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Vandalismo contra las bicis de alquiler en Granada: colgadas de los árboles o arrojadas al río

Una bicicleta colgada del tendido eléctrico | Imagen compartida por los usuarios

Álvaro López

Las grandes ciudades españolas cuentan con su propio servicio municipal de bicicletas. Para que los vecinos puedan trasladarse de un punto a otro del mapa basta con hacer uso de alguna de ellas abonando una tasa municipal. Granada cuenta con un sistema privado, que en España comparte con Madrid y Marbella, y que consiste en que los usuarios pueden utilizar bicicletas a un precio muy bajo por minuto y una vez las dejan se pueden aparcar en cualquier lugar. Literalmente, ya que las bicis no cuentan con estaciones fijas, pero una característica que ha dado pie al vandalismo que está sufriendo el servicio dejando estampas surrealistas de todo tipo, desde bicis que brotan de los árboles hasta las que parecen haber bajado al río Genil para hidratarse.

Esta muestra de incivismo en Granada está muy presente desde hace pocos meses. La empresa que lo explota, Ofo, empezó a operar en la capital granadina el pasado mes de noviembre. Desde esa fecha es posible coger una de sus bicicletas utilizando un método bastante sencillo. Basta con bajarse al móvil una aplicación de la misma empresa, registrar el terminal y buscar en el mapa dónde está la bicicleta más cercana. Una vez junto a la bici, se desbloquea usando el mismo teléfono y a empezar a andar con ella.

Ahí está parte del problema según denuncian algunos usuarios: durante dos meses, el servicio es completamente gratuito. No hace falta depositar dinero ni por uso ni por fianza. No obstante, pese a que desde Ofo explican que desde enero hay que pagar por su uso, este periódico ha podido comprobar que la app sigue permitiendo utilizar las bicicletas de manera gratuita durante ese tiempo.

Entre el vandalismo y la pillería

Ofo, que opera a nivel mundial desde 2014, no es la única empresa que trabaja de manera similar con bicicletas en Granada. Obike también aterrizó en la ciudad de la Alhambra casi a la vez, a finales de 2017, pero con sus bicicletas hay menos problemas pues tiene un número inferior de vehículos (250 por los 1.000 de Ofo), su servicio tan solo fue gratuito un mes y contaba con una fianza de 49 euros por el uso de los vehículos, algo que en buena medida ha evitado que las bicicletas crezcan de los árboles o naden en el río. Ya que aunque pueda parecer exagerado, situaciones como esa se están dando habitualmente con las bicicletas amarillas de Ofo.

Los usuarios que sí quieren usarlas bien protestan por las escenas que se encuentran. Porque cada bici cuenta con un sistema GPS que las localiza en la aplicación y cuando hay una persona que quiere usarla, puede encontrarse el vehículo en cualquier condición. Aunque la empresa no quiere dar datos concretos del número de bicicletas que han padecido algún incidente hasta la fecha -en las primeras semanas se habló de un centenar-, estas han aparecido rotas, en lugares inaccesibles o siendo robadas en ese mismo momento.

El vandalismo se refleja de esa manera, pero también de otras tan peculiares como bicis que aparecen con el sillín robado, con las ruedas dobladas o completamente destrozadas. Por si fuera poco, las escenas que más han llamado la atención de los usuarios son las que se dan cuando alguno de estos vehículos ha aparecido colgado del tendido eléctrico, depositadas en contenedores o colgadas en las copas de los árboles. Ninguna de esas situaciones es exagerada. De hecho, también se han visto varias bicicletas arrojadas en el río Genil a su paso por el Paseo de la Bomba en la capital.

Hay también quienes optan por cogerlas prestadas. Es decir, algunos usuarios utilizan las bicicletas y cuando vuelven a dejarlas en algún punto, las dejan dentro de sus casas. En ese momento la bici aparece en el mapa como disponible pero no se puede acceder a ella a menos que se llame a casa de la persona que ha decidido que esa bicicleta le pertenece.

Estos son solo algunos ejemplos. Pero hay muchos más. Y casi alguno nuevo a diario. Porque también hay quienes aprovechan para robar directamente las bicicletas y ponerlas a la venta a través de internet. Algunos usuarios han conseguido quitarle el dispositivo GPS a las bicis lo que las hace ilocalizables y fácilmente vendibles. Se han llegado a ver algunas a la venta en la app de Wallapop a 50 euros.

La empresa responde

Este medio se ha puesto en contacto con Ofo para conocer cómo está gestionando los problemas que está viviendo su servicio desde que se puso en funcionamiento. La empresa responde en varios sentidos mostrándose comprensiva, entendiendo que “puedan producirse comportamientos incívicos en el uso de las bicicletas en las primeras fases de implementación dado el desconocimiento del modelo”.

Sin embargo, Ofo resalta que “la experiencia en otras ciudades a este respecto indica que son incidentes que se concentran en las primeras semanas de la llegada del servicio cuando todavía los usuarios no se han familiarizado con el modelo y que se van reduciendo a medida que se va normalizando y ampliando el servicio y la presencia de las bicicletas en la ciudad se hace más habitual”. No en vano, la empresa pide a sus usuarios “que respeten el servicio” porque en caso contrario no descarta “iniciar acciones legales para evitar que merme la calidad del servicio”.

Los usuarios pueden denunciar el estado en que se encuentra la bici que van a coger, si es que las encuentra, desde la propia aplicación. Y la misma puede detectar quien fue la última persona que utilizó la bicicleta. De hecho, Obike, la otra empresa que ofrece un servicio similar, ya ha logrado que un joven de 18 años haya sido multado con 166 euros por haber destrozado una de sus bicis después de que un usuario alertara a la Policía Local de Granada de que el chico la estaba rompiendo.

Por su parte el Ayuntamiento de Granada, que fue quien dio la licencia para que Ofo y Obike funcionasen, ha pedido a los usuarios que fomenten el civismo y acaben con estas prácticas vandálicas que se producen cada día. Fuentes del Consistorio señalan que “no tenemos más competencias”. Y aunque pueda parecer increíble, las mismas voces añaden que “las empresas están contentas porque contaban con que se perdieran algunas bicicletas”.

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