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Caracol Tours, turismo sin estrés

Caracol Tours.

Carmen Reina

Un grupo de turistas japoneses atraviesa corriendo el Puente Romano de Córdoba en busca del autobús que les lleva a su próxima parada en otra ciudad. La urgencia les impide siquiera volver la mirada tras de sí, perdiéndose una de las panorámicas más bellas de la capital con el puente sobre el Guadalquivir y la Mezquita al fondo. Esas prisas, que se repiten asiduamente en los viajes en grupos organizados, fueron las que encendieron la mecha de Caracol Tours, una forma de conocer Córdoba despacito y con el tiempo necesario que, desde hace unos años, gana adeptos entre quienes no quieren mirar continuamente un horario para visitar la capital y su provincia.

Isabel Calvache, la promotora de Caracol Tours, tuvo en 2013 la idea de poner esta iniciativa en marcha: “La idea nace a mi vuelta de pasar tres años en Japón, de conocer a los japoneses. Tenía clarísimo que debía iniciar un proyecto involucrando al mercado japonés y Córdoba era el mejor producto”, relata a eldiario.es/andalucia sobre su experiencia. “Era un reto atraer a ese turismo y que se quedara más tiempo” en la ciudad, al ritmo que apetezca, sin prisas por irse al próximo destino.

Y así, tras la puesta en marcha definitiva de Caracol Tours en 2015, los japoneses seguidos de alemanes, franceses e italianos copan de momento los perfiles mayoritarios de quienes demandan el turismo slow, una forma de conocer nuevos lugares como una verdadera experiencia sensorial, introspectiva incluso, e interactiva con los espacios y las personas que se encuentran en la visita.

Se trata de no mirar el reloj continuamente en base a un estricto horario prefijado y utilizar los cinco sentidos para sumergirse en lo que está por conocer. No sólo mirar lo que tenemos delante, sino también tocar, oler, escuchar y degustar. Y ese turista “está dispuesto a pagar por la calidad del servicio que se le ofrece, no escatima en ello”, dice la promotora de esta idea.

A ritmo de Caracol Tours, el visitante puede conocer de primera mano los espacios naturales de los productos ecológicos más destacados de la provincia de Córdoba: almazaras para conocer de cerca la producción de aceite de oliva; un viñedo donde participar en las labores del campo y visitar después la bodega donde descansan sus vinos; un safari ibérico por la dehesasafari ibérico donde ver en libertad a los cerdos, para conocer luego los secaderos del jamón de Los Pedroches; o perderse en los campos de naranjos de la Vega del Guadalquivir y probar la fruta recién cogida del árbol. Y todo ello de la mano del propio agricultor o del bodeguero, de la mano de quienes día a día generan esos productos que se ofrecen al turista slow. “Hay momento para recibir la información del lugar directamente de quien lo trabaja día a día”, explica Calvache.

Todas esas experiencias -los denominados ecotours-, tienen mucho que ver con el enfoque medioambiental y ecológico que el turismo slow incluye y que perfila a este tipo de turista como concienciado por los productos sanos y por el cuidado del entorno. “Es un turismo muy preocupado por el medio ambiente”, cuenta Calvache. “Son responsables con la ecología y con un desarrollo sostenible”, dice sobre quienes revierten una respuesta positiva con el cuidado que su experiencia turística tiene en el medioambiente.

De hecho, para los amantes de la naturaleza, también se realizan visitas tematizadas a la sierra, según la temporada del año, donde además de conocer el campo cordobés se participa en actividades como la recogida de setas, espárragos o la identificación de plantas aromáticas con las que tras la ruta se elaboran infusiones para degustar entre el grupo de turistas.

Los itinerarios que Caracol Tours ofrece siguen también en la capital para conocer tradiciones y artesanía propia del lugar. Ver de cerca el trabajo del orfebre en una platería o la labor de repujado sobre el cuero típico de los cordobanes atrae también a quienes quieren emplear su tiempo de visita en conocer de cerca estas tareas y a las manos que las realizan. El olor del cuero, el brillo de la plata, las manos de los artesanos....detalles que no pasan desapercibidos para quienes se toman su tiempo en conocerlo de verdad.

Luego, el mundo de los caballos, los patios cordobeses, el flamenco o las tradicionales tabernas, sirven también para completar unas visitas desde una perspectiva distinta a los recorridos marcados por los viajes en grupos organizados sin tiempo para nada más. El reloj se queda de vacaciones para visitar Córdoba.

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