Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La dificultad de coordinar un gobierno complejo

El largo camino desde el 28A a la investidura

Andrés Ortega

5

Una cosa es la política (politics), o mejor aún, las políticas (policies), y otra las estructuras sobre las que reposan. La labor de coordinación interna y externa va a ser una de las grandes tareas de este Gobierno que inicia su andadura. No solo porque se trate de un gobierno de coalición, sino por la cantidad de vicepresidencias y ministerios en un Estado descentralizado complejo. Además de políticamente, en términos estructurales la situación se ha complicado.

Para el primer gobierno en coalición de esta etapa democrática en España se ha preferido la división por ministerios, la división en reinos de Taifas, que un sistema de mestizaje, en el que en cada departamento se hubieran mezclado altos cargos de los diversos partidos, lo que hubiera facilitado la generación de confianza. Pablo Iglesias además de ser el vicepresidente segundo, no es solo eso uno entre cuatro, sino el líder del partido coaligado. Se plantea una coordinación parlamentaria y de partidos entre el PSOE y UP, —una comisión de seguimiento de su acuerdo— además de lo que tendrá que ser una coordinación directa entre los gabinetes del presidente y del vicepresidente segundo del Gobierno.

Desde el punto de vista estructural, una única vicepresidencia hubiera sido mejor que dos, por no hablar de cuatro con competencias inevitablemente cruzadas, en un mundo más complejo en el que las fronteras entre disciplinas y departamentos van saltando. Carmen Calvo presidirá la Comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios, y tendrá que llevar, junto a los responsables del grupo parlamentario socialista, los acuerdos necesarios para mucha legislación con otros grupos o diputados sueltos. Nadia Calviño, es de suponer, aunque aún no se ha precisado en la estructura creada, dirigirá la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, y además coge bajo su manto la transformación digital (que incluye el dinamizar la inteligencia artificial en España). Más cosas se aclararán en los próximos días con las diversas comisiones delegadas que se vayan creando.

La proliferación de ministerios devalúa el status de muchos de ellos, sobre todo de algunos que antes eran meras Secretarías de Estado. Algunos de ellos tienen las competencias principales transferidas a las Comunidades Autónomas, como Sanidad, Consumo, Educación, Universidades (separar esta última de Ciencia e Innovación ha sido un error que han puesto de relieve, sin lograr evitarlo, los rectores).

De hecho, el Real Decreto de Presidencia del Gobierno publicado este lunes por el BOE limita las Secretarías de Estado. Varios de estos departamentos no las tendrán. En esto, Sánchez ha frenado la proliferación de estos cargos. Significativamente, por vez primera habrá una Secretaría de Estado para la Agenda 2030. Agricultura, por su parte, es un ministerio cuya existencia siempre se ha justificado más por su dimensión europea. Aunque en la UE podremos tener que ver varios ministros en una misma reunión.

Aunque no fuera constitucionalmente diseñado así, diversos factores nacionales e internacionales, han contribuido a hacer del español un sistema presidencialista. Pedro Sánchez sabe que una vez investido, tiene varios años por delante, más aún cuando se ha perdido la regla no escrita de que el rechazo de presupuestos conlleva elecciones anticipadas. No es solo el presidencialismo del presidente del Gobierno, sino de la propia Presidencia del Gobierno como estructura. Se puede prever un papel mucho más importante, coordinador de ministros y socios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, y, especialmente, de la Secretaría General de dicho presidente, a tenor de las tendencias de los últimos meses.

Pero vamos a un nuevo tipo de presidencialismo en coalición. Iglesias estará tentado de ejercer un vicepresidencialismo más allá de sus atribuciones formales. ¿Cómo funcionará todo esto? Está por ver. El presidente del Gobierno está para gobernar, para marcar la dirección estratégica, e impulsar las grandes decisiones políticas. Y para una labor internacional que con la integración europea es cada vez más importante. Pero no para ejercer la coordinación del Gobierno.

Etiquetas
stats