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La muerte de un trabajador en las obras del metro de Madrid reabre el debate sobre la siniestralidad en las contratas

Cifuentes, durante su visita a la línea 1 / Comunidad de Madrid

Ana Requena Aguilar

Sucedió el viernes pasado en el centro de Madrid: un trabajador de 25 años murió en un accidente laboral en las obras que el metro de la capital está llevando a cabo durante los meses de verano. Su caso suma 55 muertes en el tajo este año solo en la Comunidad de Madrid, más de 300 en toda España, 16 más que en el mismo periodo de 2015.

Las circunstancias del siniestro reúnen todos los ingredientes sobre los que alertan los sindicatos: el empleado pertenecía a una subcontrata, era joven y trabajaba en una tarea dentro de una gran obra.

El accidente se produjo cuando hacía mediciones para instalar un ascensor en la estación de metro de Bilbao, en pleno centro de Madrid. Sus tareas coinciden con la renovación de la línea 1 de metro, que comenzó a principios de verano y que condiciona la vida diaria de muchos madrileños.

La máquina que le produjo la muerte no tenía nada que ver con el trabajo que desempeñaba el trabajador. Fue la avería en una tuneladora la que hizo que una varilla se soltara y le golpeara.

Ahí es donde comienza el conflicto. El secretario de Salud Laboral de CCOO en Madrid, Carmelo Plaza, explica que en una obra de esta envergadura las tareas y la prevención de riesgos laborales deben estar coordinadas día a día. “Falta coordinación de las actividades: cuando hay varias contratas y subcontratas la empresa principal debe planificar la prevención y hacer cumplirla a las demás. Puede que haya unos trabajadores que deban estar fuera del radio de acción de ciertas máquinas o que una máquina deba estar parada mientras se hace otra tarea”.

Un portavoz del metro de Madrid asegura que están esperando a que la empresa contratista de las obras, Ayesa, les informe de si se cumplían los protocolos de seguridad. Ayesa, a su vez, subcontrató trabajos a la empresa Geoprovi, de la que dependía el trabajador fallecido.

La responsabilidad de Metro de Madrid

Metro de Madrid insiste en que son estas empresas las responsables de cumplir con las normas de prevención y seguridad. Los sindicatos, sin embargo, señalan también a Metro como responsable última por tratarse de la empresa principal que encarga el servicio. Ni Ayesa ni Geoprovi han respondido a las preguntas de eldiario.es.

Varios testigos aseguraron a la Cadena SER que ninguno de los operarios llevaba casco en el momento del accidente. Otras fuentes sindicales señalan que es posible que el casco fuera insuficiente para el golpe que recibió el trabajador y que, en cualquier caso, la coordinación de las actividades y de la prevención sí son clave para impedir estos accidentes. El informe de la Inspección de Trabajo es indispensable para conocer los hechos; también la Policía está investigando lo sucedido.

Una subcontrata para abaratar costes

Solidaridad Obrera critica que el sistema de contratas y subcontratas haga perder el control sobre las condiciones en que los trabajadores desempeñan sus labores. “Para que nuestros delegados de prevención en el metro hayan podido visitar las obras que se están haciendo en otra línea han necesitado invitación de los delegados de esa contrata. Somos un incordio, algo en lo que prefieren no gastar dinero”, dicen.

En las obras de la línea 1, sus delegados aún no han podido entrar.

“La subcontrata de la subcontrata tiene al final como objetivo abaratar costes. En una obra como esta parece normal que haya varias empresas porque hay muchas tareas específicas que hacer. Hay que asegurarse de que los trabajadores de esas empresas tienen la formación en prevención necesaria”, apunta Carmelo Plaza.

Sin embargo, la temporalidad y los contratos de corta duración hacen que muchos empleados lleguen sin conocimiento alguno al respecto. “Así es imposible que muchos trabajadores sepan dónde trabajan y qué riesgos conlleva”.

Eso es lo que hace que los jóvenes sean un grupo de riesgo: especialmente afectados por la precariedad, su paso por el empleo es más fugaz y tienden a asumir tareas que requieren más riesgo o esfuerzo.

Para UGT, la precariedad también juega a favor de la siniestralidad laboral. “Muchos de los accidentes podrían evitarse realizando una mayor prevención de los riesgos psicosociales, promoviendo buenas prácticas en los desplazamientos durante la jornada laboral e implantando medidas preventivas en los lugares de trabajo”, dice el sindicato. La central pide a las administraciones que estrechen el control sobre el cumplimiento de las normas de seguridad y que contribuyan a sensibilizar a la población. También reclaman un aumento de actuaciones de la Inspección de Trabajo.

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