¿Qué defienden los dos partidos brasileños que se disputan las elecciones del próximo domingo?
Este 2014 será la séptima vez que se realizan elecciones en Brasil desde la redemocratización en 1985. Desde las elecciones de 1994, solo dos partidos han polarizado la disputa por el cargo más importante en este sistema presidencialista brasileño: el Partido de los Trabajadores (PT) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Sin embargo, también una tercera fuerza ha aparecido en cada una de estas elecciones, debido a la débil inserción en el territorio nacional acabó sucumbiendo en la primera vuelta de las elecciones. La excepción surgió en esta elección, cuando la candidata Marina Silva volvió a la competencia presidencial afiliada al Partido Socialista Brasileño (PSB) -para las elecciones del 2010, Marina estuvo con el Partido Verde (PV)-. Estas elecciones están marcadas por el hecho de que la polarización PT-PSDB fue amenazada por la candidata Marina Silva, que se mantuvo delante del candidato del PSDB Aécio Neves de las encuestas durante la campaña. Al concretarse la primera ronda, la candidata del PT y actual presidenta Dilma Rousseff, obtuvo 43.267.668 votos (41,59%) contra 34.897.211 votos (33,5%) del candidato Aécio Neves, del PSDB, manteniéndose la tradicional polarización entre los dos partidos para la segunda ronda. La candidata del PSB alcanzó 22.176.219 votos (21,32%). En esta primera ronda participaron otros siete partidos los cuales alcanzaron apenas 3,54% de los votos.
¿Qué explica esta concentración de votos en dos fuerzas políticas en un sistema de partidos como el brasileño, conformado por 32 partidos registrados en el Tribunal Supremo Electoral? Uno de los aspectos que explican esta polarización está relacionado a los programas que defiende cada fuerza política. Estos dos partidos representan, en la concepción gramsciana, proyectos políticos distintos para el país. Mientras el PT defiende desde su fundación en 1980, un proyecto político más a la izquierda del espectro político-ideológico, cada vez más próximo de las tesis de la socialdemocracia, el PSDB -creado en 1988- desde entonces potencia un ideario más enfocado en el campo de la centro-derecha. E incluso a partir de 1994 pasó a adoptar tesis más neoliberales al componer junto con el Partido Frente Liberal (PFL -actualmente Demócratas DEM-), la coalición que gobernó el país durante ocho años (1994-2001).
En términos programáticos, esas distintas visiones de la sociedad, del mercado y del Estado, se reproducen en formas diferenciadas en la elaboración de las políticas públicas. Así, en lo que refiere a política económica, principal confrontación en la coyuntura actual entre las dos fuerzas, el PT permanece defendiendo la acción gubernamental que tiene por base el ideal llamado socio-desarrollismo. En este tipo de modelo de desarrollo de la economía el Estado tiene un papel fundamental, buscando conducir el mercado para un objetivo programado. Las transformaciones aseguran la alteración en la estructura social y económica del país, manteniendo la inflación bajo control, aumentando la tasa de inversión en la economía, reduciendo la deuda externa.
Fue por ello que desde que asumió el gobierno en 2002, y conforme a lo previsto en la Constitución de 1988, el PT tuvo como objetivo la consolidación del Estado de Bienestar. A lo largo de los últimos 12 años, la política socialdemócrata del PT fue capaz de proteger el empleo y hacer crecer la renta per cápita, y asimismo, las medidas anticíclicas no llevaron al desequilibrio de las finanzas públicas y no afectaron la propia estabilidad económica.
Desde el “Programa de Gobierno 2002”, de la coalición Lula Presidente, las líneas de este nuevo modelo estaban anunciadas:
“(…) El motor básico del sistema es la ampliación del empleo y de la renta per cápita y, consecuentemente, de la masa salarial que conformará el así llamado mercado interno de masas. El crecimiento sustentado a mediano y largo plazo resultará de la ampliación de las inversiones en infraestructura económica y social y en los sectores capaces de reducir la vulnerabilidad externa, junto con políticas de distribución de la renta”.
Otros objetivos defendidos por la estrategia socialdemócrata del PT han sido la inclusión y la protección social, con la reducción de la pobreza y la ampliación de la igualdad de oportunidades para todos. Para desarrollar esta política social se argumenta que el sustento económico a medio y largo plazo reside en la continuidad de la expansión de las inversiones entre tres frentes de expansión: inversiones en producción y consumo masivos, inversiones en infraestructura, e inversiones en la producción de bienes y servicios para la explotación de recursos naturales.
Otro aspecto que diferencia estas dos fuerzas políticas está relacionado a la política exterior, siendo el PT el que está más a favor de las relaciones comerciales y políticas con los países al Sur del globo, buscando así ejercer un papel de liderazgo en América Latina. En caso de reelección, Dilma enfatizará la continuidad de la política externa enfocada en la cooperación sur-sur, priorizando relaciones con América Latina, África, Asia, y economías del grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICs). Propone además fortalecer el Mercosur y la Unasur, pero sin olvidar a otros países como Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Además, un tercer aspecto de su política externa resalta la continuidad de presiones por reformas en organismos multilaterales, tales como la ONU, el FMI y el Banco Mundial.
En el caso del programa del PSDB, el partido entiende la intervención estatal con una naturaleza regulatoria, esto es, dando amplias libertades a los agentes económicos para que actúen, de manera el Estado apenas intervenga para corregir los desequilibrios. En ese sentido, el plan de gobierno actual del PSDB apunta hacia el restablecimiento de un plan macroeconómico basado en metas de inflación, de superávit primario y cambio fluctuante. Además, defienden la autonomía operacional del Banco Central y la reducción de la expansión de la deuda pública. Para el PSDB el crecimiento sería alcanzado por medio de reformas microeconómicas como, por ejemplo, la mejoría en la infraestructura, alianzas público-privadas, e inversión en la educación. En este sentido, señalan la necesidad de una mayor inserción en la economía mundial, privilegiando socios como los Estados Unidos y la Unión Europea, rompiendo la lógica Sur-Sur defendida por el PT. De esta manera, el programa de Aécio Neves critica la política externa característica de los gobiernos del PT, afirmando la necesidad de una aproximación mayor con los países asiáticos y con los Estados Unidos y demás países desarrollados, además de creer en la búsqueda de nuevas propuestas de acuerdos bilaterales regionales e intercontinentales. Por último, su programa de gobierno afirma que tanto el Mercosur como la Unasur son débiles y que deben ser reexaminados, estimulando así la creación de un área de libre comercio que incluya a México y Suramérica.
Ambos partidos también se diferencian en el tema de la política social. De acuerdo con el programa del PT, la pobreza extrema del país fue superada, siendo necesario un nuevo modelo de desarrollo económicamente viable y sostenible, con justicia social, priorizando los programas de redistribución de la renta y de la movilidad social que ya existen, siguiendo con la implementación de una red de políticas de protección y de inclusión social. Además, se reafirma el derecho a la ciudadanía a través de la democratización del acceso a la educación.
En el caso del programa del PSDB, relacionado al área social, reconoce que la pobreza va más allá de la ausencia de renta. Por lo tanto, procura transformar el programa Bolsa Familia en política de Estado, además de invertir masivamente en los servicios de salud, saneamiento básico, educación y compromiso con la mayor equidad.