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La lucha de la mujer por la igualdad a las dos orillas del Mediterráneo

Las ponentes, en los Claustros de Santo Domingo de Jerez.

Francisco J. Jiménez

El sistema patriarcal, la falta de oportunidades en el mercado laboral, los clichés que se repiten... Son elementos comunes que salieron a relucir en el Foro Mujeres en el espacio Mediterráneo: identidad, participación política, liderazgo y emancipación, que se desarrolla esta semana en Jerez de la Frontera.

El evento está organizado por la Fundación Tres Culturas y el Ministerio Encargado de los Marroquíes Residentes en el Extranjero y Asuntos de la Migración de Marruecos, junto con la Diputación de Cádiz y el Ayuntamiento de Jerez. Pretende servir de plataforma para visibilizar a la mujer como motor de cambio en distintos ámbitos, desde la política hasta la cultura, pasando por el mundo de la economía y los negocios, tradicionalmente asociados a una imagen más masculina.

De eso se habló en la mesa redonda Mujer y economía, hacia una sociedad inclusiva, donde se trató la situación desde diferentes visiones. Meriem El Hilali, asesora diplomática, asuntos sociales y civiles de Unión por el Mediterráneo; Shéhérazade Berrehouma, encargada de Cooperación Internacional en la Unión Tunecina de Industria, Comercio y artesanado;  Lina Gálvez, catedrática de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Pablo de Olavide y Alice Fauveau, directora y fundadora de Focus on Women fueron las ponentes.

Uno de los puntos sobre los giró el debate fue cómo ha influido la crisis en el papel de la mujer en la economía, pero cuando hablamos de la situación en Marruecos, Meriem El Hilali especifica que “muchos países del sur han mostrado avances significativos, pero por debajo de la media mundial. Las tasas de paro entre jóvenes y mujeres son altas y se ha comprobado que la región mediterránea pierde una tercera parte del PIB por la falta de integración de la mujer en el plano laboral”.

La asesora diplomática hizo hincapié en que “es necesario que las mujeres tengan una visión de liderazgo” y que tanto en Marruecos como en Túnez se están desarrollando proyectos donde se incentivan “los valores de paridad e igualdad de género para la integración económica”.

“Las empresas gestionadas por mujeres tuvieron mucha más resiliencia que las gestionadas por hombres en la crisis”, destacó Shéhérazade Berrehouma, que lamentó que las buenas cifras femeninas en Túnez en el apartado de la educación después no tengan continuidad en el mercado laboral.

“Las mujeres aguantan más porque cuando vemos los titulados superiores, dos tercios son mujeres. Es lo que encontramos en todos los sectores menos en arquitectura e ingeniería. Esto cambia en el campo laboral, ya que la ocupación de la mujer es del 8% y del hombre un 68%. Los empleos generados tras la revolución eran casi todos de hombres”.

Los prejuicios en Túnez, según explicó la encargada de Cooperación Internacional en la Unión Tunecina de Industria, son similares a los que todavía existen en países del sur de Europa, pero hace una lectura optimista. “Algunos empresarios piensan que no es rentable contratar a mujeres porque aspiran a casarse y tener hijos. Por eso hay mujeres que buscan trabajo sobre todo el sector público porque lo consideran un sinónimo de seguridad. Entre las 30 grandes empresas de Túnez sólo cuatro tienen mujeres en puestos directivos, pero por suerte se han tomado medidas para evaluar e instaurar las políticas destinadas a la mujer y se puede hablar de un proyecto de economía inclusiva con planes a cinco años”.

La aportación más crítica fue la de Lina Gálvez, que incidió en la necesidad de que se produzcan “cambios políticos” que apoyen la figura de la mujer y que no todo se quede en el esfuerzo “de la formación y de emprender. Eso no es suficiente y en muchos casos si insistimos por ahí vamos a acabar teniendo más trabajo, más responsabilidad y un sentimiento de culpa. Las mujeres trabajamos una hora más al día que el hombre entre lo remunerado y lo no remunerado”.

La catedrática presentó un panorama negativo basándose en que “seguimos teniendo peores tasas de ocupación, mayor temporalidad, cobrando menos, lejos de los puestos de tomas de decisión y segregación vertical porque no llegamos a puestos de responsabilidad. Ahora se está creando empleo precario y dos tercios es masculino”.

“Es esencial la participación política para crear un círculo virtuoso y no vicioso. El modelo laboral está hecho a la horma del varón y necesitamos que haya cambios como que se remunere por productividad y no por presentismo. Que se premie con tiempo y no con pluses salariales. Cambios para que todas las personas tengamos una vida digna y con opciones reales de participar en la vida pública”, afirmó esperanzada.

Un ejemplo práctico de cómo una mujer emprendedora puede llegar a crear una empresa de éxito sin perder un fondo solidario lo puso Alice Fauveau, directora y fundadora de Focus on Women (FOW). 

En la actualidad apoya directamente siete proyectos de acción social dirigidos a colectivos desfavorecidos de mujeres e infancia en riesgo de exclusión y trabaja en el sector turístico con la intención de descubrir cada destino a través de sus mujeres, poniendo el foco en la mirada femenina del mundo, aunque no está cerrado a que puedan viajar también hombres.

Su creadora explica que es “una empresa social para visibilizar la cultura de la mujer. Es un universo femenino con cicerones y anfitrionas para mujeres con una historia de vida que contar. No tiene sentido en el siglo XXI que lo que hacen las mujeres esté escondido”.

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