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La Ley Mordaza, contra las prostitutas: “Somos multadas y criminalizadas”

Varias integrantes de AFEMTRAS realizaron una performance para presentar la plataforma a finales de 2015

Marta Borraz

Menos de un mes después de que entrara en vigor la ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Mordaza, en el polígono de Villaverde (Madrid) la policía comenzaba a multar a mujeres que ejercían la prostitución. Al mismo tiempo la delegada del Gobierno en Madrid, Concepción Dancausa, aseguraba que la norma aumentaría la presión policial solo sobre los clientes.

Ha pasado un año y medio y la situación no se ha revertido, según denuncian la Agrupación Feminista de Trabajadoras del Sexo (AFEMTRAS) y el colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas Hetaira. “La ley ha supuesto más estigmatización”, asegura Marcela, que insiste en que siguen siendo multadas y “criminalizadas”.

Ambas organizaciones denuncian que los abusos policiales en el polígono, donde muchas ejercen la prostitución, son constantes. “Insultos machistas, tránsfobos, amenazas...”, enumera Carmen Briz, portavoz de Hetaira, que asegura haber puesto en conocimiento del Ayuntamiento de Madrid y la delegación del Gobierno la situación que están viviendo.

La entrada en vigor de la ley motivó la creación de AFEMTRAS, integrada exclusivamente por trabajadoras del sexo, aunque la idea rondaba por las cabezas de algunas de ellas desde hacía un tiempo. “En un solo día nos pusieron 30 multas”, denunciaba hace meses una de las impulsoras del colectivo.

“Vete a zorrear a tu país”

Las sanciones se imponían a la luz del artículo 37.4, que persigue “la realización o incitación a la realización de actos que atenten contra la libertad e indemnidad sexual, o ejecutar actos de exhibición obscena”, pero tras las quejas de las organizaciones ahora lo más común es que la multa aplique el 36.6, que castiga la “desobediencia o la resistencia a la autoridad”.

La situación, afirma Briz, “se ha recrudecido en todo el país” y apunta a que “aunque la ley se venda como una herramienta de protección de las mujeres y de lucha contra la trata, el efecto que ha provocado es el opuesto”. Afirma que “ver a los agentes como una amenaza” reduce las posibilidades de que las mujeres víctimas de trata “confíen en ellos”.

“Qué dirán tus hijos”, “te llamas Vicente y eres un hombre”, “vete a zorrear a tu país, aquí se viene a trabajar”...Son algunas de las frases que, según Marcela, mujeres como ella reciben habitualmente por parte de policías en el polígono. “Da igual cómo vayamos vestidas o lo que hagamos, aunque estemos hablando, en la acera, en el coche, si estamos esperando en el autobús para irnos...”, sentencia.

Hetaira y AFEMTRAS denuncian también que los clientes sean multados porque argumentan que reduce la capacidad de negociación de las mujeres y “lleva a la clandestinidad y la clandestinidad lleva al abuso”. Ambos colectivos centran su lucha en reivindicar derechos laborales para las trabajadoras del sexo, algo que genera debate en el seno del movimiento feminista.

Para ellas el objetivo es que “no se juzgue a ninguna mujer, pero tampoco por ser prostitutas”. Otra parte de la teoría y crítica feminista enmarca el ejercicio de la prostitución como una de los exponentes de la situación de desigualdad existente entre hombres y mujeres.

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