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Histórica victoria para el acceso a medicamentos esenciales

Manifestación en la India / EFE

Médicos Sin Fronteras

Carlos Ugarte —

Siete años de batalla legal parecen haber llegado hoy a su fin en India: el Tribunal Supremo de este país ha confirmado la validez de la Ley de Patentes, rechazando la demanda presentada por la compañía farmacéutica que, dicho escuetamente, pretendía acabar con la producción de medicamentos genéricos en este país. La sentencia anunciada hoy es de una importancia global.

Resulta complicado resumir estos años de tira y afloja en los tribunales indios. En el origen, se encuentra un fármaco anticancerígeno llamado Glívec, cuya patente fue rechazada por la administración india por no considerarlo novedoso según los términos establecidos en la Ley de Patentes. Esta ley, en su Sección 3(d), que tan famosa se ha hecho estos años, establece una salvaguarda según la cual las patentes solo pueden concederse para medicamentos que sean realmente innovadores.

El propósito de esta ley es impedir una práctica habitual entre las grandes farmacéuticas multinacionales, que consiste en obtener patentes adicionales por mejoras banales en medicamentos que ya existen, extendiendo así el monopolio (y los elevados precios) sin que a cambio el paciente tenga ningún nuevo beneficio terapéutico.

Tras el rechazo de Glívec, Novartis inició una carrera de apelaciones de tribunal en tribunal, no sólo para revocar la decisión de la Oficina de Patentes sobre este medicamento, sino para modificar la Ley india y acabar con esta salvaguarda. Gracias a esta disposición, India se había convertido en el principal proveedor de medicamentos de calidad de los países en desarrollo.

La diferencia de precio entre un medicamento patentado y ese mismo medicamento comercializado como genérico es abismal. La competencia entre productores de medicamentos genéricos en India ha permitido reducir el precio del tratamiento por un año para un paciente de VIH de 10.000 dólares por paciente al año en el año 2000 a menos de 100 dólares en la actualidad.

Esto da una clara idea de la trascendencia de este caso, ya que India es en la actualidad el último reducto mundial en la producción de medicamentos genéricos a precios asequibles para el tratamiento de graves enfermedades como el VIH/sida en países en vías de desarrollo, que casualmente son los que sufren con mayor virulencia esta enfermedad.

La sentencia del Supremo tiene un impacto global: de haber triunfado Novartis, habrían empezando a emitirse patentes de forma indiscriminada en India, dejando medicamentos esenciales fuera del alcance de quien los necesita. Así que podemos decir que millones de personas en todo el mundo comparten hoy esta victoria. Personas que, al no tener recursos, no son consideradas un mercado rentable: por eso la industria farmacéutica apenas invierte en ellas.

De hecho, los años de mayor protección a través de patentes también han sido los de menor inversión en I+D de medicamentos realmente nuevos, y estos apenas han beneficiado a los más pobres. Según un estudio publicado recientemente por Médicos Sin Fronteras y la iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi), entre 2000 y 2011, sólo el 3,8% de los 336 nuevos medicamentos aprobados en el mundo se destinó a enfermedades tropicales, tuberculosis y otras infecciones desatendidas, las que más afectan a los países en desarrollo.

Por eso, se nos antoja una broma cruel el que Novartis responda a la sentencia del Supremo indio diciendo que va a perjudicar a la innovación médica. ¿De qué innovación habla Novartis? ¿Y a quién beneficia en realidad? La industria farmacéutica debe contribuir a cambiar un modelo de I+D que actualmente se financia a través de precios elevados mantenidos por un sistema de patentes abusivo. Quizás sea esperar demasiado que Novartis y el resto de la industria tome esta sentencia como una señal de que deben cesar en sus ataques contra la Ley india de Patentes y asumir sus responsabilidades en un sistema que, hoy por hoy, sigue dejando de lado a quienes no tienen para pagarse las medicinas.

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