Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Alemania tiene una estrategia para deshacerse de los europeos del sur pobres

Toni Chirrispe, residente en Berlín, es uno de los afectados.

Carmela Negrete

Berlín —

En una de las asambleas del movimiento 15M en Berlín se discutía acaloradamente en diciembre sobre si los españoles podían recibir ayudas del Estado alemán sin haber cotizado, o si por el contrario no tenían derecho, a no ser que hubieran trabajado antes allí.

Unos contaban los casos de conocidos a quienes la oficina de desempleo les estaba pagando el alquiler y un curso de alemán, así como un pequeño sustento de supervivencia hasta que encontrasen un trabajo. Otros, por el contrario, aseguraban que en las oficinas del paro les habían negado esos subsidios. ¿Quién tenía razón? ¿Tienen derecho españoles, italianos, griegos y otros ciudadanos de la Unión Europea, en cuyos países no reciben ayudas públicas, a recibirlas en Alemania sin haber cotizado?

Giulia Tosti tiene 36 años y nació en Roma. Hace tres años que vino a Berlín a buscar trabajo. En Italia había estudiado Historia del Arte y ya conocía Alemania. Se desenvolvía en alemán porque había disfrutado de una beca Erasmus en el año 2000 en una universidad de Hamburgo. Poco después de llegar, ya encontró su primer empleo en una galería de arte, al que siguieron muchos otros. Durante ese tiempo, Giulia trabajó como autónoma. “Me vine de Italia por la situación política y económica. Fue muy difícil tomar la decisión”, asegura.

En un momento determinado, Giulia se quedó sin nuevos contratos y decidió solicitar las ayudas para desempleados que existen en Alemania, el llamado “Hartz IV”. Fue a la oficina de empleo, y la trabajadora que le atendió le explicó que las ayudas no contributivas, que serían a las que ella tendría acceso por haber sido autónoma, ya no las concedían a personas de la Unión Europea.

“Tal vez deberías casarte con un alemán rico”, le soltó entre risitas. Giulia hoy se lo toma con humor, y como entretanto se ha quedado embarazada de un alemán, asegura que “he seguido su consejo”. Lo cierto es que la pareja de Giulia recibe dichas ayudas del Estado y es así como ella ha podido entrar dentro del sistema de la Seguridad Social alemana. A pesar de estar embarazada, hasta no oficializar su relación con su novio se quedó sin ayudas económicas y sin seguro sanitario.

“Un golpe de suerte”

En 2011 el Gobierno alemán decidió, de la noche a la mañana, que los nacionales de otros países de la Unión deberían quedar excluidos del llamado Convenio de Asistencia Social y Médica de la Unión Europea. La idea era evitar que se produjese una inmigración hacia el sistema de bienestar alemán desde los países afectados por la crisis, en especial del sur de Europa. Los países del Este estaban en todo caso excluidos de dicho convenio.

La limitación que el Gobierno alemán formuló está en vigor desde febrero de 2012 y fue entonces cuando comenzaron a llegar cartas con las negativas a los ciudadanos comunitarios que solicitaban los subsidios. Otros, como el español Toni Chirrispe, ya los estaban recibiendo.

Toni nació en Cazorla y estudió en Granada. Tiene 32 años y llegó a Berlín en enero de 2011. También él había residido antes en Alemania con una beca Erasmis. Toni es el inmigrante perfecto, según la ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen, que aseguraba hace unos días que “la nueva calidad de la inmigración es un golpe de suerte” para la economía alemana. Con ello no se refería a los miles de rumanos y búlgaros que en los últimos meses se han mudado a Alemania huyendo de la miseria, sino a los jóvenes con estudios que llegan del sur de Europa.

Sin embargo, el Estado alemán comunicó a Toni por carta que no le seguirían pagando el subsidio no contributivo que recibía, fundamental para su integración laboral en el país, debido a la limitación que había establecido el Gobierno. Toni es físico y ha realizado varias prácticas en empresas alemanas. Pero en las prácticas no se cotiza. Hasta el momento no ha encontrado un trabajo adecuado a su cualificación. Ahora trabaja como cocinero en una escuela infantil. Reside en Berlín, “porque es más barato”, pero busca por toda Alemania y ya ha vivido en otras ciudades.

No sea pesimista

Cuando Toni recibió la carta, en la oficina de empleo le dijeron que lo mejor sería que, sin trabajo ni ingresos, se “volviese a España”. Toni le explicó a la señora lo alto que está el paro en España y las pocas perspectivas que veía y esta le aseguró que “era demasiado negativo”. Que fuese “optimista”.

En lugar de ello, Toni se topó con un grupo de activistas denominado la Red Berlinesa contra la Limitación del Gobierno alemán al Convenio de Asistencia Social y Médica. Allí le explicaron que en las personas en su situación tienen la posibilidad de llevar a juicio la negativa de la oficina de empleo ante el Tribunal de la Seguridad Social (Sozialgericht). En la mitad de los casos les dan la razón. Además, los costos judiciales en el caso de personas sin recursos corren a cargo del Estado. Así que nada perdía al intentarlo. Ganó el juicio y le concedieron de nuevo las ayudas.

Pero solo por seis meses. Al cabo de ese tiempo, se han de solicitar de nuevo y es posible que vuelvan a negarlas y haya que denunciarlo de nuevo. Sebastian Müller, portavoz de la iniciativa y trabajador social en el barrio berlinés de Pankow, explica que la red se formó en mayo de 2012 porque “se oían cada vez más casos de sudeuropeos a quienes les estaban negando las ayudas”.

Según cálculos de dicha red, son unas 10.000 personas las afectadas solamente en Berlín. Además, la limitación del Gobierno podría ser ilegal por dos razones que son esgrimidas por los jueces en sus sentencias. La primera es que “una limitación solamente se puede hacer con nuevas medidas, pero el paro para no contribuyentes es algo que ya existía antes”. La segunda razón es que “para dejar de acatar un convenio a nivel europeo el Gobierno debería haberlo planteado al Parlamento, donde habría de votarse”.

Etiquetas
stats