El bonito pueblo del sur de Italia de orígenes mitológicos que combina paisaje costero único con historia

Un castillo sobre la roca, calles con olor a mar y una aldea marinera que es una de las más bonitas de Italia son lo que nos reciben al llegar a Scilla, el lugar donde según la tradición fue donde vivía la monstruosa figura de Escila, de seis cabezas que describió Homero en la Odisea y que era el terror de los barcos que se acercaban por la zona.

Hoy, Scilla es un lugar pacífico, en el que se puede disfrutar de un baño en sus playas y un paseo por sus históricas calles y en el que el tiempo parece detenerse sin que ninguna amenaza aparezca, pero cuya arquitectura nos deja huella de su historia, que se remonta a más de dos mil años Un mito entre acantilados.

Scilla: mitología griega entre acantilados

Homero advertía en la Odisea sobre dos horrores marinos: Caribdis, un remolino devorador, y Escila, una criatura de múltiples cabezas que desde una gruta atacaba sin piedad a los navegantes, y cuya morada se situaba en el estrecho del sur de Italia, frente a Sicilia. Ese enclave sería Scilla, en la provincia de Reggio Calabria.

La propia mitología se encuentra integrada en el paisaje, donde no es una historia ajena, sino que forma parte del relato local, y se vive como si la criatura hubiese dejado su huella en las rocas, formando un paisaje único con vistas directas al mar Tirreno.

Qué ver en Scilla, en la región de Calabria en el sur de Italia

Una vez se conoce la leyenda y el mito que dan forma a Scilla, este pueblo ofrece mucho más, con el Castillo de los Ruffo como la imagen más icónica, y que es uno de los puntos fundamentales para los que visitan este enclave. De origen medieval, está construido sobre una antigua fortificación griega y ofrece unas vistas espectaculares del estrecho de Messina, así como restos arqueológicos y exposiciones, y donde se supone que se situaba el hogar del monstruo Escila en la Odisea de Homero.

Otra de las visitas fundamentales de Scilla, en el sur de Italia, es la Iglesia de San Rocco, templo barroco dedicado al patrón de la localidad. Sin embargo, sus principales encantos son sus playas, como la playa de las Sirenas (Spiaggia delle Sirene) justo bajo el castillo, así como la terraza panorámica Belvedere di Piazza San Rocco, en el centro del pueblo, y un paseo en el Lungomare Cristoforo Colombo.

El ambiente pesquero de esta localidad, a la que se puede llegar fácilmente en tren desde la ciudad de Reggio Calabria, permite también la degustación del que es el producto estrella en la zona, el pez espada (pesce spada), que se puede comer tanto a la parrilla con limón, así como en bocadillo (panino).

Chianalea, donde las casas se apoyan sobre el mar

Otra de las joyas de Scilla es Chianalea, una aldea que pertenece a esta localidad y que es conocida como la pequeña Venecia del sur porque sus casas de piedra se apoyan sobre el mar, separadas por callejones estrechos en los que no circulan coches, la ropa cuelga de los balcones y los gatos habitan en una vida pesquera que todavía domina el lugar.