Cuando las listas de espera te expulsan a la privada: “Me he resignado a pagar 240 euros al año por miedo a quedarme ciego”
“La situación encontrada al inicio de la legislatura, 5.347 pacientes esperando para una primera consulta frente a los 2.445 a fecha de junio de 2025 y 2.075 para ser operados frente a los 1.718 de ahora. Son las cifras facilitadas por la Consejería de Salud y Políticas Sociales sobre las listas de espera en el servicio de Oftalmología en La Rioja.
Cifras detrás de las que hay historias de personas con nombre y apellidos como Óscar H. y su madre que se han sentido expulsados a la sanidad privada. Él se ha resignado a pagar 240 euros al año, 120 euros por cada revisión en una consulta privada por miedo a quedarse ciego. Su madre ha perdido la visión en un ojo y el 20 por ciento en el otro.
Óscar H. asegura que siempre ha tenido buena salud. De hecho, la última vez que fue al médico las recetas se dispensaban en papel. También recuerda que entonces llamaba para pedir una cita con el médico “y me la daban casi el mismo día. Cuando la gente de mi alrededor me contaba que ahora las citas las dan para días o semanas siguientes, no me lo podía creer”, hasta que él mismo lo padeció.
Acompañé a mi madre a la consulta privada pensando que tenía unas cataratas y que todo se solucionaría con una operación, pero salió de la consulta con un glaucoma como diagnóstico
Óscar H. empezó a darse cuenta de que su madre iba perdiendo vista “de forma muy rápida”. La cita para el especialista, a un año vista. “Fuimos al médico de cabecera para intentar acelerar la consulta con el oftalmólogo y le conté que había comenzado a darse golpes en la cocina. Mi madre incluso le dijo que pensaba que no era una catarata porque veía destellos y sentía dolor”. Era noviembre de 2023. En Atención Primaria no le valoró su médica habitual, “era una sustituta y no consideró necesario acelerar la revisión con el especialista porque para ella lo que tenía mi madre eran unas cataratas”. La revisión con el oftalmólogo estaba agendada para septiembre de 2024.
Óscar H. salió de la consulta de Atención Primaria preocupado y comenzó a valorar la opción de acudir a la privada. Y así fue. “Acompañé a mi madre a la clínica privada pensando que tenía unas cataratas y que todo se solucionaría con una operación, pero salió de allí con un glaucoma como diagnóstico, sin visión en el ojo derecho y una pérdida del 20 por ciento en el izquierdo”. Algo que asegura no habría ocurrido si “le hubieran hecho una revisión a tiempo”. La madre de Óscar H. abandonó la consulta con el médico privado con una tensión intraocular de 34 cuando lo normal es hasta 20. También le dijeron que no se podía operar de cataratas hasta que se estabilizara la presión ocular. El nervio óptico ya estaba dañado. “Es normal que estuviese viendo destellos y sintiendo dolor”, le dijeron en la clínica donde también “le recetaron varias gotas al día en los ojos para estabilizar la tensión”. A 11 de noviembre de 2025, a la madre de Óscar H. todavía no le han operado de cataratas.
La situación de su madre es irreversible. “Cada día se tiene que echar unas gotas muy agresivas”. No fue el único profesional privado al que acudieron. “Fuimos a la consulta de otro oftalmólogo que también trabaja en la seguridad social y nos lo dijo bien claro: debes hacerte una revisión cada seis meses porque el glaucoma es así. En cuanto el nervio óptico se ve afectado, ya no hay vuelta atrás. Si a mi madre le hubieran controlado la tensión ocular a tiempo, no habría perdido la vista, le habrían dado unas gotas como a mis primos, mis tíos...”. Con el susto en cuerpo, y después del diagnóstico de su madre, Óscar H, decidió pedir una revisión para él. “Tengo 48 años, no quiero que me ocurra lo mismo que a mi madre y quedarme ciego porque el glaucoma es algo irreversible”, insiste.
Pidió la cita el año pasado y se la dieron para diciembre de este año. Asustado y preocupado por lo que le había ocurrido a su madre, y teniendo en cuenta los antecedentes familiares, Óscar H. también ha acudido a la sanidad privada. “La revisión me costó 120 euros, y según el profesional que me atendió, la tengo que repetir dos veces al año”. Este es el tratamiento del facultativo de la sanidad privada: “revisión en seis meses, más campo visual para screening de glaucoma por antecedentes familiares”, es decir, una revisión preventiva del campo visual recomendada a personas que tienen riesgo de padecer glaucoma por herencia familiar, incluso si no tiene síntomas. Porque en la familia de Óscar H. hay más personas con esta patología. “Además de mi madre, mis tíos maternos tienen glaucoma. También en la rama paterna hay casos de glaucoma y un primo utiliza colirios para la tensión desde los 30 años”. En la consulta de Atención Primaria, “la médica de cabecera en ningún momento me preguntó si había antecedentes de glaucoma en la familia: vamos camino de un sistema de salud que no dispone de tiempo para los pacientes”, advierte.
Tal y como está funcionando ahora la sanidad pública no me queda otra que pagar este dinero porque la sanidad que no se hace a tiempo, no sana
Óscar H, está resignado a pagar 240 euros al año. “Tal y como está funcionando ahora la sanidad pública no me queda otra que pagar este dinero porque la sanidad que no se hace a tiempo, no sana”. Con el diagnóstico claro, Óscar H. anuló su cita en la sanidad pública para el próximo mes de diciembre. “No quería esperar un año, ni quitarle el hueco a otra persona”.
Con su problema “controlado” por la sanidad privada, Óscar H. quiere volver al sistema público y solicitó una cita el 11 de noviembre de 2025 para que le revisen la vista. “Me han atendido en el Centro de Especialidades del CARPA y me han dicho que tengo que pedir un volante al médico de cabecera. Será este facultativo quien decidirá si me pasa por urgente o preferente porque, textualmente, las citas las estamos dando a fecha de un año”. Óscar H. ya ha pedido una consulta en su centro de salud y la primera libre es el 2 de diciembre.
Enfadado y angustiado, Óscar H. ha decidido contar ahora su caso para alertar a la ciudadanía de lo que está en juego. “Es importante contar estas historias porque estamos perdiendo algo importante (la sanidad pública) y algún día nos arrepentiremos. Espero que no sea como el glaucoma de mi madre y sea reversible. Soy demócrata y acepto que haya personas que voten a favor de privatizar la sanidad aunque nos estemos jugando mucho”.
Además de hacer pública esta situación, Óscar H. también la denunciará donde corresponde, en el Servicio Riojano de Salud. “Mi madre no quiere oír hablar de denuncias ni de reclamaciones, a la gente mayor le da miedo meterse en estos líos, pero yo sí que lo voy a hacer, creo que es mi obligación”.
Aumento de la demanda y escasez de facultativos
En los últimos días, el Gobierno de La Rioja ha reconocido un aumento de la lista de espera en especialidades como Oftalmología, Traumatología o Cardiología por “el incremento de la demanda, la escasez de facultativos disponibles en estas especialidades y la alta complejidad de los casos atendidos”. En septiembre de este año, el Gobierno de La Rioja aseguraba que la lista de espera en Oftalmología era la más larga de la sanidad riojana. En el caso de las consultas externas, más de 7.500 pacientes. En el caso de las listas de espera quirúrgicas, 1.588 pacientes. Desde el SERIS justificaron esta situación en el “envejecimiento de la población, sumado a que es una especialidad con alta prevalencia de patología en todas las edades y con necesidades de revisiones periódicas por su cronicidad”.
Argumentos y bailes de cifras que no convencen a Óscar H. ni a las personas que como él están padeciendo las consecuencias de las listas de espera en la sanidad riojana. A su amiga diabética, en octubre de 2024 le citaron el 5 de diciembre de 2025 “para hacerle la prueba, en teoría anual, de retinopatía diabética. Y estando ingresada le mandaron una carta para decirle que ese día no podían y que se la cambiaban al 25 de noviembre”. En ambos casos, más de un año después.
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