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Hace un mal tiempo buenísimo

José Luis Gallego

Qué buen tiempo hace ¿verdad? da gusto salir a pasear en mangas de camisa e incluso tomar un poquito el sol en el parque. Qué maravilla. Pero ¿alguien ha caído en que acabamos de pasar la primera semana de diciembre? Y lo peor no es que hace un calor inquietante, angustioso para estas fechas: es que sigue sin llover.

Ese antropocentrismo con el que solemos catalogar al tiempo meteorológico como bueno o malo en función de nuestros gustos es una trampa. Porque no hace buen tiempo en absoluto. Es más: hace un tiempo espantoso. Ahí van algunos datos para la reflexión.

El meteorólogo Alfred Rodríguez Picó, el informador del tiempo de mayor prestigio en Cataluña, señalaba a finales del mes pasado que, con los datos recogidos por el observador Alfons Puertas del Observatori Fabra, 2015 puede convertirse en un año excepcionalmente seco en la ciudad de Barcelona: “si no caen 56 litros por metro cuadrado en diciembre, será el más seco como mínimo desde 1914”. No ha caído una sola gota desde que lo dijo (30 noviembre).

Más cosas. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) el valor medio de las lluvias hasta finales de noviembre ha sido un 15% inferior a lo normal para el conjunto de España, no parece mucho ¿verdad? Pero vayamos por partes. En el oeste de Galicia y buena parte del centro y el nordeste peninsular en lo que llevamos de año ha llovido un 75% menos de lo normal, o lo que es lo mismo: solo ha caído una cuarta parte de las lluvias habituales. En Baleares y el este de Cataluña nos hemos quedado en la mitad.

Es decir, o empieza a jarrear a partir de ya o, como avanzaba mi amigo Alfred hace unas semanas, este 2015 pueda pulverizar los récords de falta de lluvias. Y por lo que sabemos no va a ser así. Las previsiones de la Aemet para el período diciembre 2015/febrero 2016 señalan una posibilidad de precipitaciones superiores a las normales tan solo en Galicia, en el resto lloverá lo de siempre o incluso menos.

El principal rasgo del clima mediterráneo es su alta variabilidad, es cierto. Además, el conjunto de subclimas que lo integran, por países, por regiones, por comarcas, incluso por ciudades, conforman un variado mosaico lleno de contrastes que dificulta enormemente la labor de los meteorólogos. Debido a ello resulta arriesgado y poco riguroso afirmar si el tiempo meteorológico que estamos sufriendo este 2015 en España obedece o no al cambio climático que sufre el planeta. Lo que sí me atrevo a decir es que este tiempo estaba anunciado en los modelos del panel de expertos del IPCC, unos modelos que predicen un aumento entre destacado y muy fuerte de la variabilidad que nos abocará todavía más a la incertidumbre.

Por eso haríamos bien en ir empezando a adaptarnos y hacer un uso más sensato y responsable del agua basado en el ahorro. En gestionarla desde la eficiencia y el conocimiento compartido. En potenciar las tecnologías de la reutilización para promover una economía circular del agua dónde las aguas residuales sean concebidas como agua antes que residuo.

Pero sobretodo debemos cambiar el chip y dejar de denominar a estos descarriados días de diciembre, de sol brillante y altas temperaturas, como buen tiempo: porque no lo es, es un tiempo horroroso. Hasta el punto que, si no empieza a llover pronto y bajan las temperaturas de una condenada vez, acabará afectando severamente al campo y pondrá en juego las cosechas. Que se lo pregunten a nuestros sufridos agricultores: llevan años renegando de este mal tiempo (y de los que lo llamamos bueno).

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