Calle, Nuria del Viso y Mariola Olcina, miembros del grupo impulsor del manifiesto Última Llamada.

Barcelona Energía: ¿una herramienta para la soberanía energética?

La energía dispara los precios industriales hasta el 4,1 % en junio

Lourdes Berdié

El domingo 1 de julio comenzaba a funcionar Barcelona Energía (BE), empresa pública del Ayuntamiento de Barcelona que actúa ya como comercializadora de electricidad para los edificios municipales y lo hará también a partir de enero de 2019 para unas 20.000 familias.

Es la medida estrella del Ayuntamiento en política energética para esta legislatura. Su misión: “contribuir a la transición hacia un modelo energético sostenible, potenciando el autoconsumo, la generación de proximidad y la energía 100% verde”. Asegura hacerlo además desde la soberanía energética, objetivo común con el que coincidimos sobre el papel.

Sin embargo, la constitución de BE sobre la base de TERSA ha ensombrecido la presentación en sociedad del nuevo actor energético municipal. TERSA es una empresa pública dedicada a la generación de electricidad, que obtiene en su mayoría de una planta de revalorización energética a través de un proceso de incineración de residuos. El origen cuestionable de esta energía ha puesto en entredicho los valores mismos de BE y ha sido vista por algunos sectores como un injustificable paso en falso de la política municipal.

Ante la indignación ciudadana, el Ayuntamiento ha pretendido desvincular ambos sectores: generación y comercialización, en un intento de salvar la imagen de BE. El gesto nos resulta desafortunado e incoherente, dado que la creación de la comercializadora solo tiene sentido si sirve de herramienta para dar impulso a la generación renovable local y promover un cambio en la cultura energética de la ciudad. BE debería estar defendiendo su papel en la generación de energía renovable.

La polémica nos lleva a reflexionar: ¿Es BE un agente con gran potencial de transformación del modelo energético, desde la soberanía energética, tal y cómo se ha anunciado, o no?

Definir colectivamente Barcelona Energia

La Xarxa per la sobirania energètica (Xse, Red por la soberanía energética) agrupa un conjunto de colectivos, entidades y personas que trabajamos por una transformación del modelo energético que nazca del empoderamiento de las comunidades para tomar sus propias decisiones sobre la generación, distribución y consumo de energía, de forma coherente con los límites y necesidades del territorio y las personas que viven en él.

En febrero de este año, la Xse inició un proceso, de la mano de muchas otras asociaciones y personas (como la ciudadanía afectada por la actividad industrial de TERSA, grupos ecologistas, asociaciones de vecinos, colectivos que trabajan bajo el prisma de la democracia real y la transformación hacia una economía social y solidaria, etc.), para definir cómo hacer de BE un espacio para el ejercicio de la soberanía energética municipal radicalmente democrático. Del proceso colectivo llevado a cabo surgen importantes propuestas y demandas.

Como ciudadanía que reflexiona sobre energía, sabemos que es un tema complejo. Intentaremos arrojar aquí algo de luz desde nuestra perspectiva.   

Un espacio democrático: condición necesaria para la soberanía energética

En la raíz del conflicto sobre el enfoque de BE que hemos visto estallar este mes, seguramente está la ausencia de un proceso de democratización energética radical. Ha faltado un debate abierto sobre la constitución de esta empresa que, desde el principio contara con la participación de todos los grupos de interés: poblaciones afectadas de TERSA, trabajadores, grupos ecologistas, AAVV, afectadas por la pobreza energética, ciudadanía en general ...

Cuando empezamos el trabajo como Xse lo hicimos desde la lucha conjunta contra el fracking en Catalunya. Lo hicimos porque desde la administración pública no se había contado con los municipios afectados, con las personas afectadas por las infraestructuras energéticas.

Nos sorprende que, aun teniendo voz y voto en el consejo de administración de TERSA, el Ayuntamiento no ha abierto un proceso de investigación sobre su funcionamiento, que, de ser necesario, pudiera derivar en una depuración de responsabilidades.

Nos sorprende también la falta de visión integral del problema: ¿Por qué no se ha dado un paso con la ayuda de los afectados para elaborar un plan de cierre de la incineradora, que vaya acompañado de una ambiciosa puesta en marcha de políticas de residuo cero que incidan estratégicamente sobre la prevención de la generación de residuos en diseño y en origen? Se abre aquí una oportunidad de poner en marcha una política ambiental y social, coherente y responsable, que podría aprovechar la oposición vecinal para un cambio profundo en positivo.

La democratización de la toma de decisiones no puede ser un aspecto que se implementa al final. Debe avanzar  en paralelo con el proyecto, para que todas las partes implicadas puedan interactuar y compartir las diversas expectativas a medida que hacen avanzar la propuesta en su conjunto. Transparencia, participación, democracia y co-creación para imaginarlo y decidirlo entre todos son la base de la soberanía.

Generación, distribución, comercialización...

¿Dónde actúa y dónde no Barcelona Energía?

Como sabemos, en el marco legislativo español actual, la energía es un servicio de interés económico general. Tras la reforma de la ley del sector eléctrico de 1997, dejó de ser un servicio público y se halla sometida a las leyes del mercado. En ese mismo año, se aprobó la segmentación del mismo en cuatro grandes actividades: (1) generación, ya sea por nucleares  o por fotovoltaica en nuestros tejados,  (2) transporte de energía por redes de alta tensión (3)  distribución de la energía por las calles de nuestro municipio hasta nuestro domicilio (incluido el contador) y (4) comercialización, la compra y venta de energía. Generación y comercialización juegan con las reglas del mercado libre. No así el transporte y la distribución, que son segmentos regulados.

El pastel energético se lo reparten en su mayor parte las cinco grandes empresas del oligopolio: Endesa, Iberdrola, Gas Natural, Viesgo y EDP. Estas empresas controlan la mayoría de la generación, se llevan un buen pellizco de la comercialización y se reparten como buenas hermanas el mapa físico de la red de distribución en España. En este mercado regulado se ven privilegiadas por la legislación y apenas tienen competencia. Este aspecto es fundamental y volveremos a él más adelante.

En el otro extremo del mercado energético se encuentran las cooperativas, como por ejemplo, Som Energia, que pueden desarrollar su actividad en el campo de la comercialización y ejercer de agentes transformadores del sistema al utilizar certificados de garantía de origen de su energía, emitidos por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Éstos permiten demostrar la equivalencia en origen renovable de los kWh comercializados por la empresa. Además pueden invertir en el ámbito de la generación, desarrollando proyectos de generación mediante energías renovables, con el fin de aumentar la proporción de estas en la energía consumida final.

BE se constituye como comercializadora de electricidad con el fin, entendemos, de convertirse en una de las palancas del cambio de modelo energético en la ciudad. Para poder explotar todo su potencial, su puesta en marcha debería estar al servicio del impulso de la generación renovable local y la incentivación del autoconsumo, facilitando el empoderamiento de la ciudadanía a través de la figura del prosumidor: a la vez generador y consumidor de electricidad. La experiencia, si tuviera éxito, podría ser fácilmente exportable a otros municipios.

La realidad es que poco se está haciendo en el campo de la generación renovable. De momento, la apuesta del Ayuntamiento pasa por implementar placas en edificios municipales. Por el contrario, los ciudadanos encuentran hoy día menos incentivos que el año pasado, ya que las ayudas se han visto reducidas.

La realidad es que no se está abordando el problema de la distribución. Actividad regulada y en manos del oligopolio eléctrico que lo sitúa controlando el mismo centro del sistema. Dar a entender que con BE dejamos de lado al oligopolio peca por lo menos de optimismo mientras no se aborde el problema de la distribución. ¿Qué pasos se están dando para analizar el papel de la distribuidora en la obstaculización del autoconsumo o en la posibilidad del balance neto? ¿Qué medidas se están tomando para recuperar el control público del acceso a la energía- acceso a contadores, actualmente en manos de la distribuidora?

BE y la generación eléctrica

BE interviene también en el mercado eléctrico como representante de TERSA. Al frente de TERSA, su  consejo de administración está formado por cargos públicos de BSM (Barcelona de Serveis Municipals) y del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Es una empresa pública con representación municipal.

Hasta enero de 2018, la electricidad generada por este tipo de empresas energéticas (plantas de revalorización de residuos) recibía Certificado de origen renovable al 100%. Desde entonces, la garantía se reduce al 50%, y así la energía generada por TERSA y representada en el mercado por BE deja de ser renovable al 100 % oficialmente. Por supuesto, la incineración de residuos nunca se ha considerado verde o deseable desde los colectivos ecologistas o desde los movimientos de afectados que viven en la zona de influencia de la incineradora.

Son estos colectivos quienes han puesto de manifiesto la incoherencia de presentar una comercializadora de energía renovable mientras se están generando kWh procedentes de la incineración en su manifiesto “Gato por liebre”. Son estos colectivos los que han puesto sobre la mesa la necesidad y la urgencia de plantear con firmeza un plan de cierre para la planta. Son estos colectivos los que han planteado la necesidad de acompañar este plan de cierre de una estrategia de residuo cero que fomente fundamentalmente la prevención en la generación, la reducción y el reciclaje.

El ayuntamiento ha querido desvincular la comercialización de la generación para salvar la imagen de BE. Asegura que el 100% de la energía que comercialice BE tendrá los certificados de origen renovable que otorga la CNMC. Con el cambio de consideración de la electricidad procedente de incineración y la oposición vecinal, BE se puede ver forzada a subir sus exigencias en los certificados de origen, de manera que no incluyan estas fuentes de generación.

Pero, como hemos visto, BE actúa como representante legal en el mercado eléctrico de TERSA y por lo tanto, el Ayuntamiento está primero generando y después facilitando la comercialización de esta energía en el sistema. Los electrones que compremos serán verdes, pero los electrones que vendamos serán mayoritariamente negros. Y los vecinos han dejado claro que no van a aceptar gato por liebre.

El eje vertebrador de la soberanía energética. Más allá de la comercialización

A BE le exigimos ser algo más que un mero agente de bolsa en el mercado eléctrico: le exigimos ser un auténtico y ambicioso agente de transformación social y energética. Porque soberanía energética también quiere decir:

i) decidir sobre las fuentes de generación, que deben ser renovables y locales, descartándose la incineración de residuos como fuente de energía y apostando por una estrategia de residuo cero.

ii) abordar la recuperación de las redes de distribución como elemento fundamental de control de todo el sistema eléctrico, que está bloqueando el desarrollo del autoconsumo y la garantía de acceso a los suministros básicos.

iii) adoptar un modelo de tarifas que dé respuesta a la pobreza energética e incentive el ahorro, actualmente peligrosa e interesadamente desincentivado.

iv) construir toda esta transformación desde un gobierno público abierto a las usuarias y a la ciudadanía con capacidad de tomar decisiones vinculantes sobre la política energética de la ciudad y de BE.

v) dotarse de un ente de fiscalización, auditoría e inspección del proceso que garantice la transparencia y el cumplimiento de los objetivos decididos entre todas.

vi) crear las estructuras y mecanismos que garanticen la energía para la reproducción de la vida y no del capital.. Donde todas juntas en nuestra diversidad tengamos voz y voto.

Estas reflexiones surgen de un proceso de participación que llevamos a cabo entre febrero y mayo de 2018 personas de diferentes entidades y personas a título individual sobre cómo debería ser el modelo de gobierno de Barcelona energía y sobre el que seguimos trabajando.

Barcelona Energía no es solo - no debería ser solo- una comercializadora de electricidad. Su razón de ser, su valor añadido fundamental es el de convertirse en un auténtico agente de transformación energética y ecológica de la ciudad, cuyo eje vertebrador debería ser la soberanía energética. BE ha de poder, ha de saber ir más allá.

Cómo será el gobierno de Barcelona Energía es un tema aún por decidir. Hacen falta mecanismos para que sean los órganos público comunitarios los que gobiernen y no queden relegados a espacios secundarios de participación, mientras el Consejo de Administración y/o el gerente toman decisiones vitales para la ciudadanía.

Tanto la Xse como otros tantos espacios ciudadanos tenemos claro que los servicios públicos serán transformadores siempre y cuando la ciudadanía ejerza el control y su dirección estratégica esté desacoplada de los ciclos electorales.. La primera piedra de la soberanía energética debería ser el derecho a decidir de las personas desde una nueva cultura de la energía que hemos de generar entre todos. ¿Estamos aún a tiempo?

Este artículo lo firmo yo y me he llevado la peor parte digamos, pero es fruto del trabajo de muchas personas y de los comentarios de: Maria Vives, Gaia D'Elia,  Josep Nualart, Laura Puértolas, Lucía Armiño,  Edurne Bagué y Alfons Pérez.

Se contactó con 32 organizaciones y entidades de la ciudad de los ámbitos ecologistas, vecinales, académico-científicos, técnicos, jurídicos, de reflexión e innovación democrática, de la economía social y solidaria, cooperativas de renovables y movimientos vecinales relacionados con la problemática. De todos los organismos y entidades contactadas, solamente el Comité de Empresa de TERSA declinó la invitación. En preparación, un post para la web www.xse.cat con los resultados del proceso más detallados.

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