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Andalucía comienza a perder fuelle tras haber liderado las cifras de enseñanza de la segunda lengua extranjera

Cartel de bienvenida en un colegio bilingüe.

Consuelo Durán

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Los efectos de la decisión del Gobierno de Juan Manuel Moreno de eliminar la segunda lengua extranjera de tercero y cuarto de Primaria en 2020 –después de haber reducido a la mitad en 2019 el tiempo dedicado a ello en quinto y sexto– comienzan a notarse en Andalucía, que empieza a ver debilitado el liderazgo que había logrado a nivel nacional en el dominio de dos idiomas aparte del materno. Y todavía falta por conocer los datos del último curso 2022-2023, a cuyos inicios la plataforma por la Cultura y Enseñanza de Lenguas Europeas (CELE) ya certificaba la muerte del plurilingüismo –recogido en el Estatuto de Autonomía– con las políticas del PP.

De este modo, Andalucía sigue a la cabeza en el estudio de una segunda lengua extranjera en Primaria y Bachillerato, pero se suma a la tendencia a la baja detectada en España en los últimos cinco años, después de registrarse un boom. Basta con ver que, en el conjunto del país, el alumnado de Primaria que estudiaba una segunda lengua extranjera hace una década (curso 2011-2012) era del 6,1%, y pasó a ser del 20% en el 2017-2018, es decir, uno de cada cuatro, para volver a reducirse a un 14,9% en el 2021-2022, los últimos datos que ha hecho públicos el Ministerio de Educación y Formación Profesional.

Mientras, la opción en la ESO durante ese periodo ha permanecido sin variaciones muy significativas, aunque ligeramente a la baja: en el curso 2021-2022, un 40,6%, o sea, 1,3 puntos menos que hace una década. Y en bachillerato, algo más a la baja todavía. Hoy son un 22,5% de los alumnos los que cursan una segunda lengua extranjera, casi dos puntos menos que hace 10 años.

Retroceso por encima de la media

Como se indicaba en la primera línea, viendo por comunidades autónomas y ciclos, se observa que la enseñanza de una segunda lengua extranjera en primaria sigue siendo muy destacada en algunas comunidades autónomas, especialmente en Andalucía (40,3%), seguida por Canarias (36,8%), Región de Murcia (30,7%) y Aragón (27,5%). Otras cuatro se sitúan entre el 10% y el 20%, estando el resto por debajo de esta cifra. De hecho muchas representan porcentajes poco o nada significativos.

Sin embargo, Andalucía viene experimentado un retroceso incluso por encima de la media. Si se mira hace cinco años, la enseñanza de una segunda lengua extranjera en Primaria suponía en Andalucía un 67,7% del alumnado, casi un 30% más. Es más, mientras que Andalucía no escapa de la tendencia a la baja del conjunto del país, los otros territorios destacados han subido en el último lustro el porcentaje, aunque sea mínimamente, siendo hace cinco años estas sus cifras: Canarias (36,3%), Región de Murcia (29,9%) y Aragón (26,4%).

En la ESO, donde en Andalucía la segunda lengua extranjera ha dejado de ser optativa para ser solo obligatoria en primero, también pierde posiciones la comunidad autónoma. Los primeros puestos los ocupan Canarias (77,4%) y Galicia (67,6%). Andalucía es la sexta, con algo más de la mitad de su alumnado estudiando una segunda lengua extranjera en esa etapa (52,2%), y retrocede posiciones porque en el curso 2017-2018 era tercera (59,3%). De hecho, ha caído más de siete puntos porcentuales y de manera más acelerada que las dos autonomías que siguen en el podio, Canarias (-1,5%) y Galicia (-2,3%), coincidiendo con ese cambio puesto en marcha por la Junta de Andalucía.

Notable también el descenso en Bachillerato. En el curso 2017-2018, Andalucía también estaba a la cabeza con un 67,1% estudiando segunda lengua extranjera, muy por delante de la segunda, Canarias, con un 22.3%. El último curso, Andalucía ha descendido hasta un 61,7%. Destaca que en esta etapa de la enseñanza están a la cola Cataluña y País Vasco, con poco más de un 5%.

“Coherencia pedagógica”

 Desde la Junta de Andalucía defienden su apuesta “por la internacionalización y el plurilingüismo impulsando programas como el José Saramago, con el portugués como segunda lengua extranjera”. De los 869 alumnos participantes en Primaria y ESO en 2017-2018, se ha pasado a 1.474 en 2022-2023 en 14 centros públicos. Como novedad para el curso 2023-2024, Andalucía va a ser pionera en la implantación como materia curricular de una asignatura optativa en Bachillerato para que el alumnado pueda preparar la prueba para alcanzar el nivel B2 de inglés, francés y alemán, a través de las escuelas oficiales de idiomas, según anuncian fuentes de la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional. También destacan los centros escolares del programa LabelFrancEducation (francés), que han pasado de 23 en 2019-2020 a 34 en el último.

Por otro lado, apuntan que se “ha dotado de coherencia pedagógica en la implementación de la segunda lengua extranjera pasando a ser obligatoria en quinto y sexto de Primaria y en primero de la ESO, es decir, dándole una continuidad durante tres cursos consecutivos”. Desde segundo a cuarto de la ESO “sigue siendo materia optativa para el alumnado, así como en el Bachillerato, por lo que es el alumnado el que ajusta en este sentido su currículum en función de sus intereses y motivaciones”.

Todos abocados a las academias privadas

El entonces Grupo Parlamentario Confederal Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común llegó a preguntar por ello en el Congreso de los Diputados antes de las elecciones generales, en concreto, si Gobierno de España pensaba “tomar medidas, en el marco de sus competencias, ante los planes de la Junta de Andalucía respecto a la progresiva eliminación de la enseñanza de segunda lengua extranjera” en esta comunidad autónoma. Era una pregunta firmada por los entonces diputados andaluces Ezequiel García, Pedro Antonio Honrubia y José Luis Bueno, a la que se respondió que “era una cuestión que entraba en las competencias de las comunidades autónomas”, como explica este último desde Cádiz.

Desde CELE critican que estas políticas de eliminación de la segunda lengua extranjera de lo público aboca a los alumnos a las academias privadas si quieren competir en igualdad con los que se forman en centros de enseñanza privada, con el plurilingüismo consagrado. “Estaremos dificultando su incorporación al mercado de trabajo en un futuro cercano y privándoles de oportunidades en el exterio”, apuntan desde esta plataforma, como por ejemplo las becas Erasmus, que se quedan sin cubrir “por carecer los alumnos del nivel B1 en otra lengua extranjera que se exige como requisito”.

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