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Reseña: Surface, el verdadero híbrido entre tableta y PC

La pantalla de Surface tiene un tamaño de 10,6 pulgadas y ofrece un formato apaisado

Pablo G. Bejerano

El 26 de octubre de 2012 Microsoft lanzó su propia tableta con características destacadas, para competir en lo más alto del mercado de las tabletas. A pesar del esfuerzo, por el momento las ventas no están cumpliendo con las expectativas corporativas, al menos si se atiende a la información que Bloomberg ha publicado, citando a fuentes cercanas a la compañía.

Microsoft ha construido Surface con la intención de juntar dos mundos: las tabletas y el PC. Si este deseo se ha materializado en Windows 8 en forma de software, Surface es la expresión del mismo en lo que se refiere a hardware. La idea representa muy bien los intereses de la compañía, que se niega a abandonar un terreno que tantos ingresos le ha reportado, pero necesita apostar por fuerza por los nuevos dispositivos. El precio son 479 euros, en su versión más barata.

Exterior

Surface presenta un diseño pulcro, con una cubierta suave al tacto. En la parte trasera destaca en un tono gris el logo de Windows 8, imagen de la marca para su nueva interfaz Metro. Desde un primer momento llama la atención por ser algo más grande que la mayoría de las tabletas. No en vano el tamaño de su pantalla es de 10,6 pulgadas. No es mucho, pero sí lo suficiente para que se note.

El tamaño, unido al peso, 680 gramos, hacen que Surface pierda portabilidad respecto a otros rivales, como el iPad, de 9,7 pulgadas, aunque de peso similar (650 gr). Por ello también es un poco más incómoda para utilizarla desde el sofá o la cama. Sin embargo, resulta más adecuada para tareas de productividad, particularmente escribir textos, gracias a los teclados que se pueden adquirir como accesorios.

Pantalla

La pantalla es grande para ser una tableta. Las 10,6 pulgadas ofrecen espacio suficiente para reproducir vídeos con comodidad, leer documentos o navegar en Internet. El formato, eso sí, es diferente al habitual en estos dispositivos, más apaisado, de 16:9. Pero no se tarda en acostumbrarse.

La resolución de la pantalla es de 1366x768 píxeles y una densidad de 148 ppp (píxeles por pulgada). En este aspecto es inferior al último ipad, donde las imágenes se ven a 2048x1536 y a 264 ppp. Sin embargo, el Samsung Galaxy Note 10.1, de un tamaño algo menor, funciona con 1280x800.

Microsoft ha propiciado también que su pantalla reconozca hasta cinco puntos de contacto, con lo que se podría utilizar con cinco dedos a la vez. La utilidad de esta capacidad aún está por ver. Quizá haya aplicaciones que puedan explotarlo, pero de momento no aporta una gran novedad. Por lo demás, pasa con fluidez del modo vertical al apaisado.

Usabilidad

Uno de los beneficios de Surface, y en general de Windows 8, consiste en la cómoda opción que ofrece para gestionar con unos pocos gestos las tareas que están teniendo lugar en la tableta. Se van abriendo aplicaciones que quedan en segundo plano y después se pueden ver todas las que hay deslizando desde la columna izquierda. También es posible tener dos procesos activos en la pantalla.

La respuesta táctil en general es precisa, pero durante la prueba a veces ha fallado, teniendo que pulsar en varias ocasiones para que el dispositivo reconociese el gesto, como si le faltara algo de sensibilidad. También se puede controlar la interfaz con un ratón. La experiencia de usuario con la Windows Store tampoco ha sido óptima. Es un poco lenta al buscar aplicaciones y al instalarlas.

Windows RT

El sistema operativo de Surface no es Windows 8 exactamente, sino Windows RT, una versión adaptada del anterior. Microsoft ha construido esta plataforma específicamente para tabletas y concretamente para la suya. De hecho otros fabricantes no han podido instalar esta modificación en sus dispositivos. Partiendo de ahí, todo está pensado para darle el máximo control al usuario.

Los productos de Microsoft se encuentran en primera línea, como cabe esperar. En la pantalla principal de Windows RT están los iconos de Internet Explorer, SkyDrive y la aplicación ‘Contactos’, que se puede utilizar sincronizándola con una cuenta de Microsoft. Esto no pasaría de ahí si no fuera porque en la Windows Store no hay aplicaciones que hagan las funciones de sustitutos, como por ejemplo otro navegador.

Ni Firefox, Opera o Chrome están disponibles en la tienda de aplicaciones, lo que al final obliga al usuario a utilizar Internet Explorer 10. El navegador funciona con fluidez, pero se echa de menos la posibilidad de elegir. En cuanto al resto del contenido de la Windows Store, se queda corto. Algunos de los servicios más populares de Internet, como Facebook o YouTube, no se encuentran adaptados, aunque es cierto que en su mayor parte la experiencia se puede suplir conectándose desde el navegador. La escasez también se nota con los juegos, pese a estar abierto al mundo de Xbox.

En cuanto a la gestión de las tareas, Windows RT permite desplegar dos columnas a cada lado. En la de la izquierda se pueden ver de un vistazo todos los procesos que están abiertos, deslizando hacia dentro y después hacia fuera, sin soltar. Si se suelta la siguiente tarea que estaba en marcha se coloca en la pantalla, y si en vez de esto arrastramos hacia abajo se cierra. Mientras que si se desliza desde el lado derecho aparece un menú resumido, con la opción de búsqueda, compartir y el acceso a los controles básicos de la tableta. Además, se pueden colocar dos procesos en la pantalla, uno de ellos en una columna, con el otro dominando el espacio principal.

Todas estas funcionalidades resultan muy útiles cuando se tienen abiertas varias aplicaciones. Por ejemplo, se puede tener desplegado el streaming de Twitter en una columna, mientras que en el espacio principal se navega. Si hay muchos procesos en marcha se pueden controlar desde la parte izquierda e ir borrando con un gesto sencillo.

El Windows de siempre

La interfaz Metro de Windows RT tiene una salvedad. Existe una aplicación para acceder a un entorno que reproduce el escritorio tradicional de anteriores versiones de Windows. Esta función ha sido destacada por Microsoft, cuyo marketing ha señalado la importancia de los dos entornos: uno construido para una tableta y el otro destinado a su uso como un portátil cualquiera.

Este entorno se controla con gestos táctiles también, pero la pantalla reconoce los dedos como si se trataran del puntero de un ratón. Guarda la misma organización de siempre, con el sistema de carpetas. En este escritorio es donde se despliegan las aplicaciones de productividad del Office 2013, como el Word o el Excel.

Pensado para escribir

Para hacer de la tableta un verdadero híbrido, Microsoft comercializa dos teclados, que se venden aparte. Se adosan magnéticamente y a la vez sirven como funda, con una parte exterior almohadillada.

Existe un teclado con piezas similares a las que se pueden encontrar en un netbook (130 euros) y también hay otro que es táctil (120 euros). Funciona mejor el primero y da más la sensación de estar escribiendo en un teclado de verdad. Está más comprimido pero se puede escribir sin problemas.

La segunda opción no es una sustituta demasiado fiable. El teclado táctil físico, que está ligeramente almohadillado, da lugar a error de vez en cuando. En general no funciona mal, el problema es cuando quieres escribir un texto algo más largo que un mensaje corto o una búsqueda en Internet. En ocasiones hay que presionar las teclas con fuerza para que las reconozca.

El teclado táctil pesa 209 gramos, mientras que el físico 250 gramos. Como añadidura, este último tiene la fila de F1 a F12 completa. Surface ya tiene un peso nada despreciable (680 gr) y con uno de éstos accesorios se acerca al kilo, pero compensa por la funcionalidad que aportan. La tableta tiene además una pestaña que se abre para colocar en posición erguida el dispositivo y facilitar el uso del teclado.

Hardware y cámaras

Surface dispone de una gran potencia, con un procesador NVIDIA Tegra 3 de cuatro núcleos a 1,3 GHz, 2 GB de RAM. El último iPad, de cuarta generación, sólo contaba con 1 GB de RAM. No da sensación de quedarse ahogado, aunque la tienda de aplicaciones a veces tarde en cargar. La capacidad de almacenamiento es de 32 GB o 64 GB, a elección del consumidor. La versión más básica cuesta 479 euros y la otra, 579 euros.

Surface dispone de dos cámaras a 1,2 megapíxeles, que pueden grabar a 720. La calidad no es de lo mejor que hay. De hecho, en este aspecto la tableta es superada por la mayoría de sus rivales. No ha sido la intención del fabricante poner énfasis en este terreno.

La batería tiene un buen rendimiento. Aguanta varios días un uso diario no muy intenso, de algunas horas. No llega a medio día si apenas se le da respiro.

Conectividad

Tiene un puerto USB y una salida para HD (ésta requiere el adaptador AV Digital HD, que cuesta 40 euros) Así, se puede conectar Surface a una pantalla HD, para ver películas y jugar en alta definición. El puerto HD también ofrece una vía para conectar el dispositivo mediante cable VGA, pero para ello es necesario adquirir un adaptador VGA, que tiene un precio también de 40 euros.

La aplicación SmartGlass permite conectar con la Xbox 360, de tal manera que se puede jugar en la pantalla de Surface, o bien, controlar la consola desde la tableta.

Lo mejor y lo peor

Surface puede funcionar realmente como sustituto de un portátil, aunque su pantalla es algo más pequeña. El entorno de escritorio tradicional cumple con la función de desplegar todas las funcionalidades de aplicaciones de productividad. Además, permite un gran control del usuario sobre las tareas que se ejecutan.

La Windows Store no dispone de muchas aplicaciones, pese a las cifras que se han dado sobre su crecimiento. Especialmente notoria es la ausencia de otros navegadores, a pesar de que la experiencia con Internet Explorer 10 no es mala, así como de servicios que le hacen la competencia a los productos de Microsoft, como Google Drive.

Conclusiones

Surface es una tableta completa. Sirve bien tanto para productividad como para el ocio. Aunque es cierto que para que cumpla con la función de portátil hay que añadirle un teclado, preferiblemente el que dispone de teclas físicas. Ello nos sitúa en unos 610 euros para convertirlo en un híbrido de verdad, una cantidad más respetable aún. Si el apartado de productividad queda satisfecho así, la vertiente como tableta sigue sufriendo de escasez de aplicaciones.

Especificaciones

  • Procesador NVIDIA Tegra 3 de cuatro núcleos a 1,3 GHz
  • Memoria RAM: 2 GB
  • Sistema operativo: Windows RT
  • Tamaño de pantalla: 10,6 pulgadas
  • Resolución: 1366x768 píxeles
  • Cámara trasera y frontal: 1,2 megapíxeles, a 720p
  • Conectividad: Wi-Fi (802.11a/b/g/n), bluetooth 4.0 y puerto USB
  • Batería: 31,5 W-h
  • Peso: 680 gr
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