La extraordinaria vida de la primera mujer escultora de la corte española y cuya obra entra en el Museo del Prado
El Museo del Prado se ha dado su propio regalo de Navidad al adquirir en sus fondos la primera pieza de la obra de Luisa Roldán, un personaje relevante en la historia del arte español, al ser la primera mujer que fue escultura de la corte en España, en los reinados de Carlos II y Felipe V.
Se trata de Descanso en la huida de Egipto, una escultura que forma parte de la primera de su etapa madrileña, cuya compra ha sido realizada por el Ministerio de Cultura y adscrita al Museo del Prado, procedente de la colección Güell a través de la subasta de Abalarte por un importe de 275.000 euros de una de las figuras más importantes del barroco español. Con este movimiento, el Museo del Prado da un paso hacia “reafirmar su compromiso con la recuperación y difusión del legado artístico femenino, situando a Luisa Roldán en el lugar que le corresponde dentro de la historia del arte universal”, e incorpora así la primera obra suya en la colección, pues, aunque su nombre si figuraba en la fachada junto al de otros grandes maestros, todavía no estaba presente.
Luisa Roldán, la escultora barroca que rompió barreras
Luisa Roldán, también conocida como ‘La Roldana’, fue una mujer que “escapó” de la imagen de lo que se esperaba de ella en su tiempo, pues no solo desarrolló una carrera profesional y llegó a la corte española, sino que también se casó por voluntad propia sin haber obtenido el consentimiento familiar, como era habitual en el siglo XVII.
Nacida el 8 de septiembre de 1652 en Sevilla como Luisa Ignacia Roldán, aprendió el oficio de escultora en el taller de su padre, Pedro Roldán, que era un reconocido escultor de la capital de Andalucía, y que, debido a la gran demanda de encargos, hizo que sus doce hijos trabajaran con él, algo que determinaría la vida de La Roldana.
Luisa fue de todos sus hijos la que más provecho sacó de esta etapa y absorbió todos los detalles de las técnicas de su padre, que puso además en práctica. Fue en su taller también donde conoció a Luis Antonio de los Arcos, que más tarde se convertiría en su marido, en contra de la opinión familiar y por eso se conoció este hecho como “el rapto de la Roldana”. Entonces, la mujer permanecía bajo tutela masculina, y tuvo que salir de la casa familiar avalada por un mandamiento judicial, estando bajo custodia de otro hombre hasta que tuvo lugar su matrimonio, el día de Navidad de 1671, y obviamente sin la presencia de su padre.
Su carrera profesional independiente del núcleo familiar comenzó en Sevilla ya una vez casada, participando su marido también en el trabajo como un equipo, ambos produciendo gran cantidad de obras de encargos, sobre todo para conventos y cofradías en la ciudad y alrededores. Así, poco a poco se hizo un hueco, y fue como llegó su primer encargo de fuera, de la Catedral de Cádiz, donde realizó el Ecce Homo (1684), y que es su primera obra documentada.
La Roldana: la primera mujer escultora de corte en España
Pocos años después, el matrimonio se trasladó a Madrid con el propósito de trabajar para la corte, una etapa madrileña que inauguró precisamente El descanso de la huída de Egipto en 1691, siendo tan solo un año después cuando fue nombrada escultora de cámara de la corte real bajo el reinado de Carlos II, puesto que, además, consiguió mantener con la llegada de los Borbones con Felipe V.
Fue la primera mujer en lograr tal distinción, llegando a realizar obras reconocidas como el San Miguel de El Escorial, y en todas ellas se apreciaba un realismo dramático, detallismo en los ropajes o en la expresión de las emociones, con lo que se acercó al canon de la época, asociada a temas religiosos que casaban con las nuevas directrices del Concilio de Trento, firmado a mediados del siglo XVI, que prefería dotar de humanismo el arte para llegar al público.
A pesar de trabajar para la corte española, Luisa Roldán y su marido no gozaron de una posición económica cómoda, pues el sueldo no llegó hasta tres años después, con retraso, y poco se sabe sobre algunos detalles de su vida al haber poca documentación, en un contexto como el de su fallecimiento, que tuvo lugar el 10 de enero de 1706, pocos días después de firmar una declaración de pobreza, todo ello, aunque era escultora de corte, en pleno auge del Barroco.
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