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La universidad que viene: del 'aula invertida' al aprendizaje personalizado

El panorama de las aulas universitarias va a cambiar.

Daniel Sánchez Caballero

Aulas invertidas, dispositivos personales, el internet de las cosas, la tecnología “llevable o ponible”... Las clases tal y como las conocemos ahora tienen los días contados. Tardará más o menos, pero el cambio, que ya ha empezado a lomos de una tecnología cada vez más avanzada y asequible, es imparable, y las universidades no serán ajenas a él.

Las tendencias educativas y novedades tecnológicas más probables de tener éxito e implantarse son recogidas cada año en el Informe Horizonte que elabora el instituto norteamericano NMC, formado por centenares de universidades, museos y centros de investigación. La edición de este año habla de cambios metodológicos, analítica de aprendizaje (la minería de datos aplicada a la educación), personalización del aprendizaje o la gamificación (incluir elementos de los juegos en las aulas) como tendencias de a corto o medio plazo.

¿Es ciencia-ficción? Daniel Burgos, vicerrector de Investigación y Tecnología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y director de la Cátedra UNESCO en eLearning, es el único español presente en el panel de expertos que realiza el informe, opina que no. Cree que las universidades españolas están ya más o menos adaptadas a su tiempo, aunque a veces les cueste un poco. “Las universidades tienen un desarrollo tecnológico interesante, aunque en general van por detrás de la sociedad”, opina, citando el informe Digital Educa que elabora la Unir. “Desde que se decide hacer algo hasta que realmente se implementa pasa un tiempo, y esto va en contra de la tecnología”, argumenta.

Según Burgos, España no se ha quedado atrás en el aspecto tecnológico-educativo, a diferencia de lo que ocurre en otros campos es uno de los países punteros en investigación. “Tenemos la tecnología, la actitud, los conocimientos y las ganas de implementar las cosas. Hace seis o siete años teníamos 52 grupos de investigación, más que ningún otro país”, destaca.

Seis nuevas tendencias

Entrando en el informe, en el corto plazo, Horizonte señala el aula invertida y lo que se conoce como “trae tu propio dispositivo” como las dos tendencias tecnológicas que más probablemente se adoptarán en las aulas. Más que corto plazo de hecho es casi presente: la previsión es que se implanten en un año. De hecho, estas son dos prácticas comunes ya en muchos centros. En España, quizá más en secundaria.

El aula invertida, que viene del inglés flipped classroom, más que una tecnología es un método educativo por el que “se reorienta cómo se emplea el tiempo tanto en clase como fuera de ella para cambiar el protagonista del aprendizaje de los educadores a los estudiantes”, explica NMC. La idea es sencilla, y consiste en emplear el tiempo de clase con el profesor, escaso y valioso, para un trabajo más activo, basado en proyectos, en el que los alumnos trabajen en común, resuelven problemas, etc. Esas lecciones en las que el docente soltaba información como si fuera un libro quedan olvidadas. Son los alumnos quienes buscan la información por su cuenta después de clase a través de conferencias en vídeos, podcasts o lecturas. Y luego este trabajo se pone en común en el aula.

El fenómeno BYOD también es una realidad ya. En la educación superior y en el mundo laboral. BYOD es un acrónimo de bring your own device (trae tu propio dispositivo) y es lo que hace ese compañero de clase que se lleva el ordenador o la tablet a la universidad o el colega de la oficina que prefiere trabajar con su PC. Las ventajas son evidentes. Cada uno tiene ya sus configuraciones, su información personal y siempre puede acceder a él. “Los estudiantes ahorran tiempo y esfuerzo en adaptarse a otros dispositivos y aumenta su productividad”, argumenta el informe. Un estudio de la Universidad de California State señala que los estudiantes sólo aguantan seis minutos enfrascados en algún tipo de actividad educativa sin recurrir a su móvil o aparato equivalente.

A medio plazo, con un horizonte de implantación de dos o tres años, los expertos consultados del instituto NMC apuestan por la introducción de algo que podría traducirse como “espacios creativos” (makerspaces) y la tecnología “portable” (los llamados wearables, en inglés).

De estos últimos se lleva hablando un tiempo ya. Se trata de tecnología portátil que el usuario, estudiante en este caso, puede llevar encima. Son desde joyas o complementos tipo pulseras hasta chaquetas o zapatos computerizados capaces de registrar la actividad de quien lo lleva e interactuar con las redes sociales. El ejemplo prototípico son las Google Glass —aunque su desarrollo está parado ahora— y, últimamente, los relojes inteligentes.

El concepto makerspace es el más novedoso del informe porque no había aparecido hasta ahora. Estos espacios creativos son lugares donde personas con intereses comunes y relacionados con la tecnología y los ordenadores se reúnen y pueden socializar o trabajar en común. Aplicado a la educación, destaca NMC, tendrán su aplicación vinculados a herramientas como las impresoras 3D, la robótica o las aplicaciones web de modelado de 3D. Estos espacios pueden permitir a las universidades también relacionarse con pequeñas empresas locales o start ups que no tengan los medios suficientes para permitirse estas instalaciones.

A por el aprendizaje personalizado

Por último, a largo plazo, con una previsión de implantación en la educación superior de al menos cuatro años, el informe Horizonte pone el foco en el aprendizaje personalizado y el “internet de las cosas”. Daniel Burgos concede que estas previsiones tienen algo más de quiniela. “Varían de un año para otro, lo que hace cuatro años parecía más evidente se modifica, estas predicciones se actualizan según avanza la tecnología educativa”, sostiene.

“Con el aprendizaje personalizado se intenta que cada alumno siga un itinerario de aprendizaje en función de muchos factores: sus objetivos, sus capacidades, etc. Y en función de eso el alumno recibe una serie de recomendaciones y se le va orientando, es una especie de tutoría interactiva”, explica Daniel Burgos. Se van introduciendo parámetros en las diferentes aplicaciones y estas, a partir de cantidades ingentes de información (minería de datos) realizan recomendaciones personales. “En la Universidad Internacional de La Rioja tenemos unos 20.000 alumnos y todos aprenden de manera distinta. Que la universidad sea capaz de adaptar esto hará que cada alumno tenga un mejor rendimiento, proceso de aprendizaje, etc.”, añade.

El internet de las cosas es una revolución tecnológica por la que se conectan el mundo real y el de internet. La tecnología permite que los objetos se enganchen a la red y transmitan información sobre su estado y procesos. Un ejemplo del uso educativo que tiene esta tecnología, explica NMC, es la que denominan como “hipersituación”, que es la capacidad de ampliar el conocimiento y la información en función de la situación de un usuario que pueda portar determinados objetos.

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