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400 euros de multa por sentarse en un bordillo

Tamara Marzo y su pareja.

Ana Sánchez Borroy

Tamara Marzo (Zaragoza, 1981) reconoce que la noche del 6 al 7 de enero se le cayó el mundo encima. Llevaba meses en el paro y sólo pensaba en lo que cuesta ganar 400 euros como para perderlos de un plumazo, por una multa por estar sentada junto a su pareja en el bordillo de una acera. Ahora ha conseguido trabajo y, con el apoyo recibido tras dar a conocer su caso, asegura que ya ve las cosas de otra manera.

¿Qué pasó la noche del 6 al 7 de enero?

Habíamos ido a un concierto acústico, teníamos hambre y se nos ocurrió comprar una ración de pizza para sentarnos a comérnosla en la acera, con el culo en el bordillo y las plantas de los pies en la calzada, con las rodillas flexionadas. Estábamos hablando tranquilamente, ni siquiera teníamos una cerveza en la mano y no había nadie más en la calle. Se acercó un furgón de la Unidad de Apoyo Policial Operativo (UAPO) de la policía local, encogimos algo las piernas y pasó perfectamente a unos metros de nuestros pies. Sin embargo, el furgón paró y uno de los agentes bajó la ventanilla para decirnos que quitáramos los pies de ahí porque obstaculizábamos el paso del vehículo. Evidentemente, no era así porque ya habían pasado, pero no dijimos nada; simplemente, retiramos un poco más las rodillas y subimos los pies a la acera. Cuando se fue el furgón, volvimos a bajarlos. Fue un gesto que nos parece habitual, no fue un acto de rebeldía: cuando pensamos que habíamos dejado de, en opinión de aquel agente, obstaculizar al vehículo, volvimos a colocarnos como estábamos. Entonces, el furgón dio la vuelta a la manzana y un minuto después volvieron a buscarnos. Los agentes bajaron, nos rodearon y nos pidieron la documentación. Les dimos los DNI y nos los devolvieron con una multa de 200 euros a cada uno, una multa grave por desobedecer la orden de un agente. Nuestra opinión es que no desobedecimos, en ningún momento nos habían dicho que nos levantásemos o que no podíamos sentarnos ahí, entendimos que se trataba solo de que pasase el furgón policial. Para que la gente me entienda, lo comparo con cuando alguien te pide que te apartes para pasar. Lo normal es apartarte, pero después vuelves a colocarte como mejor te venga.

¿No llegasteis a explicar a los agentes que no habíais entendido que no pudierais volver a colocaros con los pies en la calzada?

No, solo intercambiamos con ellos dos frases. Cuando nos pidieron la documentación, yo les pregunté si se podía saber por qué motivo, me respondieron que por desobedecer las órdenes de un agente. Después, cuando nos entregaron las multas, les pregunté si nos pedían decir sus números de placa. Me contestaron que los teníamos anotados en la multa. Nos despedimos con un “buenas noches” y eso fue todo.

¿Os sentisteis intimidados?

Sí, su actitud fue de cierta chulería. Además, mientras tres o cuatro agentes se llevaban nuestra documentación al furgón, nosotros estuvimos rodeados por otros dos policías todo el rato. También nos parece absurdo que dieran la vuelta a la manzana; si esa es la tarea que tiene que hacer la UAPO en esta ciudad, no lo entendemos. Además, estuvieron revisando nuestra documentación durante casi quince minutos; en ese tiempo, a mí se me ocurrió grabar un vídeo de la calle para que se viera la circulación que había en ese momento. El vídeo dura unos dos minutos y medio y no pasa ni un solo coche. No había tráfico, no había gente, no estábamos gritando ni bailando ni bebiendo, no les contestamos ni una vez, atendimos en todo momento a lo que nos dijeron... me habría enfadado también una falta leve, porque creo que tenemos derecho a reivindicar la calle, pero, una falta grave es increíble.

¿Puedes describir cómo es esa zona para alguien que no haya estado en Zaragoza?

En su día fue una zona nocturna con mucha afluencia de gente en Zaragoza, pero ahora apenas quedan abiertos dos o tres bares. Donde estábamos nosotros, como digo, no pasaba ni un coche, solo alguna persona andando. Ahora mismo, es una zona muy tranquila, una calle secundaria de un solo carril. Por eso, nos parece excesiva la cuantía y también la calificación como falta grave. También nos sorprende el simple hecho de no permitirnos disfrutar de nuestra calle, reivindicamos el derecho a utilizar la calle de forma cívica cuando no la está utilizando nadie más.

¿Qué habéis alegado para recurrir la multa?

La hemos recurrido amparándonos en tres argumentos: que no estábamos obstaculizando el paso puesto que no había tráfico, que no desobedecimos las órdenes del agente porque subimos los pies a la acera cuando nos lo indicó y también una cuestión administrativa, que sería que ellos hacen referencia a un artículo del Código de Circulación que dice que los agentes que están regulando el tráfico pueden imponer faltas graves por desobedecer sus órdenes. Sin embargo, ese artículo está hecho para un momento de atasco, para cuando hay un policía local regulando el tráfico y le ordena a un conductor que se vaya por la izquierda y se va por la derecha. Como esos policías no estaban regulando el tráfico, pensamos que ese artículo no se puede aplicar en este caso.

Habéis iniciado una campaña bajo el lema #400porsentarse, ¿habéis llegado a conocer casos similares al vuestro?

Sí, abrimos un blog para que aquellos a quienes les podría haber pasado algo parecido nos lo contaran. Nos escribió una chica que dice que le pasó exactamente lo mismo, una multa también de 200 euros por sentarse en la calle, no nos contó más detalles. Otro chico nos comentó también que había sido multado por la UAPO con 200 euros más recargos por intereses por fumar un cigarro en la puerta de un bar. Él estaba en la puerta, pero los agentes le multaron como si estuviera dentro del establecimiento. Cuando recurrió explicando que no estaba dentro del bar, la respuesta fue que con su actitud incitaba a la gente de dentro a fumar. Y también nos han hablado de que justo unas semanas antes de nuestro caso se multó a dos personas que estaban haciendo fila en el comedor social de la Puerta del Carmen. Al parecer, había mucha fila y estas dos personas, para no molestar a la gente que estaba transitando por la acerca, se bajaron a la calzada, pegados al bordillo. Pasaron dos policías locales, les multaron en principio con una falta leve, pero, por protestar, acabaron imponiéndoles también una falta grave. Para colmo, los policías no les dejaron comer ese día en el comedor social. Que un policía decida quién puede comer y quien no, al margen de multar a dos personas que están en esa situación con más de 200 euros, me parece desproporcionado.

¿Qué más incluye la campaña #400porsentarse?

Vamos a organizar un vermú y hemos repartido huchas solidarias en algunos bares que nos apoyan, para que en el caso de que al final tengamos que pagar la multa, no nos sea tan difícil afrontarla. Estamos muy agradecidos y abrumados por la respuesta que hemos tenido, después del mal rato de ese momento y de la preocupación por las consecuencias legales. Nos daba miedo sufrir represalias por denunciar nuestro caso, pero de todas partes nos han llegado mensajes de apoyo. Aunque también han llegado mensajes desagradables, hemos recibido muchísimo cariño y apoyo porque, al fin y al cabo, todos nos hemos sentado en la acera alguna vez. No tiene ningún sentido.

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