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El PP pierde el poder absoluto en Granada

El líder de los socialistas granadinos, Francisco Cuenca, a su llegada al hotel. / Foto: M. A. Ortega Lucas.

Miguel A. Ortega Lucas

Por primera vez en 12 años, el Partido Popular no ha obtenido la mayoría absoluta en las elecciones a la alcaldía de Granada. Continúa siendo la lista más votada, tras un retroceso de 16 a 11 concejales, pero la sensación general es de cambio de ciclo y sobre todo de despedida a quien ha custodiado de manera férrea el bastón de mando municipal desde el año 2003, cuando el PP recuperase el poder después de la legislatura del tripartito PSOE-IU-Partido Andalucista (1999-2003). Antes de eso, el popular Díaz Berbel también había gobernado con mayoría holgada (1995-99). Los conservadores han perdido ahora 21.456 votos respecto a 2011.

En el Hotel Corona, lugar elegido como cuartel general por el PSOE granadino (8 concejales) para esperar los resultados, el ambiente era de euforia, a pesar de haberse dejado por el camino 3.171 votos en la capital: su líder, Francisco Cuenca, ha dado por hecha la despedida de Torres Hurtado y el comienzo de “una nueva forma de hacer política” en la ciudad de la Alhambra.

Sin embargo, la clave última de las conversaciones estará en manos de Ciudadanos (4 concejales), que ha dejado la puerta abierta incluso al PP. Vamos Granada, la marca que aglutina a Podemos, Equo y otras formaciones, entra también en el Consistorio con 3 concejales: Marta Gutiérrez, Luis de Haro-Rossi y Mª Pilar Rivas. Izquierda Unida (1) pierde un edil y deja solo en el Ayuntamiento a Paco Puentedura. Mayte Olaya, la única concejal hasta ahora de UPyD, pierde su plaza.

En toda la provincia de Granada, el partido más votado en las elecciones municipales ha sido el PSOE, con el 35,07% de los votos, 791 concejales; seguido del PP, con el 31,07% de los sufragios (575 ediles). ULV-CA consigue el 10,13% (171), seguido de Ciudadanos (C's), con el 7,27% (46).

“Es historia”

“La política de Torres Hurtado es historia”, proclamó Francisco Cuenca nada más entrar en la sala habilitada para la prensa en el Hotel Corona. Antes, había sido jaleado al aparecer en el salón del hotel por más de un centenar de militantes que le esperaban ya, a la vuelta de los últimos escrutinios, prestos a brindar por lo que muchos esperan sea el inicio de un cambio liderado por el PSOE en Granada. Sus colaboradores y simpatizantes no podían ocultar la alegría, dando por hecho –quizás algo prematuramente– que mal tiene que darse para que el socialista no sea el próximo regidor de la ciudad.

“Es historia la bronca”, dijo Cuenca; “es historia la mentira, el dar la espalda a los granadinos, y esa actitud cicatera y dañina del Partido Popular”. “Los granadinos han dicho al PP que es un nuevo tiempo fundamentado en el entendimiento y las alianzas. Ahí vamos a estar”, aseveró, “donde siempre hemos estado. Torres Hurtado se ha dedicado a poner muros al entendimiento”, pero “se ha acabado su mayoría absoluta, de forma holgada”. A la pregunta de este periódico sobre si se veía ya como alcalde, el socialista respondió que “quien se presenta a unas elecciones, se presenta para ser alcalde”, y se mostró “dispuesto a tirar del carro hacia el futuro”, aunque no quiso hablar, todavía, de las llamadas que inevitablemente tendrán que empezar a hacerse en las próximas horas.

Sí reiteró que una de sus primerísimas medidas, en caso de alcanzar el poder, será, además de “establecer pautas de consenso” con todos los agentes de relevancia en Granada, “reabrir la biblioteca de Las Palomas”, en el Zaidín. “Y lo que yo digo, lo cumplo”.

PP y Ciudadanos: ‘mano tendida’

Exactamente al mismo tiempo hablaba el aún alcalde desde la sede del Partido Popular. “Se veía venir”, dijo; refiriéndose probablemente a los sombríos augurios que arrojaron estos días incluso las encuestas internas de su partido. Torres Hurtado expresó su deseo de llegar a acuerdos para permitir “un gobierno estable en la capital” (como si estuviera realmente oyendo a Paco Cuenca, a varias manzanas de distancia, para contradecirle): “Yo tiendo mi mano, como siempre lo he hecho, a pactar y dialogar con otros partidos para conseguir objetivos que sean buenos para nuestra ciudad”.

Hurtado aludió al “sentido común” al ser preguntado por las posibles alianzas, apuntando directamente a Ciudadanos como la opción más “lógica”. Pero lo cierto es que el sentido común y la lógica del Partido Popular a lo largo de la campaña fueron precisamente por tratar de socavar la imagen del líder de Ciudadanos, Luis Salvador (a través de carteles y cuñas de radio “nunca vistas en Granada”, aseguran veteranos periodistas de la ciudad)

Y sin embargo el propio Salvador (miembro antiguo del PSOE antes de encabezar Ciudadanos) expresó asimismo, en la rueda de prensa en el Hotel Luna, que su formación está abierta a todo aquel dispuesto a dialogar, PP incluido; si bien éstos “deberán sentarse con humildad y retractándose de muchas de las cosas que ha dicho durante la campaña”. Según él, será la cúpula estatal de Ciudadanos la que marque los pasos a seguir en cuestión de alianzas, en un consejo de acuerdos que se reunirá el próximo martes, puesto que “hay muchas variables encima del escenario”.

“Hay que cambiar la forma de hacer política”, dijo Salvador, coincidiendo en este sentido con Francisco Cuenca. Contando con los 3 ediles de Vamos Granada y seguramente Paco Puentedura (IU), la opción de verdadero vuelco en el tablero pasaría por una alianza triple e incluso cuádruple PSOE-Ciudadanos-Vamos Granada-IU; pero todo parece indicar que Ciudadanos venderá cara su nueva (y privilegiada) posición, ya que, en caso de abstenerse en la investidura, podría acabar otorgando una nueva oportunidad, esta vez en minoría, al PP.

Lo que sí parece claro, a todas luces, es que, tras 12 años de poder omnímodo en el Ayuntamiento, el veterano Torres Hurtado no estará muy dispuesto a cambiar a estas alturas su estilo de entender la política, y mucho menos a pasar personalmente a la oposición (…lo que, por otra parte, puede también facilitar al resto de formaciones posibles pactos con el PP, de cara a sus respectivos electorados).

“Lo más bonito”

Sobre las 12 del mediodía, y tras pasar por su mesa electoral en el centro de Granada (“lo más bonito que se puede hacer en la vida, que es votar en democracia”), el alcalde declaraba brevemente ante los medios de comunicación. Se le veía tranquilo, a Torres Hurtado, cuyos 74 años de vida y 12 de alcalde parecen no pesarle en absoluto: como si, más que gobernar, hubiera estado apaciblemente dedicado a su jardín. Que es exactamente de lo que le ha venido acusando toda la oposición: el haber gobernado “de espaldas a la gente” durante más de una década.

Ahí radica la frontera que podría trazarse entre las fuerzas políticas granadinas respecto al planteamiento (a priori) de la gestión pública: de PSOE a Vamos Granada y de IU a Ciudadanos, pasando por la hasta ahora concejal de UPyD, Mayte Olalla, todos han venido incidiendo de forma cada vez más urgente –conscientes del hartazgo general– en la necesidad de legislar para adentro, y no para afuera. afueraEs decir: en virar la política municipal hacia la realidad vecinal, dedicada hasta ahora de manera central, y casi exclusiva, por parte del Ayuntamiento, a la explotación turística del patrimonio histórico.

Una herencia recibida hace ya diez siglos (la Alhambra) que ha sido motivo de cierto escándalo, precisamente, durante la campaña electoral, al saberse a través de la emisora La Voz de Granada de la boda celebrada el pasado agosto en el Palacio de Carlos V entre Sean Hepburn Ferrer (hijo de la actriz Audrey Hepburn) y su pareja. [Una boda oficiada, al parecer, por el propio alcalde, Torres Hurtado, y el concejal de Cultura, Juan García Montero. La máxima responsable del Patronato de la Alhambra y el Generalife, María del Mar Villafranca, hizo saber al concejal de su “profunda contrariedad” por haberse llevado a cabo –a espaldas de la organización– una ceremonia “no autorizada”, ya que sólo estaba previsto un concierto. La tensión ha ido a más con diversas salidas de tono por ambas partes en los últimos días: “Sus acciones la llevarán a ser la conservadora de la Prisión de Albolote”, ha dicho Montero, cuyo futuro sitúan algunas voces en el flamante Centro García Lorca de próxima apertura.]

Es en la Alhambra y derivados donde se resume el plan de gobierno del PP, una de cuyas prioridades es el impulso de la “oferta cultural de los turistas de los cruceros que llegan al puerto de Motril, aprovechando la conexión con la Costa”: Segundo Plan de Excelencia Turística. Mientras tanto, otras zonas históricas, como el Albaicín, se degradan a ojos vista, mientras los vecinos de toda la vida dejan el barrio y se promociona el turismo extranjero de fin de semana en apartamento de lujo. El propio García Montero, por cierto, padeció un severo abucheo durante la campaña electoral en una reunión de todas las fuerzas políticas con la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín: llegó con el tiempo justo para repartir su programa electoral y no responder cuando los vecinos quisieron pedirle explicaciones por la gestión de los últimos años.

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