El pueblo de las mil caras donde las fachadas cuentan la historia de sus vecinos
Mogarraz, situada en la comarca de la Sierra de Francia, en la provincia de Salamanca, es una villa declarada Bien de Interés Cultural con categoría de conjunto histórico en 1998. Su estructura urbanística refleja una trama típicamente medieval, con calles estrechas y trazado irregular que se mantiene prácticamente intacto desde épocas pasadas. La conservación de estos elementos urbanos, junto con la integración de la arquitectura tradicional, constituye un testimonio del desarrollo histórico del municipio y de las técnicas constructivas propias de la región.
Desde 2014, Mogarraz forma parte de la asociación de Los Pueblos Más Bonitos de España, reconocimiento que avala la preservación de su patrimonio y la autenticidad de sus construcciones. Las casas presentan fachadas con entramados serranos de madera rellenas de mampostería, con símbolos grabados en la piedra y balconadas características de la Sierra de Francia. Estos elementos arquitectónicos, combinados con la planificación medieval de sus calles, ofrecen una visión completa de la historia urbana y cultural del pueblo, así como de la relación de los habitantes con su entorno a lo largo del tiempo.
Mogarraz, el “pueblo de las mil caras”
El origen de la singularidad que caracteriza a Mogarraz se sitúa en 1967, cuando se llevó a cabo un censo agrícola obligatorio durante la dictadura. Con el objetivo de registrar a todos los vecinos que permanecían en el pueblo y no habían emigrado a las ciudades, se tomó un conjunto de fotografías de cada habitante. En aquel momento, la industrialización comenzaba a transformar el país, mientras la vida rural seguía siendo la principal forma de organización en localidades como Mogarraz. Las imágenes servían principalmente para la tramitación de documentos de identidad.
Décadas más tarde, este archivo fotográfico fue recuperado y convertido en un proyecto permanente de exhibición en las calles del municipio, conocido como “Retrata2”. Los retratos, que incluyen a personas fallecidas y actuales, se colocaron en las fachadas de las casas correspondientes, manteniendo la ubicación original de los vecinos retratados. La iniciativa permite preservar la memoria colectiva y documentar visualmente la historia reciente del pueblo.
Este proyecto ha convertido a Mogarraz en un referente de turismo cultural en la Sierra de Francia. La presencia de los retratos, combinada con la arquitectura tradicional de la villa, proporciona una manera tangible de relacionar a los visitantes con la historia social de la localidad. La denominación de “pueblo de las mil caras” refleja precisamente esta integración entre pasado y presente, que mantiene viva la memoria de quienes han formado parte de la comunidad.
Patrimonio y espacios culturales de Mogarraz
La villa cuenta con varios hitos arquitectónicos y culturales que reflejan su historia. La Iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves presenta planta de cruz latina y un altar barroco, con un campanario que se eleva por encima de los tejados de la localidad. El templo se encuentra en el centro del casco urbano y forma parte del conjunto histórico protegido, sirviendo como punto de referencia dentro de la trama medieval.
El conjunto de la Ermita y fuente del Humilladero se encuentra al margen del casco urbano y está vinculado a tradiciones religiosas locales. Destaca la Cruz de los Judíos, del siglo XVII, decorada con calaveras, que junto a la fuente constituye un testimonio de la vida religiosa y social de la villa en tiempos pasados. La ermita funciona como espacio de culto y como elemento patrimonial dentro de la localidad, manteniendo su integración con el entorno y las calles circundantes.
El Museo etnográfico Casa de las Artesanías recopila objetos relacionados con la vida cotidiana y las actividades artesanales de Mogarraz. En este espacio se documentan técnicas tradicionales, herramientas y elementos de la vida rural que permiten comprender la relación histórica de los vecinos con su entorno. La colección facilita la preservación de conocimientos y prácticas, contribuyendo a la transmisión cultural de la villa.
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