UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.
Las Escuelas de UNRWA o la Resiliencia
Si se quisiera buscar un buen ejemplo que ayudara a explicar el concepto de resiliencia, las escuelas de UNRWA serían seguramente el mejor posible. Esta agencia de Naciones Unidas se creó en 1950 como una “solución temporal” para dar respuesta a las necesidades de los refugiados palestinos. Casi tres cuartos de siglo después, las 711 escuelas de UNRWA tienen 526 mil estudiantes matriculados y algo más de 22 mil trabajadores empleados. Los déficits presupuestarios son la norma cada año, la incertidumbre sobre el pago de salarios es la moneda común, todo en un contexto de inestabilidad política e institucional y con la carga añadida – psicológica y socioeconómica – que supone para los estudiantes su condición de refugiados. A pesar de tanta adversidad, los estudiantes de UNRWA en Palestina y en Jordania obtienen resultados académicos consistentemente por encima de sus iguales en el sistema escolar público. La diferencia, según un estudio llevado a cabo por el Banco Mundial en 2016[1], es notable: tomando como referencia los estudios internacionales de rendimiento (PISA y TIMSS para Jordania y TIMSS para Palestina), los estudiantes de UNRWA obtienen resultados un cuarto de desviación típica por encima de sus compañeros en las escuelas públicas, lo que equivale a un año completo de escolarización. En otras palabras, estando en el mismo grado que sus compañeros de la pública, el aprendizaje de los alumnos de UNRWA va un año escolar por delante.
Un estudio aún más reciente (2021)[2], hecho por ACNUR y el propio Banco Mundial, añade una razón más para hablar de resiliencia en el caso de las escuelas de UNRWA y sus estudiantes. La inversión o coste por alumno de educación primaria en UNRWA estaba en 2019 en 841.50 dólares. Esta cantidad es al menos un 20 por ciento inferior a la correspondiente al sistema escolar público en Jordania (desde 2009), mientras que los resultados de aprendizaje de los estudiantes UNRWA en PISA o TIMSS son siempre superiores ronda tras ronda de estos programas internacionales. De hecho, los estudiantes UNRWA compiten favorablemente en términos de rendimiento académico con los estudiantes del sector público en todos los países de la región de Oriente Medio y Norte de África donde existen datos de PISA y TIMSS.
Si la diferencia no la marca la financiación disponible, podría pensarse que tal vez el origen socioeconómico de los estudiantes tendría algo que ver con la ventaja académica de los estudiantes refugiados. Al fin y al cabo, se trata de la variable que más determina y explica los resultados académicos en cualquier país del mundo. Pero una vez más, aparece la resiliencia con toda su fuerza. Los estudiantes de las escuelas UNRWA proceden de familias socioeconómicamente más desfavorecidas que las de sus compañeros en las escuelas públicas (según el estudio de 2016 ya mencionado). Cabría pensar entonces que el profesorado de las escuelas UNRWA tiene mejores cualificaciones académicas y más experiencia docente, y que eso daría cuenta de la consistente y considerable ventaja en el aprendizaje de sus alumnos. Pero, de nuevo, el mismo estudio viene a echar por tierra esta posible explicación. Los profesores de UNRWA tienen las mismas titulaciones universitarias que sus contrapartes en el sistema escolar público y, de media, los mismos años de servicio y por tanto de experiencia.
En definitiva, las escuelas UNRWA consiguen más y mejor aprendizaje desde una situación de partida muchísimo más desfavorable, y lo hacen con menos recursos financieros, con profesores de similar cualificación y con alumnos de una procedencia y condiciones de vida que los hacen más vulnerables.
El secreto, además de en un cuidado sistema de selección y reclutamiento del profesorado, seguido de un periodo de dos años de formación e inducción a la profesión docente, está dentro de la caja negra de las escuelas y es el secreto que persiguen todos los sistemas escolares en el mundo: un liderazgo pedagógico en los centros que sea capaz de socializar profesionalmente al profesorado para que funcionen como una orquesta y no como una colección de solistas; un uso y aprovechamiento eficiente del tiempo escolar; un sistema muy sofisticado de seguimiento y evaluación del aprendizaje de los alumnos; el énfasis en la orientación académica y el apoyo psicológico a los estudiantes; y la participación activa de las familias en la vida de la escuela y en la toma de decisiones. La adversidad que rodea a las escuelas UNRWA y a sus estudiantes parece ser precisamente el estímulo que las lleva a altas cotas de calidad y de eficacia. Y eso, justamente, es resiliencia.
[1] , Learning in the Face of Adversity: the UNRWA Education Program for Palestinian Refugees
[2] https://documents1.worldbank.org/curated/en/159281614191477048/pdf/The-Global-Cost-of-Inclusive-Refugee-Education.pdf
Sobre este blog
UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.