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El PSOE andaluz se abona al adelanto electoral para evitar “otro bloqueo institucional” hasta las municipales

Reunión de la Ejecutiva regional del PSOE andaluz, presidida por Susana Díaz.

Daniel Cela

La política andaluza en agosto no ha zarandeado lo suficiente al Gobierno de Susana Díaz como para que la presidenta retome el curso con un anuncio inminente de adelanto electoral. Hace dos semanas descartó esta opción por enésima vez durante una entrevista con Europa Press. No hay relato nuevo, y en la dirección del PSOE andaluz empiezan a expresar abiertamente que “a estas alturas” tampoco hace falta un gran relato. “Estamos en el cuarto año y en el último semestre de la legislatura”, recuerda el secretario de Organización, Juan Cornejo. Díaz tiene dos opciones: convocar antes o después de final de año. El PSOE le sugiere que lo haga antes.

El relato más tangible “a estas alturas” es éste: Susana Díaz no puede esperar a convocar cuando está previsto -marzo de 2019- porque se arriesga a repetir el escenario postelectoral de 2015. Entonces, a falta de mayoría absoluta, Díaz se vio obligada a pactar su investidura con el resto de fuerzas -PP, Podemos, Ciudadanos e IU-, una negociación que se dilató 80 días sin gobierno, y que estuvo condicionada desde el principio por la proximidad de las elecciones municipales. Todos los partidos esperaron a que pasaran los comicios locales para medir fuerzas, para saber quién necesitaría a quién en qué capital y en qué municipio. Si las elecciones andaluzas fueran en marzo de 2019, el resultado estaría abocado al mismo escenario de bloqueo institucional, puesto que las municipales son dos meses después, en mayo. “Nos enfrentaríamos incluso a la posibilidad de una repetición de elecciones”, avisan desde el PSOE.

Los socialistas no contemplan ir más allá de febrero, aunque la preferencia más extendida es convocarlas a finales de noviembre. Díaz ya tiene el compromiso del presidente Pedro Sánchez de que éste no unirá las generales a las andaluzas, pero si la sevillana esperase hasta principios del año que viene para convocar sus comicios, se arriesgaría a una hipotética coincidencia con un adelanto electoral en Cataluña.

Las prisas de Cs

En los últimos días, el socio de investidura de Susana Díaz, Ciudadanos, parece estar pidiendo a gritos la convocatoria con las urnas. Incluso sus líderes nacionales, Albert Rivera e Inés Arrimadas, han integrado en su discurso la presión a Susana Díaz para que disuelva ya el Parlamento y convoque los comicios.

El pretexto de Ciudadanos es que el PSOE andaluz no ha cumplido con el compromiso suscrito en el acuerdo de investidura de eliminar los aforamientos de los parlamentarios, una de las medidas de regeneración democrática que acordaron al inicio de la legislatura. Si no se fulminan los aforamientos (la inmunidad que protege a sus señorías ante la acción judicial), Ciudadanos ni siquiera se sentará a negociar los Presupuestos andaluces de 2019, los últimos del mandato, ha advertido su portavoz, Juan Marín. Su aviso fue repetido ante las cámaras por Rivera, desde Madrid, y por Arrimadas, desde Barcelona.

La aparente radicalización del socio de Gobierno sirvió de pie a Susana Díaz para romper en 2015 su pacto con IU y adelantar las elecciones un año antes de lo previsto. Pero es difícil repetir ahora aquel relato apoyándose únicamente en la estrategia de presión de Ciudadanos, que ha elegido como palanca de ultimátum una medida poco social y muy técnica, que requiere la convocatoria de un referéndum, la modificación del Estatuto de Autonomía que, como ley orgánica, debe ser ratificada por el Congreso de los Diputados, y el consenso de tres quintas partes del Parlamento andaluz. Arrimadas, en su faceta de portavoz bis de Cs Andalucía, asegura que tendría “coste cero”, y los socialistas le han respondido que el presupuesto base para convocar un referéndum en Andalucía alcanza los 20 millones de euros (sin aclarar de dónde sale esta cifra).

En cualquier caso, PSOE y Cs no pueden sacar adelante esta medida solos. Tampoco hay tiempo material en los siete meses que restan de legislatura, si Díaz agotase el mandato hasta la fecha legal establecida (marzo de 2019). “Hablar de aforamientos es decir prácticamente que no va a haber Presupuestos de 2019. Al menos por su parte”, ha advertido Cornejo, tras reclamar “sensatez” a sus socios.

Los Presupuestos de 2019, ¿la clave?

El número dos de Susana Díaz reconoce que “todos los partidos están en clave electoral”, también los socialistas. La convocatoria de elecciones autonómicas es una prerrogativa exclusiva de la presidenta, pero desde la dirección del PSOE le aconsejan que convoque antes de que termine el año, y no después. “Estamos en el cuarto año de legislatura y en el último semestre. Hemos aprobado tres presupuestos consecutivos y podemos hacer un balance muy positivo”, dicen desde la ejecutiva socialista, reunida este lunes por la tarde para analizar el inicio del curso político.

Cornejo no ha revelado hoy la fecha de los comicios, pero ha aportado un dato relevante: los Presupuestos del año que viene, que deben empezar a diseñarse este mismo mes, “no van a marcar la agenda electoral”. El PSOE no parece tener ningún problema con prorrogar las cuentas actuales. “Son nuestros presupuestos, los que queríamos, y nos gustan”, dice el número dos de la ejecutiva regional. Aparentemente, la negativa de Ciudadanos a sentarse a negociar las cuentas no ha alterado a los socialistas un ápice (se diría que al contrario), y la oferta de Podemos para cubrir ese hueco en la negociación no se ha tomado muy en serio. “Podemos se ofrecer a darnos el apoyo presupuestario a pocos meses de unas elecciones, cuando nos lo han negado en los últimos tres años. Es difícil de creer”, advierte Cornejo.

La prórroga de los presupuestos no justifica el relato del adelanto electoral. La supuesta presión de los socios de Gobierno no justifica el relato. “No depende solo de mí. Lo vamos a ver cuando empiece el curso parlamentario. Estos nerviosismo de querer darnos órdenes desde Madrid y desde Barcelona... Veremos si hay voluntad de que sea tres meses antes o tres meses después”, admitió la propia Díaz en una entrevista del periodista Fernando Pérez Monguió en la Cadena Ser.

El problema de Cataluña, como epicentro del debate político nacional, tampoco apuntala el relato de un adelanto electoral en Andalucía. En 2015, Susana Díaz pilló desprevenidos a todos los partidos rivales cuando disolvió el Parlamento por sorpresa, pero ahora no cuenta con el factor sorpresa, porque hace meses que todo el debate político andaluz está monopolizado por el runrún de un adelanto electoral. El PSOE ya ni siquiera lo llama por este nombre, prefiere añadirle la coletilla de “adelanto técnico”, dando a entender que llamar a las urnas cuatro meses antes de lo previsto ni siquiera puede considerarse adelanto.

Las encuestas le son favorables al PSOE, pero tampoco consuman una victoria holgada sobre sus oponentes. Serán unas elecciones competitivas con muchos matices, donde la pugna entre PP y Cs por el puesto número dos puede determinar el futuro del Gobierno de Andalucía. Fuentes socialistas afirman que el endurecimiento del discurso de la derecha que surge de ese pulso entre Pablo Casado (nuevo líder del PP) y Albert Rivera contribuye a polarizar la escena política y reactiva el eje bipartidista. “Una derecha más dura puede hacer que muchos busquen en el PSOE un valor seguro, un espacio de confort, un voto útil frente a los experimentos con gaseosa”, dice un dirigente socialista, en referencia a la coalición electoral que han formado Podemos e IU.

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