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Vuelven las arcadas

Lucía Lijtmaer

A veces uno pasea por la prensa como quien se desliza montaña abajo con un trineo, esquivando pinos, y de tanto mirar para otro lado mientras derrapas alguien te suelta una bola de nieve en toda la cara. A veces es mucho más sutil.

-Nacional: En este pimpampum semanal, hubo de todo. Dentro del orden de lo sutil, quizás lo más relevante haya sido la dimisión de Alberto Ruiz Gallardón como ministro de Justicia. Habrá quien pensará lo contrario ante tal despliegue de mea culpa y cilicio -que en Gallardón, no olvidemos, es marca de la casa. ¿Quién no recuerda la plañidera más vergonzosa de lealtad a Aznar durante la era Jose Mari?-, pero solamente hay que observar bien las pistas. Como bien explica el principio más básico de la psicología: no hay nada como echar luz para ver lo que la negación enmascara. “No es mi intención acusar”, “no ha sido mi cometido intentar...”, junto con “he sentido el apoyo del gobierno en todo momento” fueron los reiterados enunciados del ya exministro.

Además de la (¿cercenada?) ley del aborto, conviene no olvidar otros grandes éxitos de Gallardón. La cadena perpetua revisable y la custodia de seguridad merecerán un gran espacio dentro de aquella nebulosa que acuñó el -en su momento- conseller Felip Puig, para referirse a sus actuaciones con respecto a la seguridad ciudadana y la represión policial: “hay que estirar la ley hasta dónde sea posible y un poco más allá”. Un poco más allá, ya saben. Allá dónde pasta la ilegalidad.

Pero volvamos a la representación del día de autos. El sutil acto de Gallardón dentro de la pretendida inmolación no fue, por más que pueda parecerlo, referirse al “no nato”. Hubo un pequeño destello de lo que en realidad planeó sobre su mandato, casi al final de su intervención, tras bailar el swing con algunas preguntas en la rueda de prensa. Tras una petición de clarificación sin importancia, Gallardón improvisó: “Ustedes me van a dejar que no establezca una mirada crítica hacia atrás”. Faltaría más. Había que limitarse a dimitir, ya de por sí una rareza.

-Internacional: Tras James Foley y Steven Sotloff, los degüellos y sus consecuencias abandonaron la primera página. Ya ni los propios periodistas se preguntan qué ocurrirá después. Perro no sólo no come perro, sino que tampoco lo entierra.

-Cultura, por decir algo: El líder de los Strokes se va de Nueva York. Dice que si vuelve a ver a otro blanco de clase media disfrutar el brunch un sábado por la tarde le da un jamacuco. El chico es radical: o internado suizo, o gueto.

-Dentro del apartado de ciencia y género, el más riguroso reportaje científico, de esa prestigiosa universidad y centro de investigación llamado “científicos finlandeses”. Enorme justificación para cualquier menester, junto con “un comité de sabios” o el clásico “se afirma que”. Según un portal informativo ruso (sic) “científicos finlandeses han realizado un estudio con más de 12.000 personas de entre 25 y 40 años y han llegado a la conclusión de que una mujer mayor de 25 años probablemente no interesa a un hombre (…). Según este estudio, los hombres eligen a las mujeres más jóvenes sin prestar atención a su propia edad. Los científicos explican que la edad ideal de una mujer son los 25 años, ya que garantiza que la mujer dará la luz a un niño sano.”

-Quizás sea deportes la sección que ofrece el titular más certero: vuelven las arcadas.

Sin duda.

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